Archive for the ‘Actualidad turística’ Category

Año de sonrisas o lágrimas

miércoles, agosto 5th, 2009

efecto-optico-agua Acontece que Mallorca este verano no ha podido colgar en sus hoteles el cartel de completo. Lo cual no sucede desde 1965, tal parece. Y semejante desgracia, imprevista para las siete majors de la escena insular, me hace recordar con sintomática aflicción este sentido poema de César Vallejo:

Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el
    tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardío!

Bueno, pues, Exceltur –ayer fue la CEHAT– contraviene el sentimiento del poeta peruano e irradia optimismo al hacer público el balance de lo que ha caído el PIB turístico durante el segundo trimestre de este año, no para el lobby, “horribilis”. La bofetada registra un descenso del 6,6 por ciento, cifra envidiable si se tiene en cuenta que durante el primer trimestre la actividad descendió el 7 %. ¿Serán éstos los brotes verdes del turismo?

Para el conjunto anual Exceltur prevé un “desplome” del 5,6 por ciento en el PIB y del 12,3 % en los ingresos puros derivados del turismo. Los datos, desde luego, no concuerdan con el feeling transmitido por cada hotelero cuando se le consulta desde una posición de puro observador o de crítico mordaz. Mientras escribo estas líneas me curo en salud con el desgarro gutural de Janis Joplin en Summertime. ¡Verano…! Y por no hacer sangre de la desgracia ajena deseo preguntar a mis contertulios hoteleros cuánto hay de verdad en la aseveración de Exceltur de que aquí pasa poco o no pasa nada.

Los resultados de la encuesta publicada en nuestro Foro (aquí, en la columna derecha) servirán para sondear cómo se percibe realmente la situación y cuánta dosis de optimismo merece el semestre restante del año en curso. Durante las jornadas de Jávea ya vimos que la mayoría de los asistentes incrementaron sus balances en contra de lo que esta crisis anunciaba en 2008. Veremos lo que da de sí para los mismos protagonistas estos primeros seis meses de 2009.

Graciosos abstenerse.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Los brotes verdes no son para el verano

lunes, agosto 3rd, 2009

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Este riesgo parece acentuarse, más que por descuido, por un exceso de optimismo. Tal ocurre con la aparición reciente de los denominados «brotes verdes» en la economía, que nos anima a ver la luz al fondo del túnel y retomar la senda del eterno crecimiento. Donde hay luz hay esperanza, y donde hay esperanza se vive con mayor alegría y seguridad personal, crece la confianza en el futuro y se abandonan las prevenciones lacerantes del presente.

Contra esa ligereza nos advierte el premio Nobel de Economía y columnista del New York Times Paul Krugman. El balance positivo en las cuentas de Goldman Sachs, que registró ganancias récord este trimestre y se prepara para pagar bonos millonarios, como en los meses previos a la crisis, no tiene una lectura positiva a juicio del economista nortemericano. «Al rescatar el sistema financiero sin reformarlo, Washington no ha hecho nada por protegernos de una nueva crisis; es más, ha hecho que sea más probable», advierte. Desde la pasada generación, la economía estadounidense ha sido «financializada», es decir, que el negocio de mover dinero intermediando, dividiendo y reagrupando activos financieros adquiere hoy una dimensión mayor respecto a la producción de bienes útiles. Tal crecimiento se vería positivo si «la financialización hubiera cumplido con sus promesas de hacer fluir capital hacia usos más productivos e implantar sistemas de reducción de riesgos en la economía», sostiene Krugman. Y concluye que «las firmas financieras, ya lo sabemos, dirigieron grandes cantidades de dinero a la construcción de viviendas imposibles de vender y centros comerciales vacíos.»

¿Qué observamos ahora? El Nobel de Economía nos lo analiza: «Con el argumento de querer evitar una nueva Gran Depresión, los gobiernos han acudido al rescate del sistema financiero, cuyos pasivos tienen ahora una garantía implícita de los poderes públicos». Con este proceder se asegura un escenario de estabilidad que permite atisbar en las ramas de la actividad económica esos «brotes verdes» de los que ya habla todo el mundo. Las quiebras empresariales han sido aplazadas o definitivamente conjuradas por medio de la intervención estatal. En el turismo, cadenas enteras que estaban a punto de derrumbarse han recibido una inyección de oxígeno que las mantiene a flote a costa de EREs o réditos -muy escasos por la caída de los precios- obtenidos durante estos meses de verano. En temporada baja, ya veremos, que dijo un ciego.

