¡Vaya por dios! Más tajo desde esta semana… Me preciaba yo de haber dormido en la planta más alta del hotel más alto del mundo: el Grand Hyatt Shanghai. Un atrio hotelero emplazado entre las plantas 53 y 87 de la Jin Mao Tower, en el corazón financiero de la cosmopolita Shanghai. Pues nada, la última semana de agosto, finalizadas ya las Olimpiadas de Beijing, China nos vuelve a sorprender con otro pedazo de rascacielos, el World Financial Center de Shanghai, en el área financiera de Lujiazui, muy cerca del lugar donde se eleva la otra susodicha torre.
Con aspecto de abrebotellas, este edificio es ya la tercera torre más alta del mundo y la primera de China, de 492 metros y 101 pisos, entre cuyas plantas 74 a 94 se ha abierto el hotel Park Hyatt. Otra primicia de la cadena propiedad del norteamericano Jay Pritzker (sí, el mismo que concede los Nóbel de arquitectura). El mirador situado en la planta 100 acredita también el honor de ser el más alto del planeta. Su recepción se encuentra en la planta 87, inabordable para ascender hasta ella por escalera con las maletas a cuestas. Eugene Kohn, el arquitecto jefe del proyecto, ha salido al paso de las frecuentes críticas que se le hacen por el carácter escultural de sus edificios aduciendo que el World Financial Center es una hermosa fusión de forma y funcionalidad, eficiencia y elegancia. Las cifras son de escalofrío, desde luego. Está sustentado en 2.200 pilares de acero que se entierran hasta 78 metros en el suelo.
Y siguen los récords: en 2012 dicen que será inaugurado el nuevo hotel de Armani en los últimos pisos de la torre Burj Dubai, que para entonces ya será el edificio más alto de la tierra, con más de 800 metros probablemente. Su altura permece aún en secreto.
Sólo para amantes de mitos.
Fernando Gallardo