A las 11h30 de hoy, hora de Lima, salí a la calle con la sensación de llevar, de nuevo, un compás turístico adelantado. Deambulé por los acantilados de Miraflores entre una neblina espesa y astragantemente húmeda con la necesidad de digerir el mal trago de un webinario tan estéril de contenido como precario en su tecnología. El impedimento de videoconexión para todos los participantes 40, siete menos que en la edición anterior ha contaminado quizá la naturaleza del debate y lo ha relegado a un puro y redundante chat sobre la idoneidad de las cuotas a pagar por pertenecer al clúster de innovación hotelera que habíamos propuesto. Ninguna mención al programa de actividades, a los réditos esperados, a la estrategia por desarrollar Únicamente el peso de la cuota, el valor del dinero.
Mientras mis suspiros limeños se volvían socarrones por la evidente desidia con que el sector hotelero ha acogido una propuesta crítica de cooperación e innovación, el pensamiento se me escurría por los esteros de la memoria al recordar qué poca atención me prestó el mundo editorial en aquellos días de 1988, cuando tuve la impertinente ocurrencia de proponer la publicación de una guía de hoteles con encanto. Apenas existía en el territorio peninsular una insignificante muestra de hoteles pequeños y familiares con interés por atraer a la clientela urbana de una España que esperaba mucho de su reciente incorporación a la Unión Europea. ¡Qué ingenuidad argüían pensar que este país iba a llenarse de hoteles con encanto ! Y con ese título tan cacofónico ¿quién prestaría atención a un libro así? Vuelva usted mañana, me respondían como si yo no hubiera leído jamás a Larra. Hasta que el entonces director de la editorial El País-Aguilar, Guillermo Willy Schavelzon, y su sucesora en el cargo, María Ángeles Sánchez, aceptaron poner en marcha la idea siempre y cuando me amoldara a un presupuesto simbólico que se iría incrementando con las ediciones posteriores siempre y cuando la fórmula tuviera éxito. Nadie imaginaba que, años después, ese horrible apelativo de Hotel con Encanto se acabaría convirtiendo en un genérico.
Años después viví lo mismo con Carlota Mateos e Isabel Llorens, dos ilusas jovencitas incapaces de crear una marca hotelera y tener una visión propia del turismo con encanto: Rusticae. Así como lo cuentan en su libro autobiográfico Pioneras, publicado por Alienta Editorial, la historia comenzó con una dosis de desánimo, la que produce el hecho de que solo nueve hoteles se interesaran por pertenecer a un club de calidad. Uno, que ya tiene su edad, se esforzaba en hacerle ver a los hoteles escogidos las ventajas de no promocionarse en soledad, estar en contacto con otros establecimientos de similares características, ser objeto de auditorías regulares a cargo de terceros, en fin, pertenecer a un mundo de viajeros con nombre y no de turistas con número. Muy pocos, solo nueve, creyeron que Rusticae se acabaría convirtiendo en la marca de referencia de la hotelería con encanto en España y lleva camino de serlo también en otros países como Argentina, Marruecos y Portugal.
Sí, mientras hacía boca en las atalayas limeñas sobre el océano, mis diatribas consistían en adivinar qué díscola circunstancia determinaba la cerrazón de muchos hoteleros por ser tan advenedizos empresarios y con qué simpleza cortoplacista algunos rematan su desinterés por el futuro de sus negocios. A menos que se defienda la ineficacia de las nuevas tecnologías en la comercialización hotelera o la amenaza que representa para la propia supervivencia un escenario de cooperación y convivencia, el escaso interés suscitado por la propuesta de un clúster de innovación hotelera solo se explica por la animadversión general a pensar en el futuro. Se dijo por escrito: el día a día absorbe toda la atención del negocio y no hay tiempo para imaginar el mañana. Se replicó de viva voz: sin una idea del mañana, el día a día es apenas un ejercicio de supervivencia. ¿Estamos seguros de poder sobrevivir en este océano rojo del turismo en España?