Y así, sin la debida higienización del mercado, todos vamos avanzando a una crisis de mayores proporciones, que no tardará mucho esta vez en presentarse (Krugman dixit). Como en fisiología, si una herida no cicatriza debidamente, volverá a abrirse. Y una crisis turística aplazada, cuando es fruto de otra crisis estructural larvada, tiende a convertirse en una «recrisis» de efectos incalculables a futuro para el país.

Igual que en la economía financiera, pervertida por el frenético sistema de capitales en movimiento, la industria turística ha medrado gracias a la circulación insaciable de personas, intermediadas o no, segmentadas o no, reagrupadas o no en activos con frecuencia improductivos. Sí, el turismo en España presenta unas sospechosas condiciones de «financialización» que lo hacen muy vulnerable a la crisis. Pero, lejos de sanearlo, todo parece indicar que se beneficiará de la misma terapia que el sector bancario y sus activos adquirirán una garantía implícita del Gobierno, como advierte Paul Krugman respecto a la economía financiera. El fantasma del paro difumina, en su proyección holográfica, al fantasma de la crisis turística. Y nadie quiere creer que el pan de hoy es hambre para mañana.

El turismo en España requiere visión a largo plazo y una política de Estado no intervencionista, pero sí vertebradora y educativa, sustentada en la ética de los viajes y las vacaciones. Cuando decimos que la crisis económica actual saca a la palestra el concepto de ética corporativa debemos inferir que frente a la crisis turística hay que airear también la ética corporativa de todos los agentes implicados en el negocio de la circulación de personas. Ya sabemos que el dinero removido sin uso productivo conduce a la crisis financiera. Pues debemos aprender que el hábito de moverse por moverse, da igual cómo, da igual dónde, produce indefectiblemente una crisis turística.

Una nueva ética del turismo debemos reivindicar en el mundo. La de viajar para conocer, sentir, emocionarse, vivir experiencias… No la de ser empaquetados como aves de corral hacia los destinos trillados. No la de volar enlatados a bordo de un avión low cost para asistir a una rave de verano en la playa. No la de reconocerse por un número de habitación, en lugar de ser atendido como corresponde a la dignidad humana.

Esta mañana me he despertado con un correo de nuestro amigo y forista Carlos Tristancho (Rocamador) en el que me anunciaba su propósito de «dejar de ser hotelero cuanto antes para pasar a ser anfitrión en un espacio único y diferenciado». Y esto a base de trabajo, colaboración, razón, placer, libertad y mucha imaginación… Gracias, Carlos, por recordarnos el catecismo ético de la vida en esa primavera de brotes verdes que todos deseamos para el turismo.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Contra el vicio de la promoción

domingo, agosto 2nd, 2009

«El majete éste se cree que Zapatero tiene una maquinita de hacer dinero en la Moncloa… Si no lo entiendo mal, éste quiere dinero público -que sale de todos los españoles- para que luego, con ese mismo dinero, en el mismo chiringuito, hotel o caseta nos cobren 9 euros por una cola y una bolsa de patatas refritas en girasol. Majete, si no te va el negocio, haz como todo el mundo, cierras y otro vendrá que malo te hará.»

El majete éste es el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turístico (CEHAT), Joan Molas, cuyas recientes declaraciones a un medio informativo poco dudoso de izquierdismo colectivizante como es Expansión han provocado no pocas reacciones de sus lectores más liberales. Molas, una vez más, reclamó más dinero público para el sector hotelero y estimó que las medidas adoptadas en el Consejo de Ministros monográfico sobre turismo resultan insuficientes para la salida de la crisis. «¿Pedir dinero? Durante estos años pasados, los hoteleros no repartieron las ganancias con nadie, creo recordar», responde uno en la versión digital del diario económico. «En este país sobran bares y hoteles», replica otro. «Contra el vicio de pedir, la virtud de no dar», insiste un tercero.

