Archive for the ‘Arquitectura’ Category

“Wonderfully eccentric”

martes, enero 13th, 2009

dance colours

Me pareció una buena descripción para el hotel donde pasaría mi cumpleaños número 30. Hice la reserva con los ojos cerrados sin saber más del lugar. Luego el TGV de Bruselas a París. Pero lo mejor vino al llegar al lugar y seguir pensando lo mismo: maravillosamente excéntrico. Expectativas cumplidas aún teniendo la vara alta. Un lugar en que nada parecía imposible. Múltiples puertas, que en el fondo eran pasajes secretos a lugares desconocidos: un hammam cargado de vapores etéreos, un patio elevado con árboles casi irreales en la penumbra, una escalera interminable que formaba un espacio escultórico que se perdía hacia los pisos superiores…

No alcancé a terminar de anotar mi fecha de nacimiento en el pesado libro, cuando llegó el encargado con pequeños jarros de café turco para celebrar. Esto sí que es una recepción, pensé, mientras tomaba conciencia de estar en un recinto lleno de flores secas colgando del cielo, y por un momento creí que era yo el que había entrado al revés, caminando por el cielo de este espacio poblado por plantas dispuestas en una verticalidad perfecta.

¿Que importancia tiene un viejo libro cargado de fechas de nacimientos, letras y números garrapateados, que en el fondo no le importan a nadie, mientras exista un café de bienvenida con mucha borra en la que predecir los inciertos momentos futuros…? ¿Necesitamos un funcionario-recepcionista o queremos sorprendernos con un medium que nos ayude a adentrarnos en esta nueva experiencia que para los más conservadores seguiremos llamando “Hotel de los Sentidos”?

Cierro los ojos y me encuentro rodeado de muros pintados como invitación a transportarme al desierto del Sáhara, y empiezo a sentir el calor irradiado por la arena, cuando, de pronto, una voz me trae de vuelta a mi habitación a dos cuadras del Sena: Bon anniversaire!!

Fernando Vogel, arquitecto del Colectivo Valparaíso

Rituales de entrada y salida

martes, enero 6th, 2009

Cada vez que llego a un lugar nuevo, la sorpresa es un elemento clave para mí. Al contrario, cuando me voy de un lugar en el cual he pasado momentos intensos -no necesariamente mucho tiempo- siempre siento la necesidad de despedirme de ese lugar. Generalmente busco un instante en solitario, ojalá en el rincón en el que mis sentidos estuvieron más a gusto o frente a la vista que me punzó el corazón, y hago un breve ritual de despedida. ¿Seré el único? ¿Qué hace el resto de los viajeros cuando se va de un lugar que les tocó el corazón y los sentidos? Sería interesante saberlo.

¿Debemos entonces continuar saliendo por el mismo lugar por donde entramos? ¿No es el acto de sorprenderse, digo llegar, algo totalmente distinto al acto de despedirse?

Pienso ahora en Valparaíso. Especialmente en las laderas de sus cerros. Pienso en lo distintas que son las experiencias al subirlas o bajarlas. El subir con la pendiente frente a los ojos y entre volúmenes construidos, pegados a izquierda y derecha. Un caminar ralentizado, contenido, cobijado, sin fugas, con la vista puesta en lo inmediato… Mientras que –al menos para mí- bajar los cerros en Valparaíso implica conectarme con el horizonte, con la mirada en el Pacífico-infinito o Infinito-pacífico… Implica predisponerme a volar.

Pienso que nuestro hotel de los sentidos no puede estar ajeno a algo tan propio de esta ciudad. Pienso en un hotel con dos rituales distintos, uno para llegar, otro para irse. Con recintos, circuitos y accesos distintos. O a lo mejor los recintos pueden ser los mismos, pero se recorren o se habitan de una manera distinta. Sus características pueden estar condicionadas por la ciudad: por la geografía, por las vistas, por esa distinta condición de subir o bajar, y por lo que implica en esencia el entrar o el salir, o el sorprenderse y el despedirse.