La respuesta me la dio un almuerzo reparador en la cebichería La Mar, que el afamado Gastón Acurio regenta en la capital peruana. Causas, tiraditos, anticuchos y un cebiche de corvina para iluminar los buenos pensamientos. Eso sí que es visión de futuro y claridad de conceptos. Acurio no se duerme en la tradición, ni en los laureles de su prodigiosa caja registradora (posee una afamada red de restaurantes en Santiago de Chile, Bogotá, Buenos Aires, Caracas, Sao Paulo, Miami y Madrid), sino que persigue la esencia de las cosas, la excelencia en los procedimientos, la corazonada matriz de nuevas tendencias, así como los conceptos revolucionarios de la cocina amazónica, considerada por Ferran Adrià como el futuro de la alta gastronomía. Un empresario, es decir, alguien con capacidad y decisión para emprender debe tener previstos los comportamientos de su clientela durante los próximos diez años. Y si no, no es empresario. Acurio, que lo es y de los mejores en Perú, analiza los comportamientos de los viajeros del siglo XXI con tanta precisión que su nuevo emprendimiento, una cadena de hoteles autóctonos llamada Nativa, pretende satisfacer con una arquitectura sostenible las exigencias medioambientales de los jóvenes de hoy, a sabiendas de que éstos serán los clientes adultos que llenarán sus hoteles mañana.
¿Alguien lo duda? ¿Alguien lo desconsidera? Léase esta entrevista de la A a la Z y se acabará renegando de la perplejidad. Gastón Acurio es el hotelero que nunca se verá obligado a cerrar. Su restaurante La Mar así lo anticipa. Basta entrar en los baños para saber lo que se cuece más allá de los fogones: un espacio onírico de cantos rodados, hormigón prensado, acero corten y dos tubos verticales colgados del techo que chorrean agua a caño sobre unas bacinas selváticas. Pura arquitectura de los sentidos. O el entramado de cañizo y volantín de acero que cubre el espacio de las mesas, adaptado al microclima del barrio limeño de Miraflores. O esa cocina a la vista, continuada por una barra kilométrica donde ejercen, muy holgados, los camareros. Peruanos todos, serviciales y educados como pocos, inteligentes y hacendosos. ¿Cómo se explica esto sin un Gastón Acurio empresario, capaz de extraer lo mejor de sus trabajadores?
Lo he escrito ya muchas veces: el sector hotelero en España no tiene un déficit de buenos trabajadores, sino de buenos empresarios.
Fernando Gallardo
Hola de nuevo desde el Norte de esta España que vive desorientada plagada de noticias contradictorias cada día y donde cada día también tenemos menos capacidad de ilusionarnos. Te siento dolido por no llegar a ese consenso que tú preveias pero personalmente pienso que has hecho todo lo que ha estado en tu mano para formar un clúster en el que yo tengo plena confianza y sabes que yo sí apuesto por la Agrupación y que ahora mismo soy el núm.19 de la lista de este proyecto en el que has puesto mucho trabajo y muchas y muy buenas ideas.
Voy a escribir algo en defensa de un proyecto en el cual creo. Voy a escribir algo intentando curar algunas heridas – si las hubiere – y abrir una reflexión a quien deba. Ayer fuimos testimonios de algo que ya suponía desde que el sr. Gallardo lanzó la idea del cluster. Ayer certificamos la cierta miopía del sector hotelero. Ayer fuimos todos (los que sí creemos en el progreso de España mediante un proyecto tecnológico y no especulativo, los que creemos que la unión puede hacer la fuerza, los que en definitiva no escatimamos esfuerzos en esto del promocionar el país para conquistar otros mercados ) un poco Isabel, un poco Carlota. En otras palabras, un poco pioneros de una aventura incomprendida…Puedo intuir cierta incredulidad en las caras de algunos al leer dicho símil, de sobras es conocida mi postura con lo Clubes de Calidad españoles. Lo que aportan a sus asociados en marqueting internacional, las acciones que llevan a cabo y sus costes.