El presidente de la patronal hotelera está de un izquierdista que asusta desde que empezó esta crisis, cuya solución a su parecer radica en una dotación presupuestaria especial a la promoción exterior de las zonas tradicionales de sol y playa, así como del turismo urbano, que acusa importantes caídas provocadas por el descenso de las convenciones y congresos. Su proclama está en la línea de lo que suelen nuestros directores generales de la cosa, que no es otra cosa que gastarse el dinero público en promoción… Como si lo único que necesitara el turismo en España fuera publicidad. Que les parece poca, vaya. El turismo va solo, siempre se ha oído decir al Gobierno desde que España existe como destino turístico internacional, de eso hace ya medio siglo.

Este majete y otros majetes autonómicos reinciden con alevosía en escurrir el bulto de la crisis sectorial con medidas espúreas, pues darle más bombo internacional a la saturación costera que padece el país es del género… (no lo digo). Sí digo, porque lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo, que los males provienen de una oferta atropellada, obsoleta en muchos casos, sobredimensionada y escasamente adaptada a los nuevos hábitos del consumidor de viajes. La solución no vendrá por una campaña de promoción sin sentido; antes al contrario, desde una política turística de los sentidos.

En ese sentido, creo justo aplaudir la iniciativa gubernamental de dedicarle al turismo, por fin, un Consejo de Ministros monográfico. Atención, juicio crítico, diálogo, acuerdo e inteligencia. Porque frente a las perogrulladas de los majetes, la sensatez política impone en estos momentos ser audaces e imaginativos en la búsqueda de nuevas vías para el país. Y la prioritaria, creo yo, consiste en estructurar convenientemente la oferta del motivo principal de deseo entre quienes nos visitan. Es decir, la oferta gastronómica. Ese nicho turístico que España puede liderar en el mundo gracias a la explosión espontánea, sin intervención de majetes, de un nutrido grupo de restauradores que un buen día decidieron purgar las miserias de sus predecesores y exponer a la luz pública sus recetas de cocina. Investigar, innovar, desarrollar e instituir la vía de la experimentación en pos de un resultado mejor. Cogerse de la mano y aparecer en congresos, encuentros, ferias, debates, demostraciones y eventos varios codo a codo, hombro con hombro, sonrisa frente a sonrisa, empatía desde la simpatía. Y, así, todos juntos, constituir una Armada que los tiene -nos tiene- a la cabeza del mundo mundial en la cultura de los sabores.

Aplíquense los hoteleros supervivientes, pues es así como se saldrá indefectiblemente de esta crisis. Experimentando, no reincidiendo. Cooperando, no mendigando. Invirtiendo, aunque el panorama hoy no sea tan majete.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Desratización 2.0

viernes, julio 31st, 2009

Fotografias_etarras_relacionados_ultima_ofensiva ETA ha vuelto a demostrar en Mallorca la delgada línea evolutiva que hay entre el ser humano y la sabandija. El atentado que acabó con la vida de dos guardias civiles nos devuelve a la realidad cotidiana de hace algunos veranos, cuando infligir daño en la industria turística era un objetivo estratégico de este grupúsculo vasco con ínfulas patrióticas y cultura de petroglifo. Desmemoriadas, como toda causa nacionalista en el mundo globalizado de hoy, las alimañas de la foto no parecen haber considerado la inutilidad de su acción explosiva, que se viene repitiendo desde hace casi cuatro décadas sin mejor resultado que el de su propia extinción. El buenismo político, insufrible durante estos años, ha concluido con las recientes declaraciones del presidente Zapatero: “los terroristas que hoy están en prisión marcan el camino de lo que les va a ocurrir a los que han asesinado: serán detenidos, condenados y pasarán su vida en la cárcel”. Algunos de ellos, ya lo iremos viendo, harán gala de su patriótica honorabilidad y procederán a lo samurai… Son una especie en peligro de extinción.

El sector turístico balear, mientras tanto, se afana en diluir los estragos causados por el crimen en el subconsciente colectivo de los centroeuropeos y salvar todo lo que se pueda una temporada de por sí nefasta, como si en la isla no hubiera pasado nada. Pero, ¡vaya si ha pasado, y muy gordo! Más que silbar mirando hacia otro lado, los hoteleros mallorquines deberían recordar sin la ayuda del fósforo las conclusiones de Jávea: cooperación, cooperación, cooperación… O lo que es igual, enfrentarse a la verdad hombro a hombro y decirles a todos que es posible la vida aunque un peldaño más abajo se abran hueco las sabandijas.