Entrar en Valparaíso implica venir cargado de imágenes, sonidos, aromas y también de percepciones táctiles -muchas de ellas a través de la suela de los zapatos- y llegar a un lugar donde se domestican o procesan esas sensaciones. La mayoría de ellas se esfuman, pero algunas persisten. Y por qué no pensarlo, esas que son persistentes incluso se potenciarían en el lugar de llegada, bajo la batuta de la arquitectura de los sentidos. El salir del hotel como un acto casi contrario al entrar… Pasar de un estar templado-controlado-protegido y salir expulsado hacia la ciudad, quedar expuesto a las mismas imágenes, sonidos, aromas y tactos que conocimos antes de entrar… ¿O serán otras sensaciones distintas?

De sólo pensarlo, ya quisiera que fueran distintas, nuevas e impredecibles.

¿Acaso no es eso Valparaíso? ¿Acaso no es esa integral de sorpresas a cada vuelta de esquina lo que nos fascina de esta ciudad?

Fernando Vogel, arquitecto del Colectivo Valparaíso

La nieve con sentido

sábado, enero 3rd, 2009

¿Seguimos reflexionando sobre los sentidos? El de la vista, por ejemplo, interesa cada día más a las estaciones de esquí. Sus gestores son conscientes de que a las masas no las arrastra ya el deporte invernal, pero sí las vacaciones invernales. En consecuencia, las estaciones de esquí se están transformando en parques temáticos de la nieve. En España la que primero lo ha entendido correctamente ha sido Formigal.

Gracias al consorcio Aramón, la estación de Formigal se ha beneficiado de privilegiadas inversiones públicas que la han convertido en los tres últimos años en la estación más moderna y ambiciosa de España. Es ya la mayor en extensión y, si algún día se acaba de unir con su vecina Astún, conformará el parque de nieve más extenso de la península Ibérica, por delante de los grandes complejos andorranos de Grandvalira y Vallnord.

Otras estaciones aragonesas y catalanas se mueren de la envidia y critican, cierto que en voz baja, los réditos políticos de una inversión pública tan gigantesca como la obrada en el valle de Tena. Pero no menos cierto es que todos la desearían para sí. Y, además, criticar las inversiones públicas no parecen estar muy de moda en estos tiempos que corren de crisis y aspaviento, donde hasta los más liberales se han reconvertido interesadamente en defensores ultras de la inversión pública con tal de que sus empresas no se vean arrastradas a la quiebra. «Cosas veredes, amigo Sancho», decía Don Quijote… Todos se apuntan ahora a las ayudas de papá Estado.

¿Pero la inversión en Formigal ha obrado por sí sola el milagro? Ni mucho menos. Hay que ser justos y reconocerlo: el gran acierto de Aramón en esta estación de la cabecera del río Gállego ha sido nombrar a un gerente con visión de futuro, capaz de extrer las lecciones oportunas de las emblemáticas estaciones norteamericanas, como la canadiense Whistler, y adaptarlas a los gustos locales con agudeza de esquiador y sabiduría de gestor. Toño Gericó, director de Formigal, se ha curtido antes en la hotelería gracias a su trabajo en la central de EcoHoteles y posteriormente como director del hotel Saliecho, en la misma estación formigalense. Es, pues, un hombre de la casa.

Áreas de esquí libre, zonas infantiles, half pipes para surferos, esquí-ratrack, cafeterías postineras, restaurantes de altitud, competiciones locales y otras de nivel internacional, como los Campeonatos del Mundo de Esquí Junior, disputados en 2008… Todas éstas han sido implementaciones surgidas de la cabeza de Gericó, a quien el valle de Tena entero le debe el llenazo de que goza en estas fiestas navideñas. No cabe un alfiler.

¿Y cuál es el siguiente reto de Formigal? La arquitectura. Toño Gericó iba a asistir a la última jornada de Arquitectura de los Sentidos que no pudo celebrarse el año pasado, pero asistirá a la siguiente. Me lo ha prometido. Allí analizaremos qué se puede hacer más en Formigal. O por qué no se ha hecho ya. Por qué la tradición del turismo invernal obliga a un modelo tirolés de chimenea encendida, aleros de madera labrada, frescos botánicos en las fachadas y todo el mundo se queda tan contento. ¿Por qué gusta tanto un paisaje de pesebre como el creado en el valle de Arán? Paisaje que no deja de ser como una peluca, un moño postizo…