Pero pese a mis corteses discrepancias debo reconocer el gran trabajo hecho, y la indiferencia inicial mostrada por algunos de vosotros .Cuando hace 10 u 11 años la aventura de Rusticae empezó, nadie apostó por dos veinteañeras que apostaban por la Calidad en el campo español al margen del ICTE con parámetros de marca, de «branding». Algo desconocido en la piel de toro. Con dicho leiv motiv su empresa tan sólo acogió a 9 incondicionales. Hoy la gente se pelea por entrar en el particular universo Rusticae. Incluso en el de Ruralka. ¿ por qué? No nos engañemos: porque formar parte de un colectivo, formar parte de una «brand» o Marca es importante.
Bien, lo que nos propone el sr. Gallardo no es un Club de Calidad. No, no se trata de eso. No se trata de tamizar «invierto tan to, saco tanto». Si vosotros hiciérais eso cada vez que hacéis algo…¿Cogeríais el coche? No, evidentemente. ¿Tendríais uno? Tampoco, excepto si os dedicarais al taxi. Se trata se crear un club de hoteleros emprendedores reconocibles en toda España. Se trata de que pongamos un logo en la puerta mucho más potente que el de Rusticae, Relais&Châteaux o Domus, y con perdón.
Se trata de que seamos reconocidos como gente preocupada por nuestro sector, que pensemos nosotros mismos, no por la dirección de nuestro club de Q.
«¿Oiga,¿ forma parte usted del Club de Innovación Hotelera?Entonces es usted dinámico, es de fiar. Le podemos dar ese crédito que necesita.» Se trata que con acciones puntuales podamos destacar en un mundo donde pensar no es lo habitual. Se trata de eso, nada más.
Olvidemos las sinergias negativas de la cuota. ayer yo sonreía para mis adentros: puedo afirmar sin tapujos que pocas personas habrá más endeudadas en este momento que quien suscribe en este Foro. No por gusto, ni por mala gestión: los Sentidos son, sencillamente, caros. Y el Plan Renove no llega.
Pues bien, pese a todo. nos apuntamos. ¿Por qué? Porque entendemos que el saber, la imagen de un hotelero preocupado por su sector, vale más que 1000 al año.
Pensadlo bien. No pasarán muchas oportunidades como éstas….
Jo, Fernando… que bronca…
Ayer, por desgracia, tuve que salir a hacer cosas de «empresarios pringadillos» como yo fuera de Ráfales… Visitar a mi gestor para ver el trimestre pasado y, de paso, inundar su oficina de facturas recibidas, documentos bancarios y demás parafernalia, además de, y sin anestesia ni na pa fumá, atender sus sesudas explicaciones… Ya sabéis: cosas que debemos hacer de vez en cuando.
Por cierto, de momento todo va bien…
La idea me parece muy buena, bien pensada y planteada. Los mil lauros… bueno… todo es cuantificable y, en este caso, no dudo que sea rentable a medio plazo (Hablamos de dineros y somos empresarios ¿No? Voy, poco a poco, aprendiendo el significado de coste y rentabilidad, que soy de ciencias…) pero cuando con mis seis humildes habitaciones y otras tantas mesas de comedor veo ciertos números… Lo siento NO PUEDO.
Mas claro, agua.
Se que, probablemente, esté trasladando un debate que ayer al parecer se trató (o monopolizó al parecer?) el webinario a este respetado foro pero las cosas son, por suerte o por desgracia, como son.
Mi presupuesto anual, mas o menos planteado y cerrado, en promoción y publicidad es de máximo 2000 y ya se, que lo he leído y comprendido, que esta idea no es eso… pero ¿En qué partida incluyo estos dineros que no tengo?
Ya hace días que, admirado de tanto «poderío» me pregunto ¿qué hago yo aquí con mi hotelito de juguete? Y, cuantas mas vueltas le doy mas me convenzo, que, si ustedes me lo permiten, seguiré escuchando, aprendiendo y participando, con la esperanza de no molestar mucho, en el.
