Amigos del foro de La Ruina Habitada, Fernando Gallardo ha venido de su periplo por Chile con las tijeras de podar en una mano y el rayo de Zeus en la otra. Y como casi siempre es más fácil acertar en lo que ha pasado que acertar en lo porvenir, me pregunto: ¿por qué los que supuestamente sabían desde hace tiempo que el mercado del turismo se estaba saturando, que nuestros precios no son competitivos, que la falta de formación hostelera y la profesionalidad brillan por su ausencia, que incentivar y apoyar con subvenciones casas rurales, proyectos turísticos deficitarios y tantos otros programas para el sector donde lo único que primaba era la foto del político y del empresario de turno para justificar los fondos europeos y los programas partidistas, no avisaron o pusieron coto al desmadre hostelero? Supongo que por lo mismo que ha pasado en el sistema financiero, hipotecario e inmobiliario. Los que tenían que haberles dicho a los pequeños inversores, léase a aquellos que tenían en mente hacer un pequeño o mediano hotel con encanto, un restaurante con estilo, o un chiringuito muy chulo, se escondieron con la que estaba cayendo. Y no avisaron de que, en poco tiempo, aquí no vendrían más que guiris de bocata y botellón y que el turismo interno, con el acojone de la hipoteca, el mileurismo y el empleo precario no está para gollerías. Pues nadie, ni los medios de comunicación, ni los especialistas en el sector, ni los políticos… Nadie ha dicho en los últimos años: chavales esperar a que escampe y se aclare el panorama para saber por donde tirar.
¿Clientes? Pues claro que los hay -solo en España veinte millones, más o menos-, pero no a estos precios. Ni con estos servicios, ni con esta profesionalidad. De la crisis no se saldrá con buenas intenciones y nobles esfuerzos. Aquí sí que estoy de acuerdo con Fernando: saldrán aquellos que tengan imaginación para adaptarse a las nuevas tecnologías, a los precios competitivos y ofrezcan una calidad una profesionalidad y un trato al cliente exquisito. Y como me gusta dar consejos, ahí va uno: salid fuera, haced turismo y comparad con lo que tenemos aquí. Os llevareis algunas sorpresas.
Por cierto, el proyecto de Hotel de los Sentidos sigue en pie y además con mucha fuerza. Solamente nos falta concretar los inversores. Vamos a convocar una reunión, el próximo lunes 2 de febrero en mi hotel El Milano Real, en Hotos del Espino (Ávila), para avanzar algo sobre este tema. Los interesados en participar en esta reunión constituyente contactad conmigo por correo o por teléfono. Y, aunque pueda parecerlo, no me apellido Madoff.
Paco S. Rico, hotel El Milano Real
Hola Paco,
Me uno a vosotros hoy 2 en vuestra reuníon, pues estoy en Francia y aunque he acortado mis vac, no regreso a Madrid hasta el día 4.
Me encantaría ser inversor en este proyecto, pero mi economía actual es limitada. Por ello os envío una idea.
Socios inversores fundadores o nucleo «duro» …x miles de Euros
Socios inversores fundadores simpatizantes o satélites……x/y miles de Euros.
Así se puede abrir cierta puerta a personas como yo, que creyendo 100% en el proyecto, no pueden aportar el mismo capital que los más fuertes, o con poder de captación de este importe inicial que ya se ha barajado en el foro.
Mucho éxito en el desarrollo de la misma.
Me uno a la idea de Rafael Moreno para el futuro «Hotel de los Sentidos». Yo tampoco voy a poder estar en la reunión prevista para el día 2. Me apetece enormemente el proyecto pero sinceramente no llego a inversor fundador y me conformaría con ser inversor fundador simpatizante. Creo en aquello de que la «oportunidad» es «una mujer vestida de Luna, cubierta de Sol» y no me perdonaría perderla.
A mí la idea de Rafael Moreno me parece sugerente. Por supuesto, estaré abierto a la decisión que tomen quienes se reunan en El Milano Real el día 2 de febrero. Yo no votaré por razones obvias: no participaréen el capital, ni me voy a inmmiscuir en la responsabilidad de este proyecto, pero sí me he comprometido a facilitarlo, aportar ideas, supervisar las obras en Valparaíso y poner en contacto a los inversores con quienes lo gestionen y comercializacen.
Lo más estimulante en crear dos categorías de inversores es sumar personas e ideas a un proyecto que, no nos desviemos de la ocurrencia inicial, se ha presentado como un experimento de laboratorio que podría tener repercusión mundial.
A este fin, recuerdo cómo se fundó el periódico El País, donde se abrió un contingente de capital que dio entrada, con una pequeña participación, a cientos de pequeños accionistas sobre los que descansó tiempo después el armario de la fidelidad a este diario. Ello le salvó, tiempos después, de no pocas crisis y desviaciones éticas. A día de hoy aquella experiencia y su traslado al ámbito de la redacción siguen pesando y constituyen, en plena crisis de la prensa escrita, un referente sobre el que apoyarse.
¿Por qué no iba a suponer el mismo faro, el mismo cimiento, un núcleo simpatizante de nuestro Hotel de los Sentidos sobre el que se apoyara la germninación de este experimento de laboratorio?
Confío en que los asistentes a la reunión del 2 de febrero aprueben esta idea comunitaria a la que deben sumarse, obviamente, otros compromisarios.