En las estaciones de esquí que gestiona Intrawest, esta multinacional de la nieve irrumpió con una idea transformadora inspirada de algún modo en esta arquitectura de los sentidos que pregonamos en La Ruina Habitada. Sus analistas estudiaron el motivo por el cual las casas de la costa amalfitana dibujaran un horizonte tan colorista y personal. Así los pescadores arrumbaban directamente a sus casas, reconocibles en la distancia por el color de sus fachadas. ¿Y qué utilidad tiene esto en la nieve? Obviamente, cualquier esquiador que se precie es consciente de la dificultad que supone en la última bajada atinar con el hotel o edificio de apartamentos en el que reside. Todos nos hemos confundido más de una vez y hemos tenido que remontar, a nuestro pesar, la última pista. Pues bien, los de Intrawest han solucionado esta pequeña incomodidad pintando de colores reconocibles los edificios de sus estaciones. Un detalle más en favor del esquiador, que es quien paga su negocio.

¿Seguimos hablando de Arquitectura de los Sentidos? Formigal debe ahora sondear nuevos horizontes y suscribirse a la nueva generación de estaciones diseñadas por ordenador en las que se optimiza el transporte suspendido y se minimiza el impacto de tanta infraestructura de cables y pilonas a costa de volúmenes colosales en las bases de los telesillas. Debe apostar por la arquitectura con mayúsculas, como la que abre este artículo en una estación de los Alpes austriacos preocupada por el medio ambiente.

Así, la nieve cobrará otro sentido.

Fernando Gallardo

El Hotel de los Sentidos en el puerto profundo

jueves, diciembre 4th, 2008

Valparaíso nos convoca; esta vez fue el pretexto de encontrarnos para buscar el emplazamiento del Hotel de los Sentidos, o para esperar que el lugar nos encuentre a nosotros.Desde la inolvidable experiencia inaugural del Encuentro-Taller de la Arquitectura de los Sentidos, realizado en agosto pasado, numerosos acontecimientos se han suscitado en nuestro entorno. La motivación de proyectar esta instancia en el tiempo, estimulada por la presencia ya cercana de Fernando Gallardo, la publicación en el Foro de la Ruina de las propuestas de Bernat Jofré y de Paco Sánchez Rico, el Hotel de los Sentidos de Valparaíso es hoy un sueño que podría muy pronto tomar cuerpo.

Hemos conformado un equipo de avanzada del trabajo con los arquitectos porteños Carlos Seisdedos y Rodrigo Asencio, quienes junto a Mireya Danilo y a la arquitecta que escribe, nos dimos a la tarea que relato al inicio de este texto.

Esta búsqueda asumida como una exploración por el puerto profundo, nos invita a tomar elementos de la diversidad geográfica de Valparaíso, el plan y los cerros, considerar distintos tamaños y tipologías de uso que nos remiten a las diferentes atmósferas de estos espacios urbanos. Valparaíso es una multiplicidad de superposiciones permanentes y la invitación es a abrir la mirada desde la conexión con esta esencia vital que nos llena los ojos de texturas y luces, nos traspasa el cuerpo de olores y sonidos y la piel, de contacto material con los tiempos diversos que coexisten.

Fruto de un trabajo previo de prospección y sondeos entre los responsables de urbanismo de Valparaíso, vamos a poner sobre la mesa tres alternativas posibles de edificación -alguna en la categoría de verdadero hallazgo- que están en proceso de estudio preliminar, para ser presentadas en la reunión de nuestro llamado Colectivo Valparaíso el próximo 12 de diciembre, que programamos convocar en el territorio de nuestra inspiración.

La idea es precisar lugares de actuación y hacer alguna propuesta preliminar con antecedentes cualitativos, cuantitativos y sensoriales. Y, por tanto, invitar a los posibles inversores a que se acerquen a ver…

Tenemos por delante este gran desafío que a la vez es apuesta, y que puede definir un antes y un después en la hotelería de Valparaíso.

Isabel Soto Luque, arquitecta del Colectivo Valparaíso

Un sonido con sentido

lunes, noviembre 17th, 2008

Recién aterrizado desde Kioto, me uno a la pléyade de amigos que contribuyen a la viveza de ideas y debate de tendencias objeto de este Foro de la Ruina. Hay varios aspectos de lo vivido en mi viaje por Japón que iré desgranando en los próximos días, por aquello de no quedarme para mí lo que puede morar en todos. En adelante no espero alcanzar el cielo: vuelvo de él a través de este viaje a los sentidos que es siempre el país del Sol Naciente.