Nunca me he rendido tan fácil como alguno pudiera suponer, si no fuera así ni siquiera hubiera llegado a abrir. Me tengo por perseverante y suficientemente decidido como para afrontar el futuro y seguir peleando duro el presente que nos toca vivir pero, lamentablemente, también he de ser consciente de mis / nuestras limitaciones.
Supongo que un post como este causará en alguien una sonrisa cómplice y en otros, espero los menos, un gesto quizá despectivo, pero este es el terreno donde nos movemos los pequeños hoteleros con nuestros grandes pufos creados por la ilusión de un proyecto: la puñetera realidad.
Gracias por vuestra paciencia y olé vuestros proyectos.
Clara y Jose (el que os escribe)
Lo bueno de este Foro es que nos ayuda a pensar y a intercambiar pensamiento. Bernat Jofre ha dado, sin quererlo, en el clavo. Porque cada uno tiene hecha una idea de lo que pretende el clúster. Y es obvio que el proyecto ha seducido a muy pocos empresarios. La razón hay que leerla en las palabras de Jofre:
«Se trata se crear un club de hoteleros emprendedores reconocibles en toda España. Se trata de que pongamos un logo en la puerta mucho más potente que el de Rusticae, Relais&Châteaux o Domus».
Eso es lo que entiende, y seguramente desdeña, todo el mundo. Pero es que mi proyecto de clúster no tiene nada quever con lo aludido. No ha estado nunca en mi mente el crear una asociación de hoteleros, ni mucho menos un club de privilegiados que pongan un cartel en la puerta. Ya existen muchos carteles. Yo, sin ir más lejos, coloco tres: el de El País, el de El País-Aguilar y el de Notodohoteles.
El clúster no significará nunca «branding» para los hoteles suscritos. Nadie será capaz de verle alguna ventaja ni rentabilidad a plazo fijo. No dará renombre. Ni siquiera será conocido en sí mismo. Ya están para eso otros clubes. Ya están para eso las guías de hoteles, como las mías.
El clúster tiene sentido desde la perspectiva de la cooperación y la innovación. Su aprovehamento será muy distinto para cada quien. Habrá quienes lo aprovechen y quienes no. Como en las mejores familias. Es el meor símil para comprenderlo. Cuando invertimos en educación para nuestros hijos (quienes los tengan, yo no) no pensamos en la reversión que nos va a suponer su paso por la Universidad. No lo cuantificamos, sabemos que es nuestro deber y que, de algún modo, procurará un beneficio ajeno (no el nuestro, sino el de los hijos) en un plazo indeterminado (nunca menor de 21 años) y sin poder determinar el número de reservas que va a originar (los euros que el futuro liceniado ganará al mes).
Alguien se preguntrá entonces qué interés nos mueve a todos eso de parir hijos y educarlos, con lo poco rentables que resultan. Mejor importar un par de inmigrantes ya formaditos y con sueldo fijo (bajo). Racionalmente sí, pero desde el principio de la Humanidad se ha actuado en contra de la razón económica y, ya por instinto de supervivencia, ya por el factor emocional de la paternidad, los hijos han sido concebidos sin tener en cuenta los 1.000 euros que cuestan, ni los favores que nos devolverán (?) si de viejos hemos de asilarnos.
Con las empresas debería suceder un poco de lo mismo. Quien crea una empresa y no es capaz de aportar a su quehacer una dosis de riesgo, otra de intuición, otra de inversión sin plazo fijo y otra mucha de educación (formación académica, profesional o instrumental) tiene los días contados. Su tendencia a la especulación por encima de otros valores como el prurito, la ética corporativa, la satisfacción que producen las cosas bien hechas, le abocará a un abismo incalculado al principio. Un abismo mucho más evidente en la economía post crisis que nos tocará vivir.
Lo siento por los que caerán en el camino. Estaban avisados. No asistimos al fin, sino al principio de la historia.
Invito a Fukuyama a discutirlo en este Foro.
Unas cuentas rápidas me hacen desconfiar de lo aportado aquí por Clara y Jose… So pena de tener que predecir su ruina económica.
