Archive for julio, 2009

Desratización 2.0

viernes, julio 31st, 2009

Fotografias_etarras_relacionados_ultima_ofensiva ETA ha vuelto a demostrar en Mallorca la delgada línea evolutiva que hay entre el ser humano y la sabandija. El atentado que acabó con la vida de dos guardias civiles nos devuelve a la realidad cotidiana de hace algunos veranos, cuando infligir daño en la industria turística era un objetivo estratégico de este grupúsculo vasco con ínfulas patrióticas y cultura de petroglifo. Desmemoriadas, como toda causa nacionalista en el mundo globalizado de hoy, las alimañas de la foto no parecen haber considerado la inutilidad de su acción explosiva, que se viene repitiendo desde hace casi cuatro décadas sin mejor resultado que el de su propia extinción. El buenismo político, insufrible durante estos años, ha concluido con las recientes declaraciones del presidente Zapatero: “los terroristas que hoy están en prisión marcan el camino de lo que les va a ocurrir a los que han asesinado: serán detenidos, condenados y pasarán su vida en la cárcel”. Algunos de ellos, ya lo iremos viendo, harán gala de su patriótica honorabilidad y procederán a lo samurai… Son una especie en peligro de extinción.

El sector turístico balear, mientras tanto, se afana en diluir los estragos causados por el crimen en el subconsciente colectivo de los centroeuropeos y salvar todo lo que se pueda una temporada de por sí nefasta, como si en la isla no hubiera pasado nada. Pero, ¡vaya si ha pasado, y muy gordo! Más que silbar mirando hacia otro lado, los hoteleros mallorquines deberían recordar sin la ayuda del fósforo las conclusiones de Jávea: cooperación, cooperación, cooperación… O lo que es igual, enfrentarse a la verdad hombro a hombro y decirles a todos que es posible la vida aunque un peldaño más abajo se abran hueco las sabandijas.

Estamos cada día más preparados para utilizar las redes sociales en el márketing de nuestros negocios, comunicando voluntades y exigencias entre el hotelero y su huésped, atesorando conocimiento y aportando valor a la rueda de la vida. ¿Por qué no cooperar también a través de Facebook o Twitter con las Fuerzas de Seguridad en impedir que estos gusarapos de ETA se escurran por las alcantarillas? Alguien habrá que dé con la pista. O, simplemente, atestigüe que andamos tras ellos. En el mundo 2.0 no debe haber resquicio para su ocultación, por mucho que algunos pretendan la privacidad del mundo analógico.

Hace unos días, la cadena NBC estrenó en Estados Unidos una serie de televisión que amalgama todos los ingredientes del periodismo de investigación y el reality show. The Wanted, cuyo trailer puede verse en YouTube, es un docurreality cuyo interés consiste en encontrar, seguir y exponer públicamente a sospechosos de terrorismo como el fundador de Ansar Al Islam, Najmuddin Faraj Ahmad, protagonista del primer capítulo, en su residencia supuesta de las afueras de Oslo. El siguiente capítulo estará dedicado al sirio Mamoun Darkazanli, uno de los inspiradores de los atentados en el metro de Madrid. Imaginemos por un instante que la aplicación 2.0 de este programa sea el generar a través de Internet un movimiento de inteligencia colectiva en pos de la busca y captura de estos angelitos. Si decimos que el conocimiento en la red multiplica su velocidad y amplifica la memoria de todos, qué ejemplar sería el uso colectivo de esta tecnología de desratización para la proyección internacional del turismo en Mallorca.

Naturalmente que esta serie televisiva tendrá pronto sus detractores. Los periodistas en misión serían acusados de espías. El programa en sí mismo incitaría a la estupidez del espectador, e incluso bordearía los límites de la ética profesional. Los tres rambos protagonistas –un ex boina verde, un ex marine y un periodista de televisión– rayarían el filo de la ley, como el propio Rambo. Y qué decir de su conductor, el ex fiscal en jefe del Tribunal Penal Internacional para Sierra Leona, o sea, la Mercedes Milá de turno. Sin abundar en otros interrogantes  sempiternos como el de la ética de la delación.