Aparta de mí este jet-lag, padre. Leo la última aportación hecha por Rafael Moreno en su comentario a la apología musical del pianista Glenn Gould, que fechas atrás realizó con mucha dulzura, nuestra pintora de cámara, Amaya Espinoza. Por cierto, ¿alguien ha entrado en su web? No estaría de más para saber de qué estamos hablando: www.amayaespinoza.com. Pues bien, como dice nuestro interlocutor de Bancotel, «un Hotel de los Sentidos debe empezar a escucharse incluso antes de que exista y una vez que sea una realidad. Microsoft, cada vez que crea un programa (XP, Vista…) crea una minimelodía de apertura que suena cada vez que se abre un ordenador en el planeta.»

El miércoles pasado visité nuevamente el castillo de Nijo, en el centro de Kioto. Espectaculares sus jardines, encendidos de rojo otoñal, y sus embalses que mecían a las flores de loto dormidas en su superficie. Recorrí con la vista la geometría perfecta de sus parterres secos, la linealidad de la arena a través del pulso sereno de quienes gobiernan sus rastrillos, evocación del orden interno y externo del universo. Visité el interior de sus dependencias por sentir de nuevo el valor de la penumbra, el jeroglífico vivificante de sus shogi (paneles reticulares en papel de arroz), la placidez inmarcesible de las pinturas que los artistas de la escula de Kano legaron a la posteridad por encargo el shogun de turno, el estatismo visual del exterior enmarcado por el interior en ese espacio indefinido de la arquitectura nipona que es el engawa… Pero regresé, más que nada, por escuchar el sonido de sus pavimentos de madera alrededor de los tatamis interiores. Un verdadero elogio a la música de la arquitectura.

Sí, mucho antes de que naciera Gould, los arquitectos del shogun interpretaron el piso no solamente como una base grata donde pisar, sino como un artilugio discreto y elegante para avisar a la corte de que alguien se aproximaba a los aposentos imperiales, a fin de tomar las medidas convenientes. Ya fuera el enemigo o el paso de una joven doncella, nadie quedaba así exculpado de su sordera al detectar la presencia de algo ajeno al dueño del lugar. El sistema acústico se conocía por el nombre de pavimento de ruiseñor, pues al pisar los diferentes tablones que armaban el suelo producía un soñido alegre y refinado que recordaba el canto de los ruiseñores, tanto de día como de noche.

Qué avanzados nos creemos en esto de la Arquitectura de los Sentidos, cuando hace milenios que el hombre -algunos hombres- ha sentido la arquitectura como un bello poema musical con trascendencia, arte y utilidad.

Otra arquitecta de nuestro Foro, la portuguesa Sara Silva Natária, estuvo hace un tiempo gestionando la Casa da Música, en Oporto. Allí, según me dijo, se ha experimentado igualmente con pavimentos musicales para devolver a la naturaleza lo que ella misma engendra: el sonido. Nosotros, los seres humanos, le ponemos la música.

Natural y humanamente, el Hotel de los Sentidos que estamos diseñando sonará a música en sus suelos, en sus paredes, en sus techos y aún en esa zona insondable todavía de su arquitectura que nos provocará otro elogio de sus luces y sombras.

Fernando Gallardo

Se reúne el colectivo de Valparaíso

viernes, octubre 10th, 2008

Anoche me reuní en el restaurante Jofré, de Santiago, con los partícipes del Taller de los Sentidos que se creó en agosto pasado en Valparaíso. Hubo buen ambiente y ganas entre los que asistieron de continuar con las reuniones periódicas, quizá por la confianza que otorga el perseguir un proyecto y entretenerse con el desarrollo de una idea. Patricia Ojeda hizo una reflexión sobre el ensimismamiento que provoca explorar los sentidos e inyectarlos en la mente hasta que ésta desaparezca, o tener la percepción de que ésta se diluye en el espacio. En ese instante, a través de los sentidos, uno mismo se adentra misteriosamente en la profundidad del ser. Todo lo que existe es en uno, y nada en el exterior lo altera. En el despojo de lo circunstancial sobrevive, triunfante, lo esencial.

