Archive for octubre, 2009

Suprimidas las licencias de apertura

miércoles, octubre 7th, 2009

semaforoA partir de diciembre queda suprimida en la Unión Europea la obligatoriedad de tener que depender de una licencia para abrir un hotel. La nueva directiva de servicios impone el sentido común en un aspecto que hasta ahora limitaba la libre iniciativa empresarial o el derecho de los ciudadanos a emprender una actividad sin pedir permiso al funcionario de turno. A falta ahora de que las Comunidades Autónomas transpongan la norma, el anuncio de esta nueva directiva significa un avance en las libertades del individuo y una mayor agilidad en la creación de empresas hoteleras.

La Directiva 2006/123/CE de Servicios en el Mercado Interior (también llamada Directiva Bolkenstein) se engloba en el proceso de reformas económicas del Consejo Europeo de Lisboa, cuyo propósito es lograr una Unión Europea más competitiva. Su gran aportación a la Europa de los ciudadanos es la libertad de establecimiento, con la que queda garantizada la libre circulación de los servicios. A tal fin, la Directiva suprime la carga intervencionista del Estado que suponía la potestad indiscutible de exigir la autorización previa de la Administración pública para iniciar una actividad de servicios turísticos, que ahora no precisa más que una simple declaración de inicio de actividad.

El objetivo de dicha Directiva es la creación de un marco jurídico que garantice la libertad de establecimiento y la circulación de los servicios, mientras prohíbe a los estados miembros de la Unión Europea –ya era hora– cualquier impedimento legal para abrir un hotel, por ejemplo. De acuerdo con lo dispuesto en la Directiva, únicamente deberán contar con autorización previa al inicio de la actividad los complejos turísticos, la prestación de servicios de turismo activo, el ejercicio de la profesión de guía de turismo y la apertura de alojamientos turísticos al aire libre ubicados en terrenos que se encuentren en situación de suelo rural. La razón de estas excepciones estriba en razones de interés general, como la seguridad pública, protección civil, salud pública, protección del medio ambiente y conservación del patrimonio cultural, entre otras.

Hoteles, apartamentos, agencias de viajes, alojamientos al aire libre que no estén en suelo rural, viviendas de turismo rural, restaurantes, cafeterías, albergues y refugios pertenecen al régimen general que, a partir de diciembre, requerirán una comunicación previa de que abren y punto. El único control que ejercerá la Administración sobre ellos es esa simple comprobación documental. Asimismo queda eliminada la obligación de exponer los precios en tablilla, un esfuerzo que se juzga ahora innecesario para las empresas y dificultoso para los servicios administrativos, sin que redunde en mayor protección de los derechos de los turistas.

Finalmente, la Directiva contempla la creación de una ventanilla única con todos los procedimientos y trámites legales en soporte digital.

Ya iba siendo hora. Siempre hemos sostenido aquí que la petulancia del Estado en santiguar u obstaculizar el derecho de sus ciudadanos a trabajar y emprender cuanto les viniera en gana habría contribuido al déficit de productividad que hoy padece España.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

La opinión y su réplica

martes, octubre 6th, 2009

YingYangPaint El tema está de actualidad. Nada menos que 1.901 foristas, en su mayoría hoteleros, arquitectos, diseñadores y profesionales de la comunicación, han leído mi artículo Un volcán de oro para digerir las críticas relativo a las opiniones de los usuarios o el fenómeno de la web 2.0 en Internet. El asunto interesa a todo aquel que regenta un establecimiento hotelero, especialmente si una opinión le disgusta, y también a los viajeros que por un día se sientan –y sienten– en el Olimpo de la crítica mediática con el bien ganado título de prescriptor hotelero.

Ayer mismo asistí a un debate muy entretenido, del cual daré cuenta en las próximas horas, que merodeó los sótanos de las opiniones en la web 2.0 y el cómo afrontarlas por parte del establecimiento aludido. La percepción general es que el valor de los profesionales de la crítica hotelera –como yo– se cotiza a la baja, mientras que ascienden en el interés público las opiniones de sus convecinos.  Ya no hay nadie que emprenda un viaje sin que antes haya navegado por Tripadvisor para saber qué opinan los demás sobre el hotel al que se apunta, señaló uno de mis contertulios. No importa que muchos de estos comentarios sean teledigiridos por los propios hoteleros, ni que provengan de un cliente tocado por la rabia del momento. Los usuarios han aprendido a leer entre líneas y establecen medias aritméticas de esas valoraciones que producen un resultado fiable.

