El turismo echa el freno

La Cuenta Satélite del Turismo de España (CSTE), publicada por el INE, estima que la demanda turística generó en 2007 un 10,7% del Producto Interior Bruto, equivalente a la nada despreciable cifra de 111.984,2 millones de euros. Esto, que puede hacer saltar de alegría al PIB de muchos países de nuestro planeta, es visto con moderada decepción por los operadores turísticos españoles por cuanto representa una décima menos que lo obtenido en 2006, año récord se mire como se mire.

En términos interanuales, la demanda turística padece desde entonces una ralentización de su crecimiento, lo que preocupa a un buen número de hoteles atrapados en hipotecas de dudosa continuidad al tipo de interés actual y vistas las dificultades que atraviesa el sector financiero para renegociar la deuda a largo plazo.

Me ha llegado al oído la vibración de algunos hoteleros asustados por lo que escribí hace unos días: "¿de verdad vamos a tener que cerrar?", se leía en algunos foros. No quiero ser agorero, pero estoy convencido de que un buen puñado de hoteles surgidos en estos últimos años va a tener que echar indefectiblemente el cerrojo. No hay clientela para tantos, y menos la habrá cuando los países emisores de turismo hacia España (Gran Bretaña, Francia, Alemania) publiquen sus balances a fin de temporada.

No es ninguna novedad. Desde hace un par de años, lo menos, se viene anunciando que el panorama hotelero en España ha derivado de un mercado de demanda a un mercado de oferta. En consecuencia, sobran camas para tan pocos durmientes. Y, dadas las mínimas condiciones de flexibilidad existentes, tanto en el aspecto físico como de gestión en la estructura hotelera, no hay manera racional de llenar esos vacíos que producen agujeros en la cuenta de resultados.

En román paladino: o se atraen nuevos clientes o se clausuran sus camas. No hay vuelta de hoja. Lo primero se me antoja difícil, pues el parón psicológico de la economía familiar es evidente en medio mundo (y lo será en la otra mitad durante 2009). Lo segundo ya lo estamos viendo, por lo que seguramente algunos establecimientos hoteleros se transformarán en viviendas residenciales en venta o en alquiler. Nada extraordinario para quienes hayan sufrido otras crisis anteriores.

En cualquier caso, convendría hacerse esta pregunta antes de actuar en uno u otro sentido: ¿qué he hecho yo para merecer esto?

Es decir, de qué mimbres dispongo para hacer que una demanda cada día más escasa visite mi hotel. Qué argumentos ofrezco para retener a mi clientela. Qué de original poseo para que un viajero se desvíe de su ruta y me escoja antes de irse con el vecino. Por qué soy el más guapo de la clase.

¿Te gusta conducir?

A mis contertulios hoteleros en este foro les propondría un juego de niños. Empecemos. Tómese un hoja de papel en blanco y titúlese con un lema, una frase o una simple palabra que signifique de algún modo su hotel. Una definición propia del negocio. Algo así como: "Hotel Paraíso… En Un Marco Incomparable". A continuación rastréese en Internet el glosario de lemas que venden las excelencias hoteleras y anótense algunos de ellos a renglón seguido. Compárense con el nuestro. En lo formal y en lo conceptual. Si el nuestro es nítidamente singular, muy distinto a los demás, descorchemos sin tardanza una botella de champagne francés, que la crisis no nos afectará.

Fernando Gallardo

4 Responses to “El turismo echa el freno”

  1. Hace unos días el empresario hotelero Antonio Catalán -que algo sabe de esto- decía que en nuestro país no sobran camas, que lo que hace falta es buscar clientes, con lo que estoy completamente de acuerdo. Creo que un país que ha sabido crear con un trozo de pan, aceite y azúcar un auténtico manjar, imaginación no le falta y ya hemos debatido aquí que necesitamos imaginación y esfuerzo, lo uno sin lo otro es imposible. Y caray, si conseguimos el objetivo me inclino por descorchar una botella de cava, porqué tiene que ser champagne francés. Todos a una amigo Gallardo y si algo no lo encontramos aquí se busca dónde haga falta, pero primero tenemos que empezar por consumir nuestros productos que a buen seguro a alguno le hará la crisis más llevadera.

  2. Es una tentación recurrente el refugiarse en el mercado interior para capear la crisis, y los que hemos padecido alguna sabemos que los Gobiernos se afanan en políticas cortoplacistas para sacar la cabeza del agua. La realidad, sin embargo, se muestra tozuda con esta ilusión. Y mucho más desde que la realidad se ha hecho virtual, lo que nos permite a todos un mayor conocimiento de aquello que se cuece más allá del mercado interior.

    Me refiero, naturalmente, a la ineluctable realidad de lo reluctante, que suele ser lo que hoy se denomina globalización. Porque hoy día recurrir al mercado interior es no saber muy bien cómo funcionan los mercados, por muchas fronteras que los nacionalistas pretendan imponer desde sus gobiernos. La globalización musical de las descargas en Internet es solo un aviso de lo que está por llegar.

    A mí me sorprende, más que nada, es que tales postulados hayan cuajado de alguna manera en el sector turístico, que es a priori el más beneficiado por esa reluctante para algunos realidad de la globalización. ¿Me quieres informar, querido Fernando Terán, de cuántos cántabros forman el mercado interior de tu hotel? No concibo a estas alturas sorprenderme con otra respuesta que no sea: muy pocos en relación con el conjunto de los visitantes extracantábricos. Te pregunto entonces, sorprendido por tu aserto en favor de «lo nuestro»: ¿estás seguro de poder sobrevivir si, de repente, tu hotel se vaciara de clientela no cántabra y que ésta siguiera tu recomendación de consumir sus productos nacionales y se hospedaran preferentemente en sus hoteles locales de Madrid, Barcelona, Bilbao…?

    Yo, que ejerzo de turista, brindo con champagne porque es mejor que el cava, visito el MACBA porque me gusta más que el Museo Marítimo de Santander y acudo todos los veranos a la Magdalena porque aprendo más que en las playas de Honolulú, que prefiero para otras cosas, la verdad.

    Y gracias a todos estos periplos y el de otros aficionados como yo encuentra su razón de existir… el hotel.

  3. No es cuestión de «coger el rábano por las hojas» amigo Gallardo.´Lo único que he pretendido reflejar es que hay que buscar clientes para llenar las camas -aunque no me gusta la expresión- que tenemos, que imaginación no nos falta y que me gustaría que si se consigue yo por lo menos brindaré con cava y que conste que respeto tu opinión de que te guste mas el champagne -hasta ahí podíamos llegar-. Cuando la crisis del 11S ese año se salvó -mal que nos pese- gracias al consumo interior, recordarás que Madrid y Barcelona perdieron al turista americano y así les fue, lo mismo que ocurre ahora ó piensas que el turista británico va a continuar viniendo este año a las islas con lo que está cayendo.Toda la globalización que tú quieras pero estos días yo tengo una alta ocupación en el hotel y es gracias al cliente nacional, madrileños, catalanes, asturianos, vascos, castellanos.Ya que te gustan las encuestas entre los invitados al foro, por qué no preguntas qué tipo de cliente tienen ahora mismo en sus hoteles? Igual te llevas una sorpresa. A mí cada vez que voy a Bilbao y visito el Guggenheim me sigue sorprendiendo, lo tengo más cerca que el MACBA y puedo visitarlo con más frecuencia y qué quieres que te diga, cuando visité la playa de Cannes me llevé una gran decepción, donde esté la Magdalena… y sin acritud amigo Fernando.

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