Estética y estática de las subvenciones

Manda h… (podridos) con esta noticia que acabo de recibir. Un nuevo hotelito rural ha abierto este verano en La Rioja después de merecer por parte del gobierno riojano una subvención de 30.000 euros. Tal y como pinta hoy la situación del turismo en España, con la dramática sobreoferta existente en casi todos los destinos, va una autonomía de proba industria vitivinícola y se gasta los dineros de nuestros bolsillos en añadir leña al fuego. O uva al vino… Quizá porque sus cabezas pensantes piensen que una vez superada la crisis financiera mundial todo volverá a su lugar, incluidas las ganas de escaparse que habrán acumulado todo este tiempo los urbanitas por los flamantes territorios autonómicos.

Lo peor no es que otro establecimiento atice la guerra de precios que ya se desata en todos los sitios con los nuevos advenedizos. Todo el mundo es libre de iniciar el negocio que le venga en gana, faltaría más. Lo peor es que la subvención de marras ha sido concedida a un hotel cuya imagen es ésta:

LaBaldufa

Por si todavía a alguien le atrae la casa y se regocija de pasar en ella el próximo fin de semana diré que atiende por La Baldufa y está en el pueblo riojano de Munilla. Muy probablemente sus propietarios inician con buen ánimo esta andadura, son hospitalarios, acogedores y se han hipotecado hasta el cuello por ver culminado su sueño de poseer una casa rural con la que ganarse honradamente el pan. Doblemente lástima, entonces, porque les tocará como a todos sufrir de lo lindo en el saturado horizonte turístico rural de la Península. No han sabido o no han podido hacerlo diferente. La foto aludida, y no digamos su web o tarjeta de visita, no puede parecernos más irrelevante. Es una más entre las 20.000 casas subvencionadas que hoy se disputan a muerte el carcomido pastel del turismo rural.

Los subvencionadores oficiales deberían reflexionar en el futuro acerca de la conveniencia de seguir promoviendo políticas tan discriminatorias para el que lo hace bien en favor del que no lo sabe hacer diferente o mejor. Porque hoteles como el de la imagen daña la ídem del turismo riojano y añade un insano factor de competencia frente a los hoteleros de La Rioja que creen en el turismo de los sentidos, el buen servicio y el refinamiento estético asociado al vino. No es que éstos requieran de subvenciones equiparativas, en pura justicia, sino que los repartidores de dinero público no aticen el fuego de la crisis con propuestas que no van a ninguna parte.

O, parafraseando a Gala, el bastón de la subvención no debiera servir a la estética de los negocios, sino a su estática.

Fernando Gallardo (@fgallardo)

3 Responses to “Estética y estática de las subvenciones”

  1. Expreso mi modesta opinión de no hotelera, pero habiendo visto muchos hoteles y hablado con muchos hoteleros en casi 10 años dedicada a la labor de intermediación en el sector, me cuesta entender cómo, a día de hoy, se siguen abriendo establecimientos que, de nuevo en mi modesta opinión, no ofrecen a los potenciales clientes un elemento diferenciador que los haga merecedores de atraer el interés de los mismos hacia su establecimiento. Si además, dichas aperturas se llevan a cabo con subenviones públicas, todavía entiendo menos cómo funcionan las administraciones (aunque, tal y como está el patio, quizás no debiera sorprenderme!)

  2. Tu modesta opinión, y la mía. Que por aquello de llevar 11 años en esto del TR – hoy nos sinceramos con la experiencia – puede tenga algún valor. He ido a la web de la Munilla: bien, eso era lo que se hacía en Mallorca hace exactamente 11 años. En Mallorca y en casi toda España. Paredes un tanto frías, pesadas camas, cuartos estrechos. Edredones para el frío – ignoro si hay calefacción, espero sea así – un desayuno supongo bueno y ya veremos quién hace la cena por esos precios….En fin, espero y deseo que el propietario haya puesto todo el dinero de su bolsillo exceptuando esos 30.000€. Porque si ha sido un error tipográfico y han sido 300.000€….Mal vamos.
    Pero el problema no es esta simpática casa, a mi entender. El problema es quien da la subvención, que es muy diferente.
    Hace frío.

  3. Estoy de acuerdo con Bernat: el problema es de quien da la subvención y apoya la proliferación de determinados negocios. Mi experiencia en el mundo de las subvenciones ha sido nefasta (salvo el Consorcio de Turismo de Sevilla que ha subvencionado mi Holos con 7.500 € ¡menos da una piedra!). Intenté pelear a nivel de Consejería, de Fondos comunitarios etc… y todo fue en vano: miedo a lo diferente, a los comentarios del vecindario etc… Todo lo que he conseguido es impedimentos burocráticos, problemas con las licencias etc… o haces lo que ellos quieren o no te queda más remedio que lidiar tu solito con el toro.

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