Ku y Do

palazuelog Miguel Ángel Oribe es un escultor vasco que transita por este mundo –y crea en otros algo más suyos– en silla de ruedas. En mi artículo “Discapacidad para acomodarse mal” cité su empeño en llegar hasta los Jameos del Agua, en Lanzarote, a bordo de su vehículo terrestre. Ignoro si puede hacerse a través de un camino de 1,10 metros, como propone, sin dejar huella en esa burbuja volcánica que César Manrique convirtió en sala de espectáculos. Pero a fuer de volverme políticamente incorrecto dije que no todos los lugares debían ser accesibles a todos por cualquiera que fuera el medio empleado en hacerlos practicables. Ni siquiera el Camino de Santiago, que puede cubrirse en helicóptero desde Roncesvalles a Compostela y no demorarse el recorrido más allá de dos horas. Solo que ese no es el verdadero peregrinaje de Aymeric Picaud…

Por este motivo regreso a la obra de Oribe y me empapo en sus fundamentos para descubrir en las líneas que las explican el mito de lo inalcanzable. Kavafis ya lo inmortalizó en su oda: No has de esperar que Ítaca te enriquezca: / Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje. ¿Arribar, para qué? Así lo apunta el artista vasco en el introito de su última exposición, del 13 de marzo al 7 de mayo, en la galería Nocolor (Paseo Colón 37, Donostia):

“Siempre me ha interesado la idea de viaje, de recorrido, de tránsito, de camino y siempre unido a la idea de descubrimiento, de aventura o de nuevos conocimientos pero también asociado a la idea de proceso de aprendizaje o de adiestramiento en alguna actividad concreta. Otro de los elementos que para mi han sido importantes es la idea de hueco, de cavidad habitable, contenedora, el rincón en el que sentirse protegido, en definitiva el hueco entendido como refugio.”

Beti erakarri dit bidaiatzeko asmoak, ibilbideak, hara eta hona ibiltzeak, bideak, beti gauza berriak ezagutzeko aukerari lotuta; abenturari, ezagutza berriei edota aktibitate jakin batean trebatzeko edo zailtzeko prozesuari lotuta. Niretzat garrantzitsua izan den beste osagaia “hutsunea” da. Hitz horrekin bizi daitekeen lekua esan nahi dut, babestuta sentituko naizen txokoa, finean, aterpea.

“Todo viaje tiene algo de vacío, de desconocimiento y de inexperiencia que luego se adquiere con el tiempo, recorriendo el camino, pero, cuando uno llega al final del camino, si es que esto es posible, ¿no es vacío lo que encuentra?. Después de leer a Musashi* he visto que sí, que en el final de todo existe un vacío enriquecedor. El saber es. La lógica es. El camino es, pero el espíritu es vacío. Y así, conociendo primero lo que hay para poder conocer después lo que no hay, se llega al vacío.”

Bidai orok du hutsetik zerbait. Baita ezjakintasunetik, edota denborarekin, eta bidea eginez lortzen den eskarmentu gabeziatik ere. Baina norbera bidearen bukaerara iristen denean, iristea posible bada, aurkitzen duena ez al da hutsa? Musashi irakurri ondoren baietz ikusi dut, bukaeran huts aberasgarria dagoela. Jakinduria bada. Logika bada. Bidea bada, baina izpiritua hutsa da. Eta horrela, aurren-aurrena dagoena ezagutuz, ez dagoena ezagutu ahal izateko, hutsera iristen da.

* Musashi, autor del Libro de los cinco anillos, fue un samurái del siglo XVII que abandonó la katana y se convirtió en maestro en infinidad de artes como la pintura, la caligrafía, la poesía o la filosofía. En japonés, Do significa “el camino” y Ku, “el vacío”. Dos elementos inevitablemente relacionados uno con otro, y uno se convierte en el principio del otro.

Pues eso, ¿para qué llegar a todos los lados?

Fernando Gallardo

One Response to “Ku y Do”

  1. Qué sensación tan plena al compartir proyectos, planteamientos, energías, vida al fin y al cabo. Tener a Nautilus con sus artistas, con Antón Piñel y su familia, con Leda y su fuerza en nuestra red de Hoteles del Arte es un verdadero lujo. ¿Arribar, para qué? Si esta andadura es una fuente de dicha y aprendizaje. Gracias Fernando por acompañarnos.

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