En Notodohoteles.com no nos gusta este procedimiento valorativo, ya que no escapa ideológicamente al error inducido y se apoya en exceso en la generación de páginas y páginas de comentarios con un más que probable fin comercial. Desde hace ocho años, la selección de hoteles se realiza con carácter prescriptivo, la opinión de referencia es la que firma mi equipo de trabajo y los comentarios de nuestros lectores son diariamente cribados y comprobados para garantizar su fiabilidad, o, al menos, la mayor credibilidad posible. Creemos contribuir de este modo al buen nombre de los hoteles, al pulimiento de la escritura en la red y, sobre todo, a un ejercicio de responsabilidad colectiva en aras de una mejor sociedad turística.

Sucesos como éste nos animan a seguir por el mismo camino. Un lector de Notodohoteles.com se quejaba días atrás de lo acontecido durante su estancia en el hotel Pazo do Río:

“(…) La tercera noche, y última de nuestra estancia, mi mujer tuvo el capricho de probar del minibar una pequeña botella (benjamín) de champagne Veuve Cliquot. (…) No había nada de precios del minibar. A pesar de esto nos arriesgamos a abrir la botella. Ésta se abrió sin ruido y sin gas. Al probarla tenía un claro gusto a corcho que denotaba su mala conservación o antigüedad. (…) Al día siguiente expresamos en la encuesta de calidad del hotel, todas nuestras observaciones incluyendo el mal estado de dicho mal llamado champagne. Cuando pedí la cuenta le dije a la recepcionista que habíamos abierto la botella y que estaba en mal estado. Cuando pagamos la cuenta vi que no la cobraba y pensé que por fin hacían algo que estaba de acorde con la categoría del hotel. Cuando ya estábamos de camino a otra ciudad me llama desde el hotel la misma persona para decirme que había un error en la cuenta y que en vez de una botella de agua me tenían que cobrar el champagne. (…) Un cargo a mi Visa por 85,07 euros, cosa que evidentemente han hecho.”

Días después nos llegó del mismo lector la siguiente aclaración:

“Rectificar es de sabios. Esta máxima tan denostada sigue siendo tan cierta como si fuese nueva. Esto es lo que ha hecho el hotel Pazo Do Rio, de Montrove-Oleiros (A Coruña), por boca de su director-gerente por medio de una llamada telefónica a nuestro hogar. A la vuelta de vacaciones y después de una estancia de tres noches en dicho hotel publicamos en esta estimada web de Notodohoteles.com una crítica sobre algunos de los problemas que sufrimos en esa estancia y, en especial, el cobro de 85,07 euros por una pequeña botella (benjamín) de champagne de Veuve Cliquot que nos fue cobrada después de nuestra partida del hotel sin haberla consumido, por el mal estado en que se encontraba. Después de la publicación de nuestro comentario en un artículo denominado “la categoría hay que demostrarla”, no sólo se nos ha abonado el importe a nuestro entender ilícitamente cobrado, sino que -mucho más importante- se nos pidieron disculpas por la actuación del personal que en ese momento regía los destinos del hotel, con categoría 4* y Q de Calidad. Ciertamente entendemos que es difícil encontrar profesionales que sepan dar el nivel que se les exige, en especial cuando tratan con el público (no olvidemos, los clientes), pero creo que por parte de todos debemos ser exigentes con nuestras propias actividades profesionales cuando estamos prestando servicios, así como con la de los otros cuando los recibimos. Es creo la única forma de crecer como país. Por lo tanto nosotros también rectificamos nuestra opinión de nuestro artículo anterior agradeciendo al Director-Gerente su actitud profesional y deseando que en el futuro no tenga que rectificar los errores de su personal, porque será una señal inequívoca de que el hotel demuestra la categoría que tiene.”

Éste es un ejemplo más del ambiente deseado en Notodohoteles.com para dar legitimidad a las opiniones de nuestros seguidores. La queja, si destila rabia, delata al que la propaga. Si describe un error o acusa una carencia, sirve para que el hotel ascienda un peldaño en la escala de su prestigio turístico.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

Saber escuchar

lunes, octubre 5th, 2009

Hoy el pequeño hotelero se ve forzado a ser un profesional de múltiples tareas que muchas veces no entiende demasiado. La mayoría de las veces se ve sobrepasado por tal cantidad de labores al frente del hotel que no sabe ni puede hacer bien, por falta de tiempo, la gestión de Internet. Al ver que alquilar un gestor y seguidor de contenidos en la Red le puede salir caro, acaba ejecutando él mismo dicha función. Los resultados son, por norma general, deficientes. Entonces el honrado propietario se da cuenta que quizás no sepa escuchar tanto como creía en un principio. Que cuando empieza a leer cosas que a priori llegan a ser lesivas para su negocio culpa el poco rigor de esa página, pero nunca la posible falta de rigor en el desempeño de su labor.

