Nueva entrega de una serie en que la provocación del comentario nos sirve a la reflexión sobre la imagen escogida. El establecimiento al que corresponde esta foto se suscribe a la nueva ola del encanto rústico y pizpireto. Nuestro arquitecto de cámara nos introduce con buen humor a valorar el significado de la palabra armonía en una propuesta así de historicista.
Jesús Castillo Oli, arquitecto: Intuyo que la pieza que hoy nos toca comentar es un cuarto de baño. Existen ciertos elementos que nos ayudan a situarnos. Elementos que por su resolución formal deben de ser antiguos, aunque su aspecto no lo denota. Supongo entonces que estos aparatos sanitarios no tienen muchos años aunque sí su diseño. ¿O será un remake? Ya sé, este cuarto de baño completo, ya veo el bidé estará situado en una noble casa solariega de rancias vigas de madera y paredes de mampostería, lo cual justifica debidamente su formalización clásica. Por tanto, quiero suponer que las habitaciones continentes de este cuarto de baño no tendrán televisión Y que el coche del propietario de este hotel estará chapado en madera o tirado por bestias, en coherencia con la propuesta. Aunque quizás debiera serlo también el coche del huésped para no romper la armonía de la fachada, si es que ésta se halla a su vez en armonía con este cuarto de baño.
Claro que con tanta suma de armonías corremos el riesgo de entrar en resonancia compositiva…
Bien resuelto parece el espacio para colocar los cosméticos de baño u otras cacharrerías, que en los hoteles de diseño siempre faltan huecos para dejar las cosas incluso el secador, que me diría la sufridora de algún diseño mío. Y qué decir de la iluminación, también clásica en su desnudez y sinceridad De precio supongo que muy elevado a juzgar por la grifería de oro. Me atrevería a decir que existe un exceso de modernidad en el acero inoxidable de la papelera.
* nota: estos comentarios están hechos desde el sillón de la buena intención, a mis colegas que diseñan cuartos de baño como éstos y a los que diseñan cuartos de baño que no se parecen nada a éstos, a los promotores que quieren diseñar un cuarto de baño, a los que ya lo tienen y ven algo que no acaba de encajarles, a los que les gusta este cuarto de baño y a los que odian visceralmente unos cuartos de baño así, a los que les gusta el azul y a los que no, a los que ponemos cara de póker cuando llegamos a un hotel con un baño así y a los que piensan que "lo único que le falta a este baño para ser perfecto son unos pañitos con puntillas sobre la cisterna". A todos, con el cariño que me brinda la ironía, pero nunca el sarcasmo.