Estamos cada día más preparados para utilizar las redes sociales en el márketing de nuestros negocios, comunicando voluntades y exigencias entre el hotelero y su huésped, atesorando conocimiento y aportando valor a la rueda de la vida. ¿Por qué no cooperar también a través de Facebook o Twitter con las Fuerzas de Seguridad en impedir que estos gusarapos de ETA se escurran por las alcantarillas? Alguien habrá que dé con la pista. O, simplemente, atestigüe que andamos tras ellos. En el mundo 2.0 no debe haber resquicio para su ocultación, por mucho que algunos pretendan la privacidad del mundo analógico.

Hace unos días, la cadena NBC estrenó en Estados Unidos una serie de televisión que amalgama todos los ingredientes del periodismo de investigación y el reality show. The Wanted, cuyo trailer puede verse en YouTube, es un docurreality cuyo interés consiste en encontrar, seguir y exponer públicamente a sospechosos de terrorismo como el fundador de Ansar Al Islam, Najmuddin Faraj Ahmad, protagonista del primer capítulo, en su residencia supuesta de las afueras de Oslo. El siguiente capítulo estará dedicado al sirio Mamoun Darkazanli, uno de los inspiradores de los atentados en el metro de Madrid. Imaginemos por un instante que la aplicación 2.0 de este programa sea el generar a través de Internet un movimiento de inteligencia colectiva en pos de la busca y captura de estos angelitos. Si decimos que el conocimiento en la red multiplica su velocidad y amplifica la memoria de todos, qué ejemplar sería el uso colectivo de esta tecnología de desratización para la proyección internacional del turismo en Mallorca.

Naturalmente que esta serie televisiva tendrá pronto sus detractores. Los periodistas en misión serían acusados de espías. El programa en sí mismo incitaría a la estupidez del espectador, e incluso bordearía los límites de la ética profesional. Los tres rambos protagonistas –un ex boina verde, un ex marine y un periodista de televisión– rayarían el filo de la ley, como el propio Rambo. Y qué decir de su conductor, el ex fiscal en jefe del Tribunal Penal Internacional para Sierra Leona, o sea, la Mercedes Milá de turno. Sin abundar en otros interrogantes  sempiternos como el de la ética de la delación.

Pues qué le voy a hacer. Miro la foto que encabeza este artículo y… lo siento mucho, pero prefiero el glamour de las portadas del Hola.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Una tecnología de cartulina

jueves, junio 18th, 2009

cama_deshecha Hoy quería entretenerme con otras cosillas de incumbencia positiva, pero no hay manera de que me centre. El Instituto Tecnológico Hotelero (ITH) cortocircuita mis anhelos con su panegírico a la boutade cada semana más gorda. La nueva broma tecnológica, con un alto valor en I+D+i para los alojamientos propende lisa y llanamente a la guarrería.

Sí, resulta que toda la inventiva de esta docta institución se resume en una iniciativa de reducción de los costes de lavandería (alrededor de un 28 %) que sus tecnólogos han diseñado para los hoteles españoles mediante la colocación de una tarjeta en un lugar determinado de la habitación, donde los huéspedes hallarán la información necesaria para colaborar con el hotel y convendrán con la camarera de pisos si quieren el cambio de sábanas, en función del lugar donde depositen la tarjeta. “El empresario puede descargarse un modelo de dicha tarjeta, personalizable, a través de la web del ITH, así como un documento en el que se explica la iniciativa, cómo trasladarla a clientes y empleados, y un ejemplo práctico”, informa sin rubor el Instituto, consciente de que en tiempo de crisis hay que ahorrar, ahorrar, ahorrar.

Quizá alguien se creyó que el probo organismo de tecnología superior se centraría en la supercomputación de datos sobre movimientos de viajeros, comportamientos y hábitos de consumo, sistemas de predicción turística parametrizados, estudios de flujos, laboratorios de arquitectura hotelera, modelos de experimentación científica, inteligencia artificial aplicada al turismo… Pues no, la innovación que nos propone el ITH es colocar una cartulina como las del siglo XIX junto a la otra, misérrima, que aconseja quitarse las legañas con las postizas del día anterior en las toallas. Y así limpiar, menos nuestra personalidad, la conciencia de impacto ambiental que inevitablemente causa el turismo.