Otra aportación interesante fue la que hizo Rodrigo Asencio, que ha prometido volcar en el Foro los datos que posee sobre la situación inmobiliaria y hotelera en Valparaíso. En esencia, que apenas se contabilizan 500 camas en toda la ciudad y que a veces coinciden en el mismo día unos 7.000 congresistas. El puerto atrae por ser base de cruceros turísticos por todo el litoral Pacífico y la ciudad por su marcado carácter patrimonial. Por supuesto, además de la falta de camas existe una notoria carencia de servicios que, en el sector hotelero, afecta desde la restauración hasta el lavado y planchado de la lencería.

Mireya Danilo e Isabel Soto han entrado ya en contacto con arquitectos de Buenos Aires a fin de programar para el año que viene un nuevo encuentro internacional sobre la Arquitectura de los Sentidos. Hemos de dar aún mucho juego en toda América Latina. El idioma común facilita las cosas, pero no sólo es eso. El subcontinente americano está saliendo bastante indemne de esta crisis financiera mundial. Evidentemente, el fuerte de estos países no son los capitales, sino los bienes tangibles. Y quiero recordar que el panorama actual es crítico con el capital financiero, no con el productivo… por ahora. Lidiamos hoy ante un problema de nuevo cuño: la crisis de los ricos. La crisis de los que tienen hipotecado su patrimonio. Por eso confiamos todos en el Cono Sur (habrá que santiguarse…).

Volviendo al tema de la reunión, y enlazando con los objetivos perfilados en la cita anterior, se acordó por parte de los asistentes actuar con los tiempos posibles del colectivo para construir un camino más seguro y real y generar grupos de intereses que vayan develando y decantando los espacios de participación y desarrollo posibles. Por ahora, en lo conceptual-teórico, en lo vivencial-experiencial y en otras posibles vías.

Respecto a lo primero, se trata de profundizar en aproximaciones teóricas y conceptuales relativas a la Arquitectura de los Sentidos. Romina Rojo aportó en la reunión de septiembre los contenidos en power point de un arquitecto colombiano que ha desarrollado el tema de los sentidos. En este contexto se intentará trabajar por ahora con el grupo reducido actual, aunque estén previstos en el futuro el montaje de algunos grupos de discusión con apertura a otras disciplinas y quehaceres ligados que estén en búsquedas similares, ampliando y enriqueciendo el espectro.

Respecto a lo segundo, lo vivencial-experiencial, se planteó la posibilidad de un camino vivencial de generación de experiencias, poniéndose como ejemplo por parte de Felipe Salgado una actividad con tinas calientes (bañeras, onsen…) en la nieve.

Las reuniones de este colectivo han sido programadas a partir de ahora para que se celebren todos los segundos miércoles de cada mes. Seguiremos la evolución de los debates y trabajos desde el lugar en que nos encontremos en cada momento.

Fernando Gallardo

Arquitectura contra esnobismo

jueves, octubre 9th, 2008

Hotel Room Mate Óscar, Madrid

Asistí estos días pasados a una mesa redonda convocada con motivo de la Semana de la Arquitectura de Madrid. Por la mañana se había organizado una ruta enmarcada entre las actividades de la Semana de la Arquitectura que organiza la Fundación Arquitectura COAM y dirige el Centro Español de Nuevas Profesiones (CENP). El paseo consistió en descubrir los trucos y secretos de los expertos que han convertido algunos hoteles como el Puerta de América, el Óscar, el Quo Godoy, el Alcalá Torre y el Capitol en algo más que simples edificios. Aun a costa de colocar una piscina imposible en una azotea, por ejemplo.

Fue el caso del hotel Room Mate Óscar, en la plaza de Vázquez de Mella. Al propietario, Quique Sarasola, se le antojó una terraza y piscina con vistas a los tejados de Madrid. Pero el inmueble, con su estructura de hace 40 años para albergar las oficinas de un banco, tenía sus límites. El arquitecto Guillermo García Hoz fue el encargado de convertir aquel sueño en realidad. «Inicialmente mi propuesta fue poner aquí un jacuzzi, pero el Room Mate tenía claro que prefería una piscina y le daba igual lo que fuera necesario para conseguirlo. Era un riesgo, porque cada metro cúbico de agua pesa una tonelada sobre una estructura de muchos años. Así que tuvimos que reforzar todo, las nueve plantas que hay por debajo, y buscar una piscina lo suficientemente pequeña. No creo que nadie venga aquí a nadar, pero sí da cierto juego», describe el arquitecto al pie del agua cristalina.

