Química de los sentidos

A estas horas se celebra en Barcelona el primer Simposium de Química Sensorial, dentro del marco de actividades del Salón Expoquimia. Con el objetivo de sorprender a los especialistas y profesionales de los diferentes sectores químicos, el evento reunirá a personalidades de muy diversas especialidades con un interés común: la investigación y la aplicación tecnológica de la química sensorial en el diseño de productos.
Entre los ponentes destacan nombres como el neurobiólogo Ignacio Morgado, que hablará sobre los estímulos sensoriales que desencadenan emociones y memoria de producto; el bioquímico Frances Montejo, ejerciente en la Universidad Politécnica de Cataluña; el gastrónomo e investigador Toni Massanés, director del proyecto ALICIA, que aúna investigación y alimentación en un objetivo común; y Laure Jacquemier, especialista en marketing sensorial y toma de decisión del consumidor. Que es lo que más nos importa a nosotros, al fin y al cabo.

Leo un artículo en El País de mi colega M. L. Ferrado en el que se pregunta: ¿puede el olor de un partido político despertar simpatía? ¿Puede el ruido o el tacto de un coche convencer al comprador? La publicidad hasaturado especialmente uno de nuestros sentidos, la vista. Sin embargo, el ser humano recuerda el 5% de lo que ve, el 2& de lo que oye, el 1% de lo que toca y… el 35% de lo que huele.

Algo falla entonces en los mecanismos publicitarios de nuestro tiempo, pues el 83% de la inversión publicitaria se concentra en mensajes que se perciben por la vista o el oído. No tiene en cuenta que la memoria humana puede retener hasta 10.000 aromas, mientras que sólo reconoce 200 colores.

El objetivo de la química sensorial, cuyo simposio se acaba de inaugurar esta mañana, es el de crear perfiles sensoriales de los productos pensando en los cinco sentidos y en crear moléculas convincentes. O cómo una molécula puede estimular la zona del cerebro encargada de despertar las emociones, y cómo éstas condicionan el córtex prefrontal, que alberga la razón y, por tanto, donde se toman las decisiones. Desde el vientre materno, el cerebro acumula un registro emocional que condiciona su respuesta ante los estímulos, con lo que todo diseño sensorial debe tomar en consideración las vivencias comunes de un grupo social.

Y ahí va un dato relevante que debería hacer pensar a quien gestiona un establecimiento hotelero: el ruido de la puerta del BMW al cerrarse ha sido diseñado por 40 ingenieros de la marca con la sonoridad precisa para atraer a personas de alto status a las que le gusta conducir…

Fernando Gallardo

3 Responses to “Química de los sentidos”

  1. Amigo desconocido Fernando qué facilidad tienes para conseguir mantener nuestra atención. En el último regalo que nos has enviado hay una parte que me preocupa y por lo tanto estoy en desacuerdo y hay otra con la que estoy completamente de acuerdo y me explico: me asusta pensar que personalidades de muy diversas especialidades se reunan para tratar sobre la investigación y la aplicación tecnológica de la química sensorial en el «diseño-de-productos», qué peligro! Aunque reconozco que tal y como vamos será lo único que nos quede en un corto espacio de tiempo.
    Que cada cuál saque sus propias conclusiones.
    Sin embargo sí estoy de acuerdo en que acumulamos un registro emocional que nos condiciona, yo lo he comprobado andando por el Hotel; cuando más me acerco a la zona del Balneario y empiezo a sentir el ruido del agua, la humedad más predispuesto estoy a utilizarlo y lo mismo le ocurre a muestros clientes; alguien se imagina una panadería que no huela a pan antes de llegar a ella, parte del éxito de los americanos con la cadena Starbucks ha sido que donde instalan una de sus tiendas todo queda impregnado del olor a café, que por otra parte es lo que ellos venden, con lo cuál la tentación de entrar es irresistible.
    Justo a unos metros de nuestro Hotel hay la única fábrica de cigarros puros que hay ahora mismo en nuestro país, bueno pues han puesto en marcha una línea nueva de puritos con aromas a vainilla, canela, tofee y mango. Antes de comer, me suelo dar un paseo alrededor del polígono y el sólo echo de percibir estos aromas da la sensación de que estes paseando cerca de una fábrica de dulces en vez de una fabrica de cigarros con la mala publicidad que ello tiene, sin embargo con estos aromas que se perciben desde el exterior estoy convencido de que mi predisposición es completamente diferente.Ojalá pudieramos pasar al lado de una fábrica papelera y oler a tofee, no estaría mal el reto para los que están reunidos en el simposium.

  2. Me encuentro ahora mismo en el Parador de la Granja y puedo adelantar sobre lo que será objeto de mi crítica en El País esta próxima semana que mi experiencia aquí está enmarcada por dos fuertes percepciones sensoriales. Una, la vacuidad compacta del silencio que se tiene dentro de todo el edificio, como si el sonido retenido se asemejara a la portezuela de un BMW. Y dos, el aroma penetrante de los aceites esenciales que provienen del spa y que conducen al huésped hacia el tercer patio sin indicadores que lo guíen. ¿A santo de qué, pues, tanta cartelería de evacuación y preventiva?

  3. Es muy fácil hablar de olores cuando se tiene un balneario o spa cerca, pero ¿cómo se hace sin ser articial cuando se trata de un hotel que ni siquiera tiene restaurante al uso donde poder deleitarte con los olores de la infancia? Es tremendo pensar que ahora hasta los olores que recordarán nuestros hijos son olores «enlatados» o «prefabricados». Estoy segura de que las grandes cadenas de fast food también lo tienen estudiado y por eso huelen tan igualmente mal… En cuanto al sentido del oído, es gracioso por que cuando voy en el coche con mis hijos, siempre es una fiesta cuando somos capaces de reconocer una Harley o un escarabajo por el ruido del motor a lo lejos….

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