No puedo contenerme del ataque de risa que me suscita esta iniciativa de “tecnología punta” propuesta por el Instituto Tecnológico Hotelero. Pero sé muy bien que no debería carcajear ante una estulticia como ésta que devuelve al primer plano de la actualidad una reflexión seria sobre la imagen de calidad que proyecta el turismo de España en el mundo. Ahora que vamos proclamando por ahí que este país debe apostar por la calidad y superar por obsoleto el modelo de masificación turística y de guerra de precios… Ahora viene el instituto de la tecnología cartulínica y nos dice que lo avanzado es convencer a los viajeros del siglo XXI para que duerman sobre sus sábanas usadas y ¡pelillos a la mar! Se ahorran así detergentes y también el coste de las camareras de piso, que con estirar un poco los lienzos y plegar de corrido el embozo ya vale. Puestos, habría que temer una siguiente cartulina en la que se le propusiera al huésped prescindir de la limpieza de su habitación por los mismos motivos de ahorro y sostenibilidad medioambiental.  O que alguien sugiriera incluso dejar las sábanas fijas sobre la cama toda la temporada, como hace muchos observé en un hotel de la periferia de Argel.

Ahorro de costes… Bajada de precios… Merma en el servicio… Ideas de perogrullo…

¡Bravo Spain!

Fernando Gallardo

La patronal turística reniega ahora del mercado

miércoles, junio 10th, 2009

Exceltur, ese lobby constituido por los grandes del turismo en busca de la excelencia perdida, parece haber despertado con esta crisis. Qué tendrá el actual desfallecimiento económico que nos ha despertado a todos… Leo una declaraciones de su vicepresidente José Luis Zoreda en las que alerta sobre la “peligrosísima” estrategia de quienes han entrado en una desenfrenada guerra de precios. Solo en el caso de Andalucía, el 86% de la planta hotelera ha tenido que hacerlo y el 92% ha visto disminuidos sus beneficios. O sea, pierden.

Tantos meses fieramente diciendo, ciegamente afirmando, que aquí no pasa nada y que España va bien en turismo… Pues no, ahora resulta que no, y nada menos que para un 92% de la planta hotelera. Ahora España va mal, y como va de mal en peor –se prevé una temporada de verano compleja, con una ocupación similar a la de 2008 pero a unos precios más bajos–, Exceltur percibe que sobra oferta en todos algarrobico los escalones del sector turístico. Nada más leer esto pensé en que tal vez el excelente lobby de los hoteles playeros haya escuchado a Inmaculada Ranera (Christie+Co), que advirtió durante las pasadas Jornadas de El Rodat algo muy duro de digerir: el 20% de la oferta hotelera sobra en España y, además, está condenada a morir.

Si rectificar es de sabios, digo yo que cabría esperar algo más de sabiduría en Zoreda cuando aboga por la política socializante de impulsar una “potente inversión pública y no vivir más en la anarquía del crecimiento”. Quién los ha visto y quién ahora los ve… El lobby de los grandes hoteles apela a nuestros bolsillos para compensar ese sobrante de oferta y pretende mano dura contra el que aspire, anárquicamente, sí, a plantar su hotel en el terrenito de su propiedad, quizá porque este buen emprendedor entiende que con tanta bazofia construida en las costas españolas durante los últimos años cualquier cosilla que haga con cariño le bastará para prosperar.

Exceltur cree que este plan “no va de poner secadores de pelo en las habitaciones, ni tampoco de inundar el metro de Londres con carteles de Andalucía y Baleares porque no basta”. Es necesario, como apunta su vicepresidente, “vender magia, sensaciones y experiencias”. Han tardado un poquito en darse cuenta de lo que venimos diciendo desde hace tiempo, eh. ¡Bienvenidos sean al club hotelero de los sentidos, pues!