El coloquio, bajo el nombre Diálogos contemporáneos, giró en torno a la arquitectura y diseño en los hoteles. A él asistieron: Antonio Frutos, director de obras e inmuebles de High Tech; Virginia Campos y Pilar Morejón, del estudio QBO y relacionadas con los hoteles Quo; el director de comunicación de Room Mate; y Guillermo García Hoz, arquitecto del Room Mate Óscar.

La verdad es que la charla fue bastante superficial y centrada demasiado en clichés, pero algo de enjundia aportó el arquitecto García Hoz. Mientras el director de comunicación de Room Mate se afanaba en publicitar que “cada hotel es como el amigo que todos tenemos, que vive en el centro, y como a nuestros amigos le gusta el diseño y le gusta vivir cerca de las coctelerías, pues eso…” , García Hoz deslizaba la queja del papel subsidiario del arquitecto frente al concepto y la fantasía del decorador (en su caso, las tensiones con Tomás Alía quedaron de manifiesto). Ante una audiencia llena de estudiantes de diseño, señaló los peligros del exceso de diseño, de esa tendencia a rellenar todo hotel boutique con marcas reconocibles, el peligro del exceso de información. Comentó que hemos consentido una especie de monstruosa descendencia de los hoteles de Schrager+Starck, a veces hoteles un tanto cursis y propagadores de la modernidad. Estaba claro que, aunque le gustan, a García Hoz le cansa su esnobismo.

Debido también al carácter perecedero del diseño y la necesidad de reciclarlo, se establece una carrera frenética por ser el más moderno. ¿Qué es ser moderno? El arquitecto copropietario de la cadena High Tech, Antonio Frutos, prefería ser actual a moderno. La noche de hotel se incorpora al viaje como una experiencia cultural más y esas expectativas generadas provocan deslizarse hacia la banalización.

Porque no todo el mundo está satisfecho con las vanguardias. Un grupo de estudiantes de diseño de interiores se atreve incluso a matizar el trabajo del maestro Alía. «¡A quién se le ocurre poner un lavabo de cuero! Quedará muy bonito, pero poco práctico. ¡En una habitación hemos visto manchas de maquillaje y de quemaduras de cigarrillo!», exclaman.

Todos coincidieron en la necesidad de mejorar la comunicación entre arquitectos e interioristas, pero García Hoz fue más allá al denunciar que el arquitecto es una figura que se limita a acondicionar los contenedores, a suministrarles electricidad, a conseguir que todo funcione. Su discurso iba encaminado a demostrar que el hotel puede tener la responsabilidad de revitalizar el entorno urbano y que, muchas veces, no hay que quedarse en la mera rehabilitación, sino avanzar hacia la recreación. En definitiva, se trata de la responsabilidad de hacer una ciudad mejor.

En realidad esto fue lo más interesante. También se habló sobre la oportunidad que ofrecen las rehabilitaciones frente a las obras de nueva planta, porque la capacidad de sorpresa de los hoteles –por encima de la de otros edificios- a veces está directamente relacionada con la adaptación al nuevo uso, ya que se fundamenta en situaciones que escapan a lo rutinario. Aquí intervino la cuestión de si cualquier edificio permite integrar un hotel.

Por último, Antonio Frutos apuntó la dificultad que aporta Madrid a la hora de desarrollar la hotelería boutique. Las autoridades tienen menos cintura y menos predisposición (tienen pánico a las terrazas) y la sociedad vive a un ritmo que tampoco facilita el uso público y compartido de sus espacios.

Miguel Ángel Palomo, redactor Notodohoteles.com

Arquitectura para el arte

sábado, septiembre 27th, 2008

El viernes pasado almorcé en la galería de arte más cool de Santiago de Chile. Patricia Ready, su propietaria, ama la pintura y el conjunto de las artes plásticas que expone en su deslumbrante espacio de la avenida Vitacura. Y ha sido precisamente esa devoción sin cortapisa por la expresión sensual la que le ha aconsejado confiar el nuevo edificio a unos arquitectos jóvenes (Luis Izquierdo, Antonia Lehmann, Mauricio Léniz y Mirene Elton) que se han embarcado en un proyecto ilusionante, rupturista, innovador, elegante y decididamente social.

Porque la galería Patricia Ready regala al paseante un escenario arquitectónico único entre las reconocidas galerías de este mundo, todo en una plancha de hormigón en tres planos y abierta a la calle  (más…)