Puedo equivocarme, pero si La Alquería destina 2.000 euros a promoción hemos de pensar con la ortodoxia que requiere la economía hotelera que su facturación anual es de 60.000 euros. Si esto lo distribuye entre camas y mesas, lo facturado por sus habitaciones debe de ser, más o menos, unos 40.000 euros. Lo que origina un beneficio bruto de 32.000 euros/año. Que, repartidos entre sus seis habitaciones, deja el beneficio reducido a 5.300 euros por habitación y un neto estimado en 4.000 euros.
¿De verdad piensan Clara y Jose que el valor patrimonial de su hotelito, junto al pasivo mobiliario y las amortizaciones en mantenimiento de las instalaciones hacen sostenible el negocio on 4.000 euros?
O las cifras son de una ingenuidad extrema o algo les está fallando en el modelo de negocio de su pequeño establecimiento hotelero.
Y todo eso sin considerar que a su alrededor le pueden construir otros 10 hotelitos de las mismas características que el suyo. De ejemplos así está sembrado el campo en España.
Debo haberme expresado mal, supongo. No se trataba de emular a nadie, para eso ya están las asociaciones pertinentes: las asociaciones o clubes de Calidad. No, lo que se trata es de una unión. De hoteleros o personas relacionadas con el turismo: arquitectos, escritores, críticos, auditores, informáticos, delinenates, economistas, publicistas… a todos estos colectivos iría en mi cabeza dirigido el clúster. Todas las personas y profesiones que comportan el alumbramiento y mantenimiento de un hotel.
Así quizás evitaríamos problemáticas de viabilidad, de ( mal) diseño, de ( engañosa) publicidad, de Promoción Internacional…De paso evitaríamos un posible fracaso de un modelo que creíamos potente y se ha demostrado con los pies de barro.
Estoy de acuerdo: no exactamente «hoteleros», ciertamente. Si así fuere, sería más de lo mismo, y a eso no vamos.
Pero desde la educación, disiento con Fernando Gallardo en cuanto al tema de la imagen. Debemos crearla. Crearla y fomentarla. Obviar el marqueting propio cuando se está queriendo profundizar en el ajeno no me parece muy acertado, la verdad. Lo digo, repito, desde el mayor de los respetos. No deberíamos tener ningún miedo a crear nuestra marca. No de calidad, no de reservas. Una marca tecnológica. Y enorgullecernos de ella, por supuesto. Si a eso se le llama «branding», sacarle jugo o rentabilidad, pues bienvenido sea.
Es mi opinión. Puedo ir equivocado. Quizás. Pero creo que no tanto. Un colectivo empieza por algo. Una idea- que tenemos – y , muchas veces, una imagen. Muchas veces suele ser así.
Fernando habla de ortodoxia financiera… y nosotros de ilusión aunque con nuestras limitaciones.
Vamos a repasar unos cuantos números.
-Aquí en el Matarraña, Teruel, el año pasado hubo 75000 visitantes.
-Este es nuestro tercer ejercicio completo (y en medio de esta pedazo de crisis…).
-Abrimos el 26 de mayo de 2006.
-El 2008 facturamos 74833,90. Casi 10000 más que en 2007.
-En toda la comarca tan solo hay aproximadamente 15 hoteles / hostales de hostelería «tradicional» (según la definición «de toda la vida»).
-Hay en proyecto, paralizados de momento por la crisis, en toda la comarca unos 3 hoteles / hostales mas. TODOS con financiación pública… No comments…
-Somos dos autónomos y Montse, como asalariada y ángel de la guarda.
-En este pueblo, Ráfales, hay 115 personas censadas.
-Pablo tiene 26 meses y es guapo y listo como Clara, su madre.
-2009 es nuestro primer año en la Guía Michelín (Y, aunque mente a la «competencia», esperamos no sea el último)
Tal como, desde el primer momento que conocí y fui invitado a este foro, me pareció entender: ¿Es solo cuestión de números o de visión a medio – largo plazo?. ¿Ilusión en un proyecto y confianza en el desarrollo turístico de la comarca o meros números de los «nuevos vampiros» que comentaba Nacho Latorre en otro post? ¿Son los 1000 o que me he atrevido a expresar mi opinión, y limitación, públicamente?
