Glenn Gould y la «música del no»

Quise volver a conversar con Rafael Moreno a  propósito del no-marketing… Y recordé aquel artículo de noviembre 2002 de Agustí Fancelli en El País: Glenn Gould y la música del no.

En mi respuesta a Rafael comenté lo del sentido del humor y, tal vez ahora me voy al otro extremo, pero bueno, no esta reñido. La música del no, traducido para mí, durante muchos años, ha sido, a diferentes niveles, limpiarte de ti misma para ser conductor y así llegar a la esencia de las cosas. La frase del no-marketing me llevó a recordar la “música del no”. Voy a reproducir aquí algunas de las frases de A. Fancelli en su artículo a propósito de Glenn Gould.

“Su último recital tuvo lugar en Chicago, el 28 de marzo de 1964, domingo de Pascua. Contaba apenas 32 años, se hallaba en la cima del éxito. Sus críticos pensaron que el abandono sería transitorio, mera estrategia para venderse mejor al regreso. Se equivocaron. (…) Sus viajes en coche hacia el Gran Norte de Canadá en busca del vacío, sus reclusiones voluntarias, en casa o en el estudio de grabación, sus interminables conversaciones telefónicas de madrugada –a Jonathan Cott, uno de sus mejores estudiosos, nunca le vio personalmente- hablan de una dedicación absoluta a la ausencia, la negación, el ocultamiento.

En la inmaterialidad de la fuga, esencia de la escritura contrapuntística, halló esa “música del no” que le permitió ascender a la pura contemplación especulativa.A él le interesa la idea de la obra, el concepto, la construcción, no su materialidad sonora, que en cualquier caso será una traición. (…) Gould hubiera sin duda preferido comunicarse por telepatía, sin teclado de por medio. Del piano le interesaba el tacto mucho más que el sonido.

No pretende dar con un sonido bello, sino con el más neutro posible, de modo que la estructura de la obra llegue al oido con las mínimas intermediaciones. Esconderse tras la obra, desaparecer tras el sonido. Esa fue su vocación, por ella abandonó el concierto en directo. Paradojas de la vida: si hay un pianista al que se reconoce desde el primer compás, ese es Glenn Gould.

La gran lección que nos legó es que cuando en música se eliminan accidentes, el tiempo se alarga como un océano.

Las conversaciones cruzadas en un mismo plano sonoro constituyeron otra de las grandes obsesiones del artista, incluso fuera de la interpretación musical, como bien demuestra su docudrama radiofónico La Idea del Norte, un collage de voces hermanadas por la común experiencia del viaje”.

Amaya Espinoza, red de Hoteles del Arte

4 Responses to “Glenn Gould y la «música del no»”

  1. Muchas gracias Amaya por regalarnos en ésta mañana de otoño en La Montaña, este exquisito entrecomillado de A.Fancelli a propósito de Glenn Gould. Qué conocimiento tan profundo del artista en unas pocas líneas y qué bonita la frase de que del piano le interesaba el tacto mucho más que el sonido. Personalmente pienso que hay que ser de otro mundo ó estar hecho de otra pasta para llegar a tan alto grado de genialidad como persona y como artista. Estoy seguro de que Glenn Gould sabía que la «música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón».

  2. Como dijo Franz Liszt: «La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor, sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso.»

  3. Me encanta que hayas puesto, Amaya, el ejemplo de Glenn Gould, pues está en toda línea con lo que queremos producir. Un hotel de los Sentidos (aún está por encontrar el nombre….) debe empezar a escucharse incluso antes de que exista y una vez que sea una realidad. Se debería unir a un tipo de sonidos o de música propia de él.

    Aquí van dos ejemplos:
    Microsoft, cada vez que crea un programa (XP, Vista…) crea una minimelodía de apertura que suena cada vez que se abre un ordenador en el planeta. Los locales de París, el Buda Bar y el hotel Costes, han creado unas compilaciones de música especial que llevan su esencia por el mundo. Al escucharse las canciones, visualizamos los locales, los camareros, el aire y los platos.

    Por lo tanto, nuestro… Natural Sensations Hotel (NSH) -mi candidatura a nombre del hotel-, debe tener un sonido, unos sonidos, muy personales que hay incluso que crear antes de la materialización del mismo. Esos sonidos serán, llevarán, el deseo y la materialización de lo que va a nacer.
    ¿Algún músico en el foro?

  4. A mí me gusta la música. Sin embargo, hay momentos en los que me gusta escuchar el sonido de la nada. Parece mentira, pero una de las bondades de mi pequeño rincón en Sevilla es que puedes escuchar los sonidos del viento, los pájaros, la fuente oculta que está precisamente para eso, para que se escuche cómo cae y el mismo sonido del agua nos evoque otro tipo de sensaciones, huyendo del bullicio y de los mundos artificiales con los que nos adornamos. Yo propondría no fabricar músicas sino buscar los elementos que nos provoquen a través el sentido del oído (entre otros) casi sin darnos cuenta. Todo dependerá del lugar elegido para ubicarlo.
    ¿Nombres? Se me ocurren muchos, entre otros «La Liturgia». ¿No hablamos siempre de lo importante que es a la hora de recibir a nuestros huéspedes? Pues demos el primer paso sugiriendo a los que van a visitar nuestro lugar que van a entrar en un mundo iniciático que requiere de sus liturgias para saborearlo.

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