No tengo recetas mágicas, ni soluciones. Pero sí algo que la gente que me rodea me ha ayudado a potenciar, y es el saber escuchar. Escuchar, analizar, saber ver los problemas y hallar para cada uno de ellos tres soluciones antes de optar por una decisión final. Pensar, pensar y pensar. Esto es lo que planteo: el pensamiento como solución a parte de los problemas que todos tenemos como hoteleros. Porque saber escuchar puede ser parte del Clúster, que está a punto de ver la luz, incluso de las Jornadas de Solares, que se celebrarán los próximo 30 de noviembre y 1 de diciembre.

Escuchar a nuestros clientes, a nuestros proveedores, a nuestras parejas… Muchos pecamos del ya conocido «ya sé». Cuidado, no acabemos como el asno del cura, que de tanto saber comer murió de hambre. Quizá la mejor inversión para combatir la crisis sea el alquiler del conocimiento. Es decir, ser humildes y reconocer que no lo podemos hacer todo.

Sepamos escuchar, sepamos aprender.

Bernat Jofre i Bonet, hotel Son Esteve

El adagio del ingeniero Murphy

jueves, octubre 1st, 2009

pavorealAmaneció en Madrid con luz, se puso gris en el rubicón y luego chispeó lo suficiente como para anunciar melancolía. En el otoño de la hotelería española se regodean los románticos y sufren los pendencieros, pero siempre merodea por aquí la paradoja de Murphy: si algo puede salir mal, saldrá mal. O, aplicado con más propiedad al ámbito hotelero, el cliente recordará más las veces que la rebanada cae al suelo por el lado de la mantequilla.

Edward A. Murphy Jr era un ingeniero de desarrollo que experimentó en 1949 con cohetes sobre rieles en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, concretamente en la base militar Muroc –que años más tarde tomaría el nombre de Edwards–, con la misión de probar la resistencia humana a la fuerza G en una desaceleración rápida. El experimento se realizaba sobre unos rieles con frenos en su extremo. Tras las pruebas iniciales, en las cuales se empleaba un humanoide atado a una silla, el capitán John Paul Strapp sirvió de conejillo de indias con un arnés de sensores que medía la fuerza G contraria a la que experimentarían los astronautas en su despegue de la Tierra. Pero, oh, surprise, surprise, los sensores instalados por el asistente de Murphy dieron una lectura de cero.

Mosqueado el patrón, comprobó enseguida que el asistente elegido era un poquito… ¿lerdo? Había instalado incorrectamente el arnés con los sensores cableados al revés. Y, con el enfado, saltó la chispa. El ingeniero Murphy echó la culpa a su asistente: «Si esa persona tiene una forma de cometer un error, lo hará». Vaya, que si puede ocurrir, ocurrirá. O lo que es igual, en palabras del hijo de Murphy: «si hay más de una forma de hacer el trabajo y una de ellas culmina en desastre, alguien lo hará de esa manera».

Esta es mi reflexión de hoy, entre la luz matinal y el gris del véspero, con la que doy respuesta a las varias conversaciones sostenidas por teléfono con lo más granado de nuestra hotelería nacional. Estamos en crisis, vale, pero si seguimos haciendo lo que antes hemos hecho mal, avanzaremos hacia el desastre. Algunos se empeñan en levantar barricadas y adoptar una estrategia de resistencia al viso de tiempos mejores. Hay quien persiste y considera que su política es la correcta, mientras que son los demás los equivocados. Y luego están quienes se desparraman como las lluvias levantinas de estos días en este valle de lágrimas que ha excavado la sobreoferta hotelera durante la última década.

Pero quiero anunciar bien alto que, de todos los hoteleros con los que hoy me he entretenido, tres navegan viento en popa y con unas tasas óptimas de ocupación altas durante estos días de otoño, y anuncian un lleno total hasta las próximas navidades. No es casual que los tres hoteles coincidan en el factor X del éxito: su particularidad, el valor de lo identitario, el hecho de que sean distintos a todo lo visto y por ver. Sin duda, compiten no por ser los mejores, sino por ser distintos.

Incluso dos de ellos superan el precio medio por habitación doble de 200 euros. Y si su ocupación es alta cualquiera puede echar cuentas… Pero los tres hoteles a los que me refiero no se quedan en el limbo del éxito porque conocen el famoso adagio de Murphy. Y, claro, no es plan. Por lo que los tres vuelven a coincidir en la persignación del trabajo y el emprendimiento de nuevas mejoras en sus hoteles a fin de conjurar el enunciado enfáticamente negativo del ingeniero de cohetes. O sea, si puedes, hazlo.

Los tres hoteles referidos con los que hoy he conversado son La Casa de San Martín, El Convento de Mave y Les Cols. Ya pueden nuestros contertulios descolgar rápido el teléfono e interesarse por la fórmula anti-Murphy.

Fernando Gallardo (@fgallardo)