A cuestas con el turismo rural

CowFace1 Anda el personal del agro un poco levantisco, no sé si por los efectos indeseados de esta crisis o porque faltan ideas con las que gobernar el negocio. No del agro paltero (de los aguacates) o del aceitero, que ya no toca pito aquel comisario europeo que llevó a muy mal traer a los aceituneros altivos de Jaén y otras zonas productoras de Iberia, la década pasada. Ahora le toca el turno al agroturismo, del que puede decirse en confianza que solo existe en funcionamiento una decena de establecimientos reales, puesto que los demás tienen de agrario nada más que el nombre. Quien no esté de acuerdo con esta afirmación que no me lo discuta a mí, sino al profesor egresado del CSIC Venancio Bote, un amigo.

A los que no gustan de llamarse agroturismos utilizan el vocablo más amplio de turismo rural, que es todo aquel establecimiento no ubicado en Madrid o Barcelona. ¿Suena a broma? Acaso la broma sea la de encontrarse con un buen número de hoteles rurales dentro de Vigo, que es pueblo no capitalino de mucha mayor habitación que Soria. O en el centro mismo de La Virgen del Camino, cerca de León, acaso porque hace unos años esta localidad era lugar de labrantíos, hoy convertida en núcleo industrioso.

Sucede lo mismo con los hoteles de golf, que confunden cuando no se les reconoce sus atributos. Me lo contaba un amigo mío golfista de pro, que viajó desde Oslo con sus palos para jugar en el campo del hotel Villa Magna, en la mismísima Castellana de Madrid, y se extrañó de encontrar por únicos hoyos los del metro de Gallardón. ¡A quién se le había ocurrido anunciar ese ex Hyatt como un hotel de golf!

Pues eso, que los negocios de la cosa verde están que trinan porque la oferta de casas rurales ha aumentado casi un 10% durante 2008, y como la ocupación ha descendido un 11%, las cuentas salen solas. El sector del caserío rural es claramente deficitario. Sus propietarios temen acabar muy golpeados por la crisis, por lo que la Asociación de Profesionales de Turismo Rural (Autural) y la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), algunas de las muchas que existen para atizar las brasas de la gresca agroturística, han emprendido una cruzada contra el parque ilegal de casas rurales en España, que se supone incluso mayor que el de las legales.

“La piratería perjudica gravemente la imagen del sector y supone competencia desleal”, acusa el presidente de Autural, Rafael Correa, para quien los males del sector estriban en la existencia de una normativa desigual en cada comunidad autónoma, con 18 leyes diferentes, y pocas ayudas públicas. Es de suponer que el representante de la mentada asociación preferiría que fuese la Unión Europea quien normalizara (¿McDonalizara?) a las casas rurales, ya que expresa cierta querencia por un mercado único, y que lo financiara todo, como hasta ahora, el programa europeo de fondos estructurales. Lo que resulta más difícil de suponer, por contradictorio, es que se persiga la piratería cuando en su erradicamiento se pretenden exacciones émulas de Barbarroja.

A ver si lo entiendo. La única condición que distinguiría la legalidad y la ilegalidad de las casas rurales es la transparencia fiscal de su actividad económica, aparte de las exigencias sanitarias y arquitectónicas, como en casa de cualquier vecino. Y si Autural está reclamando hoy a la Administración “un aplazamiento del pago de los impuestos para los alojamientos situados en poblaciones de más de 500 habitantes y fiscalidad cero para los ubicados en las de menos de 500 habitantes” está condenando a la ilegalidad a un buen puñado de casas rurales. Ya no tendría sentido su solicitud de un observatorio para controlar la piratería, pues con una exacción fiscal como la que se propone todas las casas observadas serían directamente ilegales.

Claro que si lo que se está diciendo es que la ferulenta estacionalidad del caserío rural impide cualquier normalización fiscal, a santo de qué gastar el tiempo y las ideas (malas) en cruzadas tan estériles como la de la música en mp3… Por la boca muere el pez. Al igual que la SGAE, la Autural haría bien en inventar otro modelo de negocio. Porque está muy claro que el negocio de las casas rurales de medio pelo es un mal negocio una vez que se han agotado los Leader europeos.

Se pueden seguir reclamando infinitas ayudas públicas, naturalmente, que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar.

Fernando Gallardo

One Response to “A cuestas con el turismo rural”

  1. Ejemplo gráfico de la cruda realidad…

    Ráfales, 125 (aprox.) censados (80 almas en invierno):

    2 hoteles: El Molí de L’Hereu ** y La Alquería *. En total 44 plazas aprox.
    2 apartamentos de turismo rural (total 10 plazas) Casa Agueda.

    1 apartamento PIRATA: El rincón del búho (6 plazas)
    1 apartamento PIRATA propiedad de la gente que lleva el bar (6 plazas)
    1 apartamento PIRATA: Casa Anglés (8 plazas)
    1 casa (enorme… hasta 24 pax. se han metido allí…) PIRATA: Casa de L’Hereu (Nada que ver con Agustín y Pilar del Molí…) Propiedad de La Fonda de la Plaza de Valderrobres.

    Y tengo dudas con un par que parece que no se acaban de animar…

    Varias de ellas tienen incluso página web y salen publicitadas en diferentes portales, poco rigurosos al parecer, de turismo rural.

    ¡¡¡ Y SE MOSQUEAN SI NO TENGO SITIO PARA CENAR !!!: «¿Y ahora donde vamos con niños y todo…?»

    De 88 camas solo 54 son legales. Y a nadie parece importarle…

    Si hacen lo de la rebaja, o exención, de impuestos igual me planteo descolgar la H, guardándola cuidadosamente, hasta que me salga a cuenta volverla a colgar.

    Vaya cachondeo.

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