Pues qué le voy a hacer. Miro la foto que encabeza este artículo y… lo siento mucho, pero prefiero el glamour de las portadas del Hola.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Que los sueños no devengan en pesadillas

miércoles, julio 29th, 2009

Escribir algo es un acto de sincerarse, dicen. De autoafirmarse. De decir en definitiva «pienso esto y soy así». Hace muy pocos días, el Consejo de Ministros monográfico sobre Turismo celebrado en Mallorca aprobó una serie de generosas ayudas para fomentar nuestro un tanto decaído sector. Quizás muchos de los que leen este Foro se animaron a llamar a un arquitecto, hacer un par de números y emprender lo que llamo la Senda de los Sentidos. Quizás. 

De entrada, bien pensado: posicionarse ante la crisis es una actitud inteligente. Ser diferente, luchar por nuevos mercados y atraer otro público. Esa es la (buena) teoría. La que vale, la que hemos oído muchas veces. No ser como los otros puede ser la solución.

Pero que las ganas de agradar no sean las tumbas de vuestros establecimientos. Debemos hacer entender a arquitectos y constructores que si bien tenemos empresas hoteleras, la mayoría son pequeñas y familiares. A la par que no somos ricos y no nos podemos permitir según qué aventuras. Sentidos, sí, pero con cabeza. Con presupuestos firmados y con una rentabilidad preasignada a las mejoras que introducimos a nuestro establecimiento. A veces, los dibujos salen caros… Fiarlo todo al ICO -esto es, al banco- puede traer más de un problema: debemos saber parar, saber decir «hasta ahí podemos». Pues el podemos llega normalmente hasta donde empieza nuestra financiación propia.

Por tanto, lo primero que deberíamos examinar es si realmente podemos o dejamos los riesgos para otros. ¿Perogullo? Experiencia, que no es lo mismo. Ser diferentes, sí. Ofrecer algo no único pero sí diverso, también. Y que los sueños no devengan en pesadillas.

Bernat Pere Joan Jofre i Bonet, hotel Son Esteve

Un hotel falso para un desierto verdadero

viernes, julio 24th, 2009

Ayer asistí a una puesta de sol espectacular en el desierto de Atacama. Mediadas las cinco de la tarde, ascendí a la Gran Duna con la emoción incontenida de estar contemplando un verdadero crepúsculo de sed sobre los pináculos que configuran el Valle de la Luna. Un ilusorio rayo verde transformó la cordillera andina en una llamarada infernal, mientras el salar de Atacama se teñía de malva y el volcán Licancabur (5.800 m) proyectaba su espectro cónico sobre el oasis perezoso de San Pedro de Atacama. Duró un mínimo instante, un fogonazo, un resplandor de sal. Viento, fuego, polvo… y bullicio humano.

La noche anterior habíamos conversado David Barrera y yo acerca de esta maldición: ya no quedan paraísos para la exploración personal. El propietario del hotel Terrantai, en San Pedro de Atacama, es defensor acérrimo del territorio, del concepto de auténtico, de los valores naturales, del indigenismo local. Y le duele que su país lo desvirtúe el turismo, pese a que él mismo hace industria de él con su emprendimiento hotelero, diseñado por el arquitecto Matías Klotz. Entre platos de arroz arvejado y lomo a lo pobre, sazonados con sal del lugar y vino carmenere Casillero del Diablo, discutimos acerca de la ética de lo auténtico y sus consecuencias en el desarrollo turístico actual. La puesta de sol en el Valle de la Luna fue auténtica. La percepción del color, el viento, la sal y la quemazón vespertina fue auténtica. El interés de los asistentes al espectáculo, más de un millar de almas, fue auténtico. ¿Y qué si la autenticidad del momento nos brindó a todos una fotografía auténtica, pero no una elevación artificial de nuestra propia espiritualidad?

Se lo advertí a mi interlocutor la noche anterior. La amenaza contra el territorio no es el cambio climático, ni la globalización, ni el desarrollo turístico, ni siquiera la ética de lo auténtico o la inmoralidad de lo artificial. La verdadera amenaza es la explosión demográfica de nuestro planeta. Somos tantos que cualquier acto humano se convierte en un riesgo para los futuros habitantes de nuestro mundo. Cada exhalación constituye un foco de contaminación. Cada idea, un propósito artificial. Cada actuación, una maldad para lo natural en nuestro entorno.