Lo que tardarán más en comprender, me parece a mí, será que no caben cuentos con las cuentas del Estado, y que si para abrir tanto bodrio de hotel se encomendaron al diablo bajo la bandera de la libre iniciativa particular ahora que sobran deberán volverse a conjurar con Satanás para cerrarlos. Porque muchos opinamos que los dineros públicos se justifican cuando hay enfermedades que sanar, personas que escolarizar, empresas que dinamizar… Pero nunca, nunca, hoteles ladrilleros que mantener abiertos contra el buen gusto y la dignidad de los viajeros. No me meto con los réditos que obtuvieron en el pasado, sino con el sentido que tiene el mantener la sobreoferta española de unos hoteles sin el menor sentido.

Por mí ojalá que cierren y se queden, a nuestro abrigo, los hoteles de los sentidos.

Fernando Gallardo

Un desayuno sin diamantes no es un desayuno

sábado, junio 6th, 2009

MC-028-kellogs A cualquiera le podría parecer que los comunicadores necesitamos la publicidad para vivir y por esta razón crematística abogamos por aumentar como sea la cuota de inversión publicitaria en todas las empresas, muy disminuidas la verdad en este año de crisis. Pero no, hoy es un hotelero inquieto y sabio –ávido lector y suscriptor activo de nuestro Foro– quien llama la atención sobre los establecimientos que han decidido recortar su presupuesto en promoción. El caso expuesto vaticina lo peor para estas empresas, estos hoteles. Yo no sería tan pesimista, pero viniendo de quien viene… Nuestro amable comunicante es Fernando Terán, director del Balneario de Solares.

Cosmopolita como pocos en este Foro, Terán leyó el otro día en The New Yorker un artículo de James Surowiecki, columnista experto en finanzas, acerca de las diferentes formas que tienen las empresas de enfrentarse a una crisis económica y cómo los periodos de recesión pueden significar también excelentes oportunidades de negocio. Si lo suscribe el New Yorker, queridos lectores, id a por gafas y abríos una cerveza, que va en serio. Ésta es una historia de éxito y de fracaso que nos debe hacer reflexionar sobre cómo hay que hacer las cosas.

A finales de la década de los años veinte del siglo pasado, cuenta Surowiecki, dos compañías, Kellogg’s y Post, dominaban el mercado de cereales empaquetados. Era un mercado relativamente reciente, a pesar de que los cereales listos para consumir existían desde hacía años, pero los estadounidenses todavía no los consideraban como una alternativa seria al clásico desayuno. En ese contexto, cuando la Gran Depresión estalló, nadie sabía qué pasaría con la demanda de este tipo de producto. Los directivos de Post reaccionaron de la manera más previsible: recortaron sus gastos y congeleron su inversión publicitaria. En cambio, Kellogg’s dobló su presupuesto, apostó de forma agresiva por la publicidad en la radio y lanzó una nueva gama de productos: los Rice Krispies. En 1933, a pesar de que la economía estaba por los suelos, los beneficios de Kellogg’s crecieron a un ritmo del 30% anual y se convirtió en lo que todavía es hoy: el actor dominante de esta industria.

Se puede pensar que todo el mundo puede hacer lo mismo que Kellogg’s, pero cuando llegan los malos momentos las compañías tienden a comportarse como lo hizo Post. Lo estamos viendo. Recortan los gastos y esperan a que lleguen mejores tiempos. Hacen pocas adquisiciones, incluso aunque los precios del mercado sean baratos. Disminuyen su presupuesto en publicidad, invierten menos en investigación y desarrollo. Adoptan este tipo de medidas con el objetivo de preservar lo que ya tienen. Sin embargo, hay numerosos estudios que muestran que aquellas compañías que son capaces de mantener su gasto en adquisiciones, publicidad e investigación y desarrollo durante las recesiones económicas se comportan significativamente mejor que aquellas que optan por una estrategia mucho más conservadora.

Gracias, amigo Terán por tu reseña.

Fernando Gallardo

Mil razones para invocar al Espíritu de Jávea

martes, mayo 19th, 2009

Ayer por la tarde asistí, entre ilusionado y sorprendido, al segundo webinario experimental sobre las nuevas formas de gestión hotelera, impulsado e inspirado con arrojo por Fernando Gallardo. Ilusionado porque imaginaba que la aventura de descubrir el futuro interesaría a  una mayoría significativa de los hoteleros que conocían la idea/embrión del cluster y sorprendido por la escasa asistencia y menor entusiasmo percibido en el ambiente.

