Exceltur, ese lobby constituido por los grandes del turismo en busca de la excelencia perdida, parece haber despertado con esta crisis. Qué tendrá el actual desfallecimiento económico que nos ha despertado a todos Leo una declaraciones de su vicepresidente José Luis Zoreda en las que alerta sobre la peligrosísima estrategia de quienes han entrado en una desenfrenada guerra de precios. Solo en el caso de Andalucía, el 86% de la planta hotelera ha tenido que hacerlo y el 92% ha visto disminuidos sus beneficios. O sea, pierden.
Tantos meses fieramente diciendo, ciegamente afirmando, que aquí no pasa nada y que España va bien en turismo Pues no, ahora resulta que no, y nada menos que para un 92% de la planta hotelera. Ahora España va mal, y como va de mal en peor se prevé una temporada de verano compleja, con una ocupación similar a la de 2008 pero a unos precios más bajos, Exceltur percibe que sobra oferta en todos los escalones del sector turístico. Nada más leer esto pensé en que tal vez el excelente lobby de los hoteles playeros haya escuchado a Inmaculada Ranera (Christie+Co), que advirtió durante las pasadas Jornadas de El Rodat algo muy duro de digerir: el 20% de la oferta hotelera sobra en España y, además, está condenada a morir.
Si rectificar es de sabios, digo yo que cabría esperar algo más de sabiduría en Zoreda cuando aboga por la política socializante de impulsar una potente inversión pública y no vivir más en la anarquía del crecimiento. Quién los ha visto y quién ahora los ve El lobby de los grandes hoteles apela a nuestros bolsillos para compensar ese sobrante de oferta y pretende mano dura contra el que aspire, anárquicamente, sí, a plantar su hotel en el terrenito de su propiedad, quizá porque este buen emprendedor entiende que con tanta bazofia construida en las costas españolas durante los últimos años cualquier cosilla que haga con cariño le bastará para prosperar.
Exceltur cree que este plan no va de poner secadores de pelo en las habitaciones, ni tampoco de inundar el metro de Londres con carteles de Andalucía y Baleares porque no basta. Es necesario, como apunta su vicepresidente, vender magia, sensaciones y experiencias. Han tardado un poquito en darse cuenta de lo que venimos diciendo desde hace tiempo, eh. ¡Bienvenidos sean al club hotelero de los sentidos, pues!
Lo que tardarán más en comprender, me parece a mí, será que no caben cuentos con las cuentas del Estado, y que si para abrir tanto bodrio de hotel se encomendaron al diablo bajo la bandera de la libre iniciativa particular ahora que sobran deberán volverse a conjurar con Satanás para cerrarlos. Porque muchos opinamos que los dineros públicos se justifican cuando hay enfermedades que sanar, personas que escolarizar, empresas que dinamizar Pero nunca, nunca, hoteles ladrilleros que mantener abiertos contra el buen gusto y la dignidad de los viajeros. No me meto con los réditos que obtuvieron en el pasado, sino con el sentido que tiene el mantener la sobreoferta española de unos hoteles sin el menor sentido.
Por mí ojalá que cierren y se queden, a nuestro abrigo, los hoteles de los sentidos.
Fernando Gallardo
Muy buen análisis, a veces conviene recordar donde estamos y quienes somos, por que terminamos totalmente perdidos, cuando leemos a diario informaciones como la analizada por FG. Que ha pasado con la ley de la oferta y la demanda?, que ha pasado con la libre competencia?, bueno, perdón, no es exactamente así, estas leyes siguen funcionando, pero solo son aplicables a los pequeños empresarios y autónomos, si no puedes competir, cierra, si no tienes trabajo, buscate la vida, pero si sigues activo, aunque sea a rastras, paga tus impuestos, por que las arcas del Estado, necesitan dinero, para ayudar a bancos y grandes empresas, que con la crisis ya no obtienen los beneficios, deseados. La ley del embudo, sigue funcionando, perfectamente. Por cierto, muy buen anuncio el de Movistar, tomando como base a los autónomos, como la vida misma, como dijo alguien, para que quiero imaginar, si contando la verdad, supera cualquier ficción.