Y, claro, con tanta gente, ¿cómo podemos dar valor de auténtico a una puesta de sol en Atacama? Porque, más allá del valor físico de la rotación terrestre, lo que de verdad tiene valor en un espectáculo crepuscular es nuestra propia capacidad de ensalmo, de elevación espiritual. Es la poesía de la tierra lo que nos conmueve. Es la belleza de la tierra lo que nos invita a subir la última duna. Es la soledad del hombre lo que le otorga su dimensión trascendental. Es la emoción del paisaje, la pasión de los sentidos, la locura de la razón…

Construyamos un millón de falsos Altamiras para que Atacama pueda seguir habitándose en soledad.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Gastón y compañía hacen país a grito pelado

miércoles, julio 22nd, 2009

En la plaza pública de Facebook hoy es día de mercado. Visito los puestos callejeros de Son Esteve, de Holos, de El Secanet, de la Casa do Batán, de Casa Doñano, de Mi Casa en Lisboa, del Mas de Canicattí, del Pazo Cibrán, del Balneario de Solares, de la Rectoral de  Castillón, de la Quintana del Caleyo, del Westin Palace, de Guadalmina Golf & Spa Resort  y también del Echaurren, claro. Poco grito_oidomás bajo ese techo. Habrá algunos otros más allá, pero ya sabemos que fuera hace frío.

Quizá es que todo el pescado esté vendido, pero mientras nadie cierre el puesto suponemos que hay clientela para esto y mayores apaños todavía. Es que vamos muy lentos en este callejeo, y no deberíamos sorprendemos si al pinchar el pez globo no quede sobre los bancales más que agua y espinas. A cuántos de nosotros nos gustaría recibir la visita en Facebook Street de tantísimos hoteles que jugarían en este monopoly digital un próvido rol de cooperación interhotelera o incluso de relación social con su clientela.

A diario lo vociferan algunos, según estilo de aquellos marchés a la crié que antaño proliferaban en todo el África negra. La voz llega ahora de América:

  • ¡Causa limeña!
  • ¡Poroto arequipeño!
  • ¡Cabrito trujillano!
  • ¡Arroz con pato chiclayano!
  • ¡Chabelo piurano!
  • ¡Huancaina de huancayo!
  • ¡Juane moyobambino!
  • ¡Salchicha huachana!
  • ¡Conchas negras tumbesinas!
  • ¡Picante tacneño!

¿Qué nos dicen estos raros vocablos? Que hay un Gastón Acurio y una generación nueva de cocineros peruanos entregados a la noble tarea de divulgar a grito pelado en los Facebook docks el principal baluarte turístico del Perú. Si los nuestros –la Armada Invencible de la cocina española- hicieran lo mismo a diario en la plaza pública y los próceres perezosos del Bravo Spain se pusieran a inventar, ¿cabe imaginar el oleaje turístico que sacudiría el país de las tapas?

Vayan desfilando una a una las otras causas, que también existen en el territorio Facebook. ¿O nos resignamos a comer sardinas, a las que cada cual arrima únicamente su ascua?

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Viaje por lugares que llevan a un no-lugar

domingo, julio 19th, 2009

consolacion

A un tris de subirme al avión, el viaje que acabo de realizar por la costa mediterránea merece una seria reflexión. El turismo español está tocado y mucho, digan lo que digan los demás. Solo los viejos del lugar, de los múltiples lugares que he visitado, recuerdan un vacío tan grande en pleno mes de julio. No todos los operadores turísticos han funcionado por igual (de mal), pero a todos les ha afectado el bajón de la clientela centroeuropea, tocada como la española por la crisis financiera mundial.

Mi periplo se inició en Málaga con un lleno casi total en los hoteles de la ciudad, si se quiere previsible dado el retraso que ha sufrido la cuna de Picasso en explotar como destino turístico, absorbida por el sifón veraniego de la Costa del Sol. A veces conviene llegar tarde a los sitios que interesan: los discursos se han terminado y la mesa congresual rebosa de suculencias. Incipiente, es verdad, pero my pocas ciudades españolas cuentan con hoteles tan interesantes para ir de nómada global como el Molina Lario, el Barceló Málaga o el Room Mate Lola. El primero ha entendido lo que significa estar abierto a la ciudad, dar uso y disfrute a la quinta fachada, con vistas soberbias sobre la manquita. El segundo es una provocación para el sentido de la vista, un flechazo lúdico y rutilante, donde la clientela adulta se aniña a mayor honra. Una noche allí te hace regresar a la infancia, como nos llevó el perrito de Mariscal durante las Olimpiadas de Barcelona.

