Después de aterrizar en Mallorca, con los ánimos más sosegados y con la perspectiva temporal suficiente como para hacer una valoración lo más objetiva posible, me he decidido a escribir algo sobre las Jornadas para combatir la crisis hotelera en 2009, organizadas por Fernando Gallardo, el equipo de Notodohoteles.com y, por supuesto, El Rodat Hotel&Spa.
Ante todo, felicitar una vez más al ideólogo de la propuesta, Fernando Gallardo. Sin duda, hoy por hoy, el gran animador del turismo de calidad español. No ya el turismo con encanto -que es obvio-, sino el turismo español en general. Urbano, de campo y de sol y playa. Si no hubiere existido un FG, lo hubiéramos tenido que inventar.
No suelo halagar públicamente a nadie de esta manera si no es que se lo merece. Pero es que el despliegue habido en El Rodat estos días de medios, personas, instalaciones y servicio sería otro, a precio de mercado. Si sumamos coche, avión y hotel, la experiencia no me ha representado más de 600 euros. Dicho precio ha sido tal porque, al final, pernocté tres noches y soy mallorquín. A otros compañeros la experiencia les puede haber supuesto un desembolso mucho menor (la mayoría pernoctó dos noches y vino en coche). Pero si el acontecimiento hubiera sido organizado por una consultora, la factura no habría bajado de 2500 euros, quizás 3000 euros por persona. Por las horas dedicadas a organizarlo, por el teórico cartel de los conferenciantes -es posible que alguno no estuviese a la altura de las circunstancias, todo sea dicho de paso- y por el marco: ¿a quién se le ocurriría hacer lo mismo en un Small Luxury Hotel de 4 estrellas nominales, pero cinco reales?
Entrando ya en materia, tengo que decir las siguentes cosas:
Primera. El calor humano existente entre participantes fue la base necesaria para el franco devenir de los acontecimientos. Las ganas de aprender estuvieron presentes en las dos jornadas. De aprender y de divertirse, por cierto.
Segunda. Los ponentes pusieron interés en ofrecer algo más que un bonito monólogo sobre lo que exponían. Dichas ganas de quedar bien fueron palpables en casi todas las intervenciones.
Tercera. El interés creado por el mundo Internet y el 2.0 no tuvo parangón alguno, así como las siempre sabias palabras de Inmaculada Ranera sobre el devenir de muchos de los hoteleros que actualmente operan en España.
Cuarta. FG estuvo lúcido, si bien algo triunfalista en su valoración del mercado español como generador de trabajo suficiente para tantos hoteles con encanto. Naturalmente es una opinión personal, si bien refrendada por bastantes años de experiencia.
Quinta. Inmaculada Ranera dijo algo que puede que pasara por alto a muchos: los Hoteles con Encanto son un producto muy difícil de definir porque no tienen ni marca ni reglamentación única. Así pues, es difícil venderlos en el extranjero.
Sexta. De todos los datos que arrojó Ignacio Sánchez Rubio, destacar los de la tardanza en la respuesta a la solicitud de disponibilidad en las páginas web de muchos de los hoteles presentes, así como el del poco crecimiento del e-commerce turístico en España durante los años 2007-2008 (un 50% por debajo de la media), y tan sólo un reproche: si hubiese querido un auténtico informe de posicionamientos de cada web, el primer punto que habría tenido que mirar o valorar sería el del nivel de traducción de dichas webs. Quizás entonces se hubieren explicado muchas cosas.
Séptima. Si las presencias hicieron el ruido que hicieron, más rechinaron ciertas ausencias: era el momento para la aristocracia del turismo rural español de dejarse ver y captar cómo está el mercado. Hasta puede que nuevos socios para sus centrales de reservas y marcas de calidad. Quizás el miedo a las posibles críticas de antiguos socios sí presentes en el evento pesó más que las ganas de cicatrizar heridas. Personalmente -y fueren las que fueren las razones de ciertas ausencias- esto refuerza más mi teoría de que en España la única marca de calidad debe ser pública y de todos: los Paradores sí que estuvieron con el sector.
Octava. Que cada uno tome nota de cara al futuro, y es que ya antes de Xàbia se estaba gestando algo que Jávea ha confirmado. Un espíritu de colaboración en red frente a la crisis.
Bernat Jofre i Bonet, hotel Son Esteve