Una reciente entrevista publicada en La Vanguardia a un grupo de Directoras de hoteles en Barcelona reflejaba de forma directa algo que todavía pocos hoteleros se atreven a reconocer: que la bajada de precios no beneficia a nadie, puesto que es mucho más difícil recuperarse de una bajada de precios que de una bajada de ocupación. Las triquiñuelas de los clientes para conseguir mejores precios llegan incluso a la amenaza de insertar comentarios negativos del hotel en TripAdvisor si no consiguen un buen precio!
No quiero desmerecer la importancia que la crisis económica conlleva en el recorte de gastos tanto a nivel empresarial como a nivel personal ni el evidente y directo impacto que tiene en el negocio hotelero pero, dicho esto, hay que empezar a pensar en que el cliente es exigente y busca calidad.
Deben existir hoteles en todos los nichos de mercado, y su oferta debe estar equilibrada con el precio que se pide. No puede ser que la calidad vea su precio rebajado a límites insostenibles. El cliente es inteligente. Si un hotel de calidad no cede en bajar los precios y el cliente no puede/quiere pagar más, ya buscará otro tipo de establecimiento más acorde con sus posiblidades. No ss deben ofrecer duros a cuatro pesetas por miedo y ceder a determinado tipos de presiones, porque la repercusión de este tipo de políticas va a ser muy negativa para el futuro de nuestra hostelería.
Desde esta atalaya que nos ofrece Fernando, animo de nuevo a los hoteleros lectores de este Foro a hacerse miembros del Cluster. Contamos con el privilegio de que esté liderado por una persona que, en mi opinión, está avanzada a nuestro tiempo, que es capaz de llevarnos a terrenos impensables en muchas ocasiones, del que podemos (y debemos) aprovecharnos al máximo para hacer avanzar este segmento hacia una dimensión que, seguro, todavía no podemos ni imaginar.
Sólo un par de apuntes con este tema a mi modo de ver esclarecedores: hace unos días el presidente de Vincci Hoteles hacía la siguiente reflexión: si un cinco estrellas recién inaugurado en Madrid vende a 100 desayuno buffet incluído, a qué precio tenemos que vender los de cuatro. Otro más, leía hace unos días también, que había bajado mucho la ocupación en los hoteles de tres y dos estrellas; a quién le extraña esto, si por el precio de un tres ó dos estrellas te puedes alojar en uno de cuatro ó cinco. Este es el nivel empresarial que tenemos y esto en la primera industria del país.
El hotel al que se pudo referir Calero en Madrid se ofreció a 65 euros durante los días de Fitur, que tampoco fueron muy gélidos en lo meteorológico (sí en lo comercial). Lo cual viene a significar algo muy interesante desde la perspectiva emocional: un cinco estrellas que se vende como uno de tres no es que tenga precios bajos, es que está valorado por el mercado como uno de tres. Por tanto, el hotel en cuestión tiene cinco estrellas falsas. Se lo dije a Amancio en más de una ocasión, quien se adhiere al sistema de clasficación oficial por estrellas complace a la Administración, pero defrauda a su clientela.
Solo conozco dos verdaderos cinco estrellas emocionales en España, ambos -qué curioso- están catalogados por la Administración turística como pensiones de dos estrellas.
O la Administración está regida por incompetentes o la clientela se ha vuelto majareta. A cada cual su razón…
Otrosí digo.
Como apunté en mi artículo, Exceltur se ha dado cuenta de que los hoteles ya no deben privilegiar los secadores de pelo, sino «vender magia, sensaciones y experiencias». Supongo que tal observación les habrá conducido, igualmente, a percatarse de que gran parte de sus hoteles urbanos y vacacionales no invitan precisamente a artes de prestidigitación. ¿Se han enterado de que el único escenario posible para la magia, la sensación y la experiencia emocional es la Arquitectura de los Sentidos?
Si es así, de inmediato suscribirán conmigo que buena parte de los hoteles en España deben cerrarse o reconvertirse en hoteles de los sentidos para que la perspicacia de Exceltur no se vuelva estulticia.
Qué casualidad. Un día después, EL PAÍS publica este diagnóstico de la situación:
Con el sol y la playa ya no basta
De su lectura solo extraigo una pregunta chocante: ¿quién va a compensar a los hoteleros que derrumben la mitad de su negocio? Porque yo puedo responder con otra pregunta más exigente: ¿y quién supone que esa mitad va a ser negocio?