Luego sucedió lo inevitable. El golferío inmobiliario y su respuesta –la famosa Operación Malaya– han acabado definitivamente con Marbella. De pequeño, yo no tenía una granja en África, pero sí una casita en el Puerto Banús, cuando todavía era Andalucía la Nueva. Desde entonces jamás he visto la Costa del Sol menos soleada de turismo y con tanta plañidera de hotel como este mes de julio. Apenas un 15% ha sido la ocupación en algunos hoteles, quizá debido al vacío producido por el cierre del lujoso hotel Villa Padierna Thermas de Carratraca, que había abierto recientemente, así como el bajonazo sufrido por el turismo de interior en toda la provincia. Qué decir de los precios, de capa caída allí durante los últimos meses. En Notodohoteles.com veníamos acusando el nerviosismo de algunos clásicos, como el Marbella Club, por reforzar a tontas y a locas su departamento de Márketing y Comunicación. Será por la falta de paparazzis con la que distraerse este verano…

Almería no mejora esta visión, aunque las playas se vean atiborradas los domingos y fiestas de guardar… la ropa. Aguadulce, como siempre, nos deja un sabor amargo. El derecho democrático al veraneo no impide que se me aparezcan en la retina imágenes prensadas entre la España cañí de la fotógrafa Cristina García Rodero y el almario doliente de Auschwitz.

Me cité en Los Gallardos con nuestro amigo forista Esteban Cazorla y su esposa, Ani, quienes me acompañaron en la visita de su proyecto de hotel Embrujo. En fotos, la arquitectura prometía. In situ vimos que un buen proyecto arquitectónico se inicia en la correcta interpretación de los espacios, y Embrujo adolece de ciertos desajustes espaciales que espero sean corregidos por el matrimonio propietario en cuanto le sea posible y lo permita la absurda normativa urbanística andaluza. Sí, esa legislación aberrante que ha consentido la edificación de un bodrio hotelero en la playa del Algarrobico, en el parque natural del cabo de Gata. Esperemos que al sucesor de Chaves en la Junta de Andalucía le ilumine la Macarena en promulgar una ley menos igualitaria, que el ars mutandi no está reñido con la arquitectura popular, ni el estro creativo con la justicia social.

En la Costa Blanca, más de lo mismo. Crisis, crisis, crisis… Los hoteles vacíos, salvo ejemplos muy dignos de quienes luchan hasta la última hora de la madrugada por captar clientes de donde no hay, como es el caso de nuestra forista Elia Abert en Altea. La Serena madura con los años, como su propietaria o como los syrah de Enrique Mendoza. Me marché de allí en pleno arranque de soleares, antes de un concierto de guitarra que se planea repetir a lo largo del verano. Qué artístico consuelo para los paquebotes hoteleros Altea Hills y Villa Gadea, estos días prácticamente vacíos.

Solitario también, por ser nuevo y de interior, el hotelito que Juanjo Gimeno ha dedicado a su mujer, el Capricho de la Portuguesa. Está en Beniali, un poco a trasmano de todo, lo cual constituye un aliciente en la superpoblada provincia de Alicante. Incluiremos inmediatamente tal descubrimiento en todas nuestras guías y publicaciones. Lo merece, y mucho. Una mañana de baños termales, para mí solito, me alumbró un concepto hotelero que experimentaremos pronto en el seno del clúster de innovación a punto de constituirse. Ojalá tenga cabida la idea en el panorama hotelero español, como tendrá cabida a futuro la propuesta del SHA Wellness Clinic, en los altos del Abir. Me entretuve un rato con sus dueños, la familia Bataller, a quienes he recomendado un cambio de timón en la definición del producto, encastrado en el mundo clínico, para abrazar a una clientela más inclinada hacia el turismo de salud, que busca terapias sin abandonar la perspectiva sensorial del turismo.