También acabo de leer el melancólico y rebelde comentario de Fernando en el foro de la Ruina Habitada. Indudablemente no resulta agradable vislumbrar el poco interés mostrado por la esencia del proyecto, un puro laboratorio de ideas/sueño, y la perseverancia en los detalles operativos más aplazables. Aún así, creo que hay que tener en cuenta que algunas nuevas formas de comunicación, colaboración y desarrollo empresarial necesitan un cierto tiempo de rodaje que no es fácil de acompasar en un grupo tan heterogéneo y todavía poco cohesionado como el nuestro. Sin ir mas lejos, antes de la reunión de Jávea, yo mismo no conocía a ninguno de los participantes y después solo he vuelto a ver, físicamente, a dos de ellos (saludos a los magos de Echaurren).

Aunque no soy especialmente optimista en mis actitudes vitales, siempre he intentado (que no siempre conseguido) ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Y a eso voy. Pienso que, en primer lugar, no se había comprendido correctamente la operativa del cluster y su idea principal de laboratorio; pero también que el miedo/precaución, libre y omnipresente, aflora cada vez con más consistencia en los diferentes estamentos sociales y los hoteleros no estamos libre de esa plaga. Debemos reconocer que las perspectivas no son nada halagüeñas; la borrachera inmobiliaria y la sádica y descarnada actitud de los bancos racionando, gota a gota, el preciado elixir crediticio nos está haciendo sentir quiénes controlan realmente la situación y percibir el aliento de estos nuevos vampiros en la nuca. Por otro lado, los continuos cambios y avances en marketing y costumbres sociales pueden crear ansiedad y desconfianza por el resultado final de muchas de las ideas que se pudieran desarrollar, pudiendo perder el tiempo, la ilusión, la dedicación y el dinero empleados. De hecho, ya empiezan a realizarse los primeros ensayos con la web 3.0 y todavía no hemos desarrollado casi nada la web 2.0. En cualquier caso la esencia del cluster es precisamente ésta, y a nadie deberían de extrañar los riegos, aunque sea razonable dudar.

Sin embargo, creo que no hay otro camino para sobrevivir que la innovación. Supongo que otra explosión de crecimiento y despropósito consumista no parece que vaya a reproducirse en el corto o medio plazo y, por tanto, deberemos aclimatarnos a una larga temporada de vacas flacas. En consecuencia, asumamos que solo el permanente descubrimiento de los anhelos del futuro cliente (que posiblemente ni él mismo conozca) nos podrán, como mínimo, mantener en donde estamos (virgencita que me quede como estoy).

Indudablemente cada vez competiremos con más países y destinos, pero creo que no somos tan malos en esto del turismo. Aunque estoy de acuerdo con Fernando Gallardo en que nos hemos tropezado con una parte de nuestro éxito turístico, no creo que solo haya sido producto de la casualidad. Y también puede que 55.000.000 de visitantes que tuvimos en 2008 no estén todos equivocados y realmente tengamos algunas cosas que merezca la pena vivir y experimentar. El conjunto de España es mucho más que la suma de sus partes, y no es fácil encontrar un enclave con tanta diversidad y complementariedad en sus diferentes zonas geográficas y culturales; por eso confío en que seguiremos estando entre los 3-5 primeros destinos del mundo durante muchos años, aunque no sin problemas y no tan fácil como antes.

Pero también, por eso mismo, debemos liderar la innovación hostelera con el Espíritu de Javea y el Hotel de los Sentidos como puntos de partida del cualquiera de los siguientes escenarios del turismo mundial. Nadie ha dicho que vaya a ser fácil y que ni siquiera signifique un hito importante en la cultura turística, pero tenemos la obligación de intentarlo. Aunque solo consigamos sobrevivir ya será un éxito.

Claro que los países emergentes atraerán más y más turistas deseosos de conocer sus culturas y paisajes, pero cuántos visitantes repetirán sistemáticamente y cada cuánto tiempo es algo que todavía está por ver. Porque igual que los países del Este mantienen espacios vírgenes y pueblos bien conservados todavía no saben sonreír; o sabemos que hay lugares en China que son inigualables y mantendrán su encanto mitológico durante décadas. Pero también nuestras piedras, nuestra aceptable alegría de vivir y nuestra variadísima comida pueden sorprenderles a ellos y generar un flujo de turistas indios y chinos hacia nuestro territorio.