A lo mejor el problema es que en este foro hay desde *****GL hasta juguetes de una * como el nuestro…
Debo ser un bocazas… o un limitado ilusionado…
Estimado José Antonio: como sabes, me llamo Bernat, y tengo un pequeño agroturismo en Andratx, Mallorca.
Mi hotel es pequeño, como el tuyo ( 4 habitaciones dobles y dos Junior Suites acabadas de estrenar, diseñadas por Jesús Castillo Oli ), nada pues que tumbe de espaldas. Nada que sea un Relais&Châteaux, ni por supuesto nada lujoso. Digno, eso sí. Las cosas, como sean.
Hoy me he embarcado en una aventura que me puede salir bien, me puede salir mal ( la ampliación de Son Esteve a través de los caros Sentidos ), empeñando mucho y pasándolo muy mal. En estos momentos, durmiendo poco.
Pero ello no es óbice para no estar a la última, para no quedar muy retrasados en tendencias, en lo que se cuece y en lo que se hace. Por ello el éxito de las suites: sin estrenar y llenas. Y a un precio que nunca soñé.
Pero lo he hecho sin plantearme muchas cosas, sin dudar. Que te lo diga Jesüs. Esto, se hace,diga lo que diga la gente.
¿Quiere ello decir que debes hacer tú lo mismo? Pues no, ni mucho menos: cada uno debe conocer sus límites y sus posibilidades. Cada uno sabe lo que tiene en sus manos. Cierto. Y cada uno sabe lo que debe. También es verdad. Acabo de ver tu página: no tienes, es decir no te funciona.
Ignoro cómo te llaman los clientes, o cómo te localizan. Pero un consejo de un amigo: coge esos 2000 que dedicas a no sé qué, vas a un webmaster solvente como Ignacio Sánchez Rubio ( http://www.facebook.com/profile.php?id=1373857830&ref=ts ) y te hará una web que te traerá, probablemente, los clientes necesarios para poder entrar en esta aventura….
Lo demás son lamentos .
Ánimo, pasa a la acción, ármate de valor. Si no puedes ahora, quizás más adelante. Pero no des un portazo al saber: eso nunca.
Te lo dice alguien tan pequeño como tu. Tan bocazas como tu. Pero nunca iluso: eso se lo dejo a los conformistas, a los que se quedan en el sofá. Eso, lo dejo para los que – como dijo Inmaculada – van a cerrar. No va ser tu caso, pero no dudes que alguno de tus 15 competidores cerrará. ¿Sabes por qué? Por no saber dar un servicio…y por no estar a la última.
Lo dicho: este año pones la web en movimiento, la posicionas en el mercado. Con tres euros diarios, el precio de un capuccino y un croissant en el Puerto de Andratx. Te bastará y sobrará para estar en la primera página, pues casi no tienes competencia.
Como te darás cuenta si sigues mis consejos, Google hace milagros y te verás con el suficiente valor como para entrar en el clúster. No tengo la menor duda.
Yo lo haría ahora y así me haría la página casi gratis, pero bien.: cada uno hace su camino al andar.
No obstante una cosa: hagas lo que hagas, siempre serás bienvenido.
Tu amigo, Bernat Jofre i Bonet.
P,S.: pequeño, pero inquieto. Eso me salva.
Hola Bernat.
Casi hay una cosa que me da mas miedo, por lo desconocido, que hablar con un banquero: hablar con un diseñador web… (Y eso que llevo «conectado» desde el 92 y soy teleco de formación… Razón de más para arrepentirme de ciertas decisiones como la que comento a continuación)
Tengo mi página propia en stand-by (pagada, que no es poco, y funcional) porque, mal aconsejado supongo o encariñado con un diseño, la hice en flash… Primer error: NO SE PUEDE POSICIONAR CON FACILIDAD (O eso me cuentan…)
Por ello prefiero, de momento y hasta que me informe mejor, dar prioridad a la minisite de Toprural que, por cierto, está muy bien posicionada y además tiene todo ese feedback de terceros que tanto buscan y agradecen los clientes. Te agradezco el contacto de Ignacio ya que, si en un tiempo prudencial no me solucionan nada, me pondré en contacto con el.