De la costa al interior en pos del hotel de los sentidos. Con la mirada en Les Cols y superada la impresión inicial del Aire de Bardenas, nace en el Maestrazgo turolense el destino hotelero más excitante de los últimos tiempos. Consolación, que así se denomina, aparece –o, mejor, desaparece– en una paisaje de cárcavas y bosques como un núcleo de cajas orientadas al verde y casi voladas sobre el abismo, sin la más mínima decoración interior. Las camas miran al paisaje desde el suelo, encastradas entre colchonetas oscuras. Un hoyo en el suelo denota la existencia de una bañera. En los cuartos de baño reina una oscuridad vidriosa, salvo el tafilete que dibujan los muros: visón en cinemascope del bosque a su alrededor. Y en su retaguardia aparece –ésta sí– la vieja ermita de la Consolación, debidamente remozada, donde el hotel ofrece sus espacios comunes. Me pasé el día entero en la cocina, bien entretenido en pláticas con sus responsables, la milanesa Alexia y el barcelonés Santi, hermano de uno de los propietarios. ¿Y qué hacía yo en la cocina aparte de eso? Pues reflexionar sobre el no-lugar… Es el único hotel de España, junto a Les Cols, que te recibe y te sacude el polvo del camino en una no-recepción.

Para qué contar más. Me voy, que si no voy a perder el avión.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Sabors a tapa

sábado, julio 11th, 2009

Restaurante-Sabors Anoche pensé en Francis Paniego. Anteayer también pensé en Francis Paniego. ¿Qué tiene este reconocido chef para que piense tanto en él? Pues aparte de sus excepcionales dotes culinarias y de pertenecer al star system de la cocina española, el riojano se ha venido distinguiendo en el sombrío panorama de crisis turística por sus animosas propuestas de innovación. No en vano, es miembro destacado de nuestro Foro y se ha suscrito de los primeros en el clúster de innovación hotelera que está a punto de nacer.

¿Qué cabe inventar hoy de más en la cocina española?, se preguntaba recientemente Paniego en su perfil de Facebook para suscitar, a continuación, un interesante debate sobre la virtud gastronómica y nacional de la tapa española. Porque una cosa está clara y la venimos proclamando últimamente desde esta tribuna: frente al desgastado binomio sol-playa, la estrategia de promoción turística en España debería centrarse preferentemente en los atractivos de la cocina, si es que queremos modernizar la imagen-país de la tercera potencia mundial en turismo.

Y qué mejor reforzamiento publicitario que la reinvención de la tapa por los grandes maestros de la cocina actual. Es lo que nos proponía meses atrás Paniego en su Facebook. Y por eso me acordé tanto anoche de él cuando caí en un pueblecito incógnito de la montaña de Alicante –Benialí, incrustado en un contrafuerte de la Vall de Gallinera– y descubrí un restaurante genuino denominado Sabors. Allí, Germán y Toni rompen moldes, se amistan y dislocan, te vacilan un rato, otro te atienden, como es menester, y siempre, siempre, te dan de comer lo que ellos quieren. Ya son mis ídolos. He deseado toda mi vida un restaurante así, harto de que me pregunten mañana, tarde y noche… ¿al señor qué le apetece? Respondo siempre lo mismo: lo mejor, qué le voy a hacer, me apetece lo mejor. No se me ocurriría entrar en una galería de arte, admirar un Manolo Valdés y que su marchante me preguntara: “oiga usted, ¿cómo prefiere la menina, con faralaes o volutas de Dama de Elche?”

En Sabors me he ahorrado el discurso proartístico. Aquí no preguntan nada, ni falta que hace. Aquí van agasajándote con platos que son en realidad tapas, nuestros pinchos de toda la vida, pero reinterpretados en clave morisca, que para eso los musulmanes ocuparon durante ocho siglos el valle. Paniego, toma nota: tapita de pollo en adobo. Sí, sí, como el cazón, pero en versión pollastre. Albóndiguillas de sabor moruno, media ración nada más. Bastela de camarón, que ésta no es tierra de corderos. Bombón de fuá, una menudencia dulce en contraste con el sabor salado del boquerón relleno. Relleno de gambeta de río, y nada más.

Esta retahíla no pertenece al menú de libre elección. Así y no asá son las tapas que Germán y Toni te van sacando conforme la luna traza su arco veraniego en la terraza del Sabors, en Benialí. Otra modalidad de cocina de altura, sin las alharacas ni los ditirambos del Santi Santa de turno. Si acaso, la herencia de un genio como Adrià, en cuyo comedor de Cala Montjoi no se pide qué comer. Simplemente se acepta lo que dan o, si no, haces zapping gastronómico, que la Costa Brava anda ya sobrada de lugares donde satisfacer todos los antojos.