Tenemos muchas carencias como país. Hemos perdido tantos trenes hacia la modernidad… Al tiempo, hemos conseguido dar un salto de gigante en los últimos 25 años y sin ningún apoyo especial, incluso con sonadas zancadillas y problemas de división interna que pueden dar al traste con la idea-fuerza de España. Aunque ahora ya sea un tópico, no creo que sean casualidad nuestros éxitos deportivos, ni la capacidad de algunos científicos, médicos, arquitectos, ingenieros, artistas, diseñadores, hoteleros, cocineros, etc. por liderar tantos campos a nivel mundial.

Claro que sería maravilloso que la Universidad y las empresas no fueran entes aislados y se uniesen en un fin común para dar valor añadido a nuestras ideas. Es también descorazonador comprobar la carencia estructural del suficiente número de auténticos empresarios y el galopante superávit de meros negociantes/conseguidotes que solo realizan una intermediación parásita. Deberíamos, sin duda, ser más competitivos, sin dejarnos devorar por la productividad esclavista de otros lugares como EE UU o Gran Bretaña. Pero nuestros cielos todavía son azules y, aunque la sequía y el calentamiento global nos acechan persistentemente, somos líderes en energías renovables y agricultura avanzada y ecológica. Nuestro principal talón de Aquiles quizás sean la formación y una escasa cultura del esfuerzo, pero confío en esa juventud que aun a costa de sufrir la constante permanencia en la categoría de becarios y el sueldo mileurista a perpetuidad -sin poder, además, marcharse de casa-  son capaces de divertirse como nadie, pertenecer a ONGs del mundo entero sin despeinarse y se forman y viajan, por fin, en el extranjero.

No somos perfectos, pero hemos mejorado mucho; sobre todo partiendo del desierto cultural y social en el que estábamos. Y la imaginación es uno de nuestros activos intangibles mas presentes. Casi nos hemos desenganchado de la religión paralizante que nos ató al yugo y las flechas de la dictadura y podemos desnudarnos en casi cualquier playa sin que nos detengan o manifestar las diferentes opciones sexuales con tranquilidad y naturalidad en casi todos los ámbitos. Y tenemos muchos bares y restaurantes, de todo tipo y nivel, donde se mezclan las diferentes clases sociales sin grandes aspavientos ni protocolos, manteniendo una cierta capilaridad social muy beneficiosa para la cohesión de grupo. Los teatros están llenos a rebosar cada semana, hay colas en los museos y nuestras fiestas son famosas en el mundo entero. El avance en infraestructuras de última generación es espectacular y nuestra Seguridad Social en un bien de valor incalculable (con sus defectos mejorables) y seguimos siendo en país número uno del mundo en trasplantes de órganos, lo que indica un avanzado grado de empatía y solidaridad y una sorprendente conciencia de la muerte como hecho natural capaz de separar la persona de su cuerpo para poder utilizar partes de este último para salvar otras vidas; y la respuesta social al necio terrorismo de ETA o la muestra de dignidad y valentía que se pudo constatar tras el 11-M. Todos son gestos que reconfortan y por los que merece la pena pertenecer a este extraño y diverso grupo multicultural conocido por España.

Creo que finalmente se creará el cluster del Espíritu de Jávea y alumbrará interesantes mecanismos e ideas para seguir atrayendo a los nuevos (y antiguos) viajeros de la nueva era informacional y quizás alguna de sus elucubraciones se instale con fuerza en la futura promoción y gestión del turismo que nazca de las redes sociales, las nuevas formas de relación personal y las combinaciones interraciales y culturales.

Seguiré adelante apoyando estos dos proyectos hasta que aguante mi escasa capacidad financiera, e incluso después, pero con un gran anhelo e ilusión por inventar/descubrir la próxima frontera del turismo mundial que me gustaría fuese, al menos en parte, Made in Spain.

Veinticinco hoteleros somos mas que suficientes para revolucionar la hostelería del futuro y aunque así no fuese, solo participar y luchar por alguna idea y sentir tan cerca la imaginación, la energía y el valor de muchos de vosotros habrá merecido la pena.

Y, además, la aventura siempre es la aventura.

Nacho Latorre, hotel Valle de Oca