De todos modos no me cierro a nada pero antes, como os acabo de explicar y podéis comprender, tengo cosas mas urgentes que solucionar.
Un saludo y gracias por el ánimo y la información.
Estimados José Antonio y Bernat:
Vuestras dos páginas no sirven para tan altos propósitos. Flash no es interpretado por Google, y eso lo sabíamos desde los inicios de Internet. A Bernat le aconsejo que, además de aconsejar a los demás que cambien sus webs, empiece él mismo a cambiar la suya, que es la más flash de todas y la que peor se posiciona en Internet. Su hotel ni siquiera aparece en las primeras 100 páginas de Google, y teniendo en cuenta que todo lo que pase de la primera es tierra baldía…, que saque sus conclusiones.
A mi juicio, y llevo en Internet desde 1987, cuando desarrollé en Asturias el programa europeo Star, la mejor estrategia en Internet es la de José Antonio. Lo subrayé en el debate (registrado) sobre estrategia en Internet en Jávea. Que un hotel independiente trate de posicionarse en Google frente a las cadenas y los intermediarios on-line es tarea imposible, a menos que se tenga el capricio de financiar un AdWords de un millón de euros. Los hoteles independientes deben confiar su posicionamiento a los prescriptores. Y para La Alquería el mejor prescriptor puede ser, estoy convencido, TopRural.
Así pues, Bernat vuelve a estar equivocado. Una marca cuesta mucho tiempo y mucho dinero en hacerse. Si ha habido susceptibilidades con la cuota de 1.000 euros para fundar el clúster, no me quiero imaginar lo que sucedería si propusiera una cuota de 10.000 euros para cimentar, además, una marca. O los 18.000 euros que cuesta la marca Relais&Chateaux… Seamos prudentes, porque es lo inteligente.
Y me he arriesgado a hacer números con José Antonio (celebro su falta de pudor en retratarse, buen principio de perder el miedo a cooperar…) porque si factura 75.000 euros al año, la técnica empresarial aconseja que, conforme a esa cifra de negocio, la inversión en publicidad sea de 2.250 euros. Incluso, durante los tres primeros años, de 3.750 euros. Claro está que cada cual debe proyectar las inversiones de su empresa como le venga en gana, pero si esto es así en la mayoría de las empresas no veo por qué no ha de ser así para un pequeño hotel en una zona tan prometedora como la turolense.
Igual entre esos 3.750 y 2.250 euros encuentra licencia para los 1.000 euros que le costaría el clúster. Y no lo digo para arrimar el ascua a mi sardina, que a estas alturas de la vida poco me entretiene, sino por ayudar a que un pequeño hotel ocupe un poco más de espacio que el que la lógica económica le reserva. De ahí que abogue tanto por la cooperación hotelera como arma frente a la crisis.
José Antonio, no sé si formarás parte al final del clúster. Pero eres un baldón gigante de nuestro Foro de la Ruina Habitada.
Me estáis picando… y tentando…malos… 😉
La tentación es mala…
Una esquina de España, la costa de Lugo. 600 kilometros desde la capital y no hablamos desde la costa mediterranea.
Turismo estacional de no mas de 50 días (como mucho) de temporada alta al año.
Hotelito de 4 habitaciones. Sencillo, humilde pero muy digno (como dice Bernat).
Muchas ganas, mucha ilusión y mucho trabajo.
Y mucha fé, sobre todo con el aval de F.G.
Nos tiramos de cabeza hace 5 años cuando montamos nuestro negocio y ahora… repetimos.
Los arriesgados: Mari Luz y yo mismo, Antón.