¿Queremos reinventar la tapa? Empiece cada cual por hacer lo mejor que sabe hacer y renuncie a abrir un restaurante alimentario. He visto que las gasolineras ya cumplen muy bien con esta función. Pero si lo que buscamos es mesa y mantel entonces sentémonos a celebrar una fiesta para el paladar. Apáguense las luces, que empieza la función. En Sabors, el tique cuesta solo 30 euros. Teléfono 966406646.

¡Cámara…! ¡Acción!

Fernando Gallardo

Cómo llegar a este lugar

viernes, julio 10th, 2009

velero1

Unos días de desconexión total no vienen mal. Y si a este noble empeño ayuda Telefonica con su deficiente cobertura en algunas zonas del agro español, mejor que mejor. Es lo que buscan muchos ejecutivos estresados: un break en su cuenta de resultados personal. O tal vez no.

Esta semana discutíamos acerca de ello en Marbella el director del hotel Guadalmina, Rafael Albuixech, su directora comercial, Laura de Arce, y este servidor. El fantasma de la crisis se sentó al otro lado de la mesa, y no faltaron las ristras de ajos emocionales que evitara su presencia en aquel lugar. Pero no, el hotel está tocado por la influenza turística, aunque menos que los demás hoteles vacacionales de la Costa del Sol. ¿La razón? Obviamente, su emplazamiento en primera línea de playa, un paraíso a estas alturas del milenio, cuando ya no queda un solo palmo de litoral que explotar. Os habréis quedado a gusto todos, tan cerquita del mar, al garrotín, al garrotán…

Pues eso, que en un momento de la conversación salió un tema recurrente, formulado décadas atrás por el gurú de la hotelería mundial, Conrad Hilton: ¡localización, localización, localización! Lo cual quiere decir que si tenemos un buen emplazamiento, el hotel está salvado. O tal vez no. Mis interlocutores marbellíes apremiaban por eso al organismo oficial de turno para que terminara de arreglar los accesos, muy destartalados, dentro de un plan de obras que incluía el amejoramiento de la autovía de la Costa del Sol, en atasco permamente estos últimos meses. Estupefactos se quedaron, más o menos, cuando les dije que mejor se cogieran el pico y la pala para terminar de destrozar los 800 metros de asfalto descascarillados entre la autovía y su hotel…

No, no bromeo. Uno de los grandes males del turismo en España es su descatalogación como destino exótico y pintoresco. Ya nadie puede vender un paraíso exclusivo y aventurado. Ahora todos los núcleos de población están bien comunicados. Se llega rápido a cualquier sitio. No hay la más mínima posibilidad de aventura. Y así sucede que las playas están abarrotadas en verano, que los parajes naturales sufren de dominguerismo, que los centros culturales soportan largas colas, que las operaciones salida y retorno dan miedo por los atascos. En fin, que ya va todo el mundo a cualquier parte, por lo que la selección natural de destinos por gustos o premios se ha convertido en una quimera.

El aislamiento, la tranquilidad, vale ahora su peso en oro.

En lo que debería empeñarse el hotel Guadalmina, como otros muchos hoteles así de agradables, es el dificultar el acceso a los viandantes como una manera de protegerse de una clientela que no le es propia y que, seguramente, se hallaría más a gusto en un núcleo animado de karaokes, casinos o botellones, que de todo tiene que haber en la viña del difunto Gil. Porque existen hoteles de rap y hoteles de música clásica que en mal concierto maridan (salvo una versión que a mí me gusta mucho del Palladio de Karl Jenkins interpretada por Eminem…) y a mala audiencia afanan.

Ya reflexionamos sobre ello en un artículo escrito el pasado agosto: La isla remota.

“La propuesta de un hotel de los sentidos obliga a que ya desde su acceso se articulen esas liturgias que nos transporta al mundo de los sueños y no de las realidades mundanas. Cuando más inaccesible sea un hotel, mayor será la aventura de su aproximación. Cuanto más lejano, mayor el deseo de llegar hasta él.”

En un planeta tan superpoblado, lo inaccesible se convierte en el mayor aliciente del viaje y el hotel, en un destino turístico en sí mismo.  Esta mística personal la he vivido días después en la Almunia del Valle, en el corazón de Sierra Nevada, cuyo tortuoso camino de acceso, que se va estrechando según te vas aproximando, prometía de verdad el paraíso. Y vaya si lo era… Es el único hotel granadino con el cartel de completo estos días.

El valor de lo remoto estriba en la poesía de la soledad.

Fernando Gallardo