Aunque todos nacemos y morimos solos, el viajero es uno de los seres patéticamente más desprotegidos de la especie humana. Tanto es así que la evolución darwiniana ha propiciado la aparición de una subespecie gregaria llamada turistum pateticum, no catalogada por los creacionistas, que atraída inexorablemente por el aroma emanado de ciertos lugares llamados turísticos de ahí el nombre de la subespecie requiere del auxilio permanente de un elemento director y cohesionador conocido como guía, que hace las veces de político nacionalista capaz de congregar a su alrededor a los que no encuentran otro norte que el que se les indique.
Se alimentan, sobre todo, de las imágenes captadas por sus cámaras fotográficas, siempre las mismas, y que ya han visto en sus manuales de instrucciones llamados folletos, que adquieren la importante velocidad de crucero de unos 150 flash por persona y día. Su andar apresurado y locuelo les impide saber con claridad dónde se encuentran, por lo que más tarde sufren algunos síntomas de confusión y perplejidad al desconocer exactamente qué lugar han visualizado, que no visto, en el trascurso de su compleja y laboriosa jornada de recolección de imágenes.
Como el talante de muchos seres humanos no cuadra con esta peculiar idiosincrasia del rebaño pero continúan en su soledad sempiterna descubriendo y disfrutando, aunque laboriosamente y con algunos errores de cálculo, de nuevos y maravillosos lugares es por lo que nace, realmente, el clúster de innovación hotelera de La Ruina Habitada.
Creado y pensado por seres de talante independiente, lo que no les exonera de su atosigante soledad y la consiguiente necesidad de financiación, saben comprender al viajero que se adentra entre los vericuetos digitales de Internet y le ayudan a diferenciar entre los cantos de sirena de miles de webs reclamando ser los mejores hoteles para dormir en su seno o los que actuarán como auténticos anfitriones sugiriendo los caminos más interesantes, las posadas más lustrosas y los lugares, que por suerte, nadie sabe que son turísticos.
El viajero escogerá finalmente su camino, pero sabe que el alma de su anfitrión le acompañará hasta la que ya será para siempre su próxima guarida. Ojala que la de uno de los nuestros. Si así lo hace nunca estará solo. Será recibido como auténtico compañero de fatigas y la información que nos transmita se guardará celosamente para ser confiada al próximo viajero que la solicite, y la que él demande se le entregará con generosidad.
Solo así, si somos ese lugar que todos añoramos encontrar cuando viajamos por lugares que no conocemos y queremos descansar, comer, beber y charlar entre iguales, será como cambiará definitivamente el duro destino del viajero que, finalmente, acabará visitando a esos amigos que tienen un hotel en cualquier lugar, no importa donde, pero que te esperan para saludarte y no solo para mejorar su RevPar.
Nacho Latorre, hotel Valle de Oca
Realmente Nacho, tus artículos me emocionan, al anterior no hice ningún comentario, por que realmente, no tengo tiempo, entre La Quintana y las otras gestiones que realizo con mucho agrado, pero que evidentemente, ocupan un lugar en mis quehaceres diarios y como no en mis pensamientos.
Pero a este articulo, tengo que dedicar unas lineas, por que tus palabras son el fundamento de todas las actividades que realizo, precisamente, para conseguir los objetivos que tu describes. Objetivos que para mi son como el maná divino, que entre trabajo, problemas e hipotecas, alimenta mi entusiasmo por seguir adelante.
Ni que decir tiene, contar con compañeros de viaje, que tienen las mismas percepciones y saben expresarlo como lo haces en este post, reconfortan el espíritu y despejan la visión clara del lugar soñado, románticos, contra corriente, anti negocios, seguro nos aplican cualquiera o todos estos adjetivos. Sin embargo cuando otros iguales encuentras en el camino, tus pensamientos toman mas fuerza y las flaquezas abandonas y te preguntas, como no va a ser posible?, es posible, como tantas otras cosas que te planteaste y parecían imposibles, es cuestión de trabajar, de poner todo el empeño y seá un objetivo conseguido, eso sí, difíci,l es el camino que hemos elegido.
Gracias Nacho por este post, es como un tónico reconstituyente, que junto al post del «ununbio» del Maestro, y los chispeantes «coments» feisbukianos de Anton, Fernando Teran, Salva, Carmen, Bernat, Mariluz, Conchi, Miguel Angel, Rosa y por supuesto el Maestro, estan siendo, como un «orbayo» fresco que me dan fuerza y energías positivas en este verano agotador y me animan a seguir adelante.
Joder Antonio, a mi naturaleza tímida le ruboriza tu amabilidad. Realmente estos post me salen, casi de corrido, como un pequeño ejercicio relajante, y ahora, sobre todo, para soltar parte de las tensiones que algunas circunstancias poco halagüeñas están creando a mi alrededor.
Es muy reconfortante que a pesar de lo poco bien escritos que están -de este último diría que resulta bastante atropellado-, tu generosidad e intuición y la de otros foristas- suplan los múltiples defectos formales de la cosa y se genere un aroma común que a todos nos rodea y nos une.
Indudablemente las afinidades u opiniones similares ya existían con anterioridad a conocernos y provoca que las palabras de cualquiera de los post que se escriben en este foro puedan haber sido pensadas/escritas por casi cualquiera de nosotros.
O si no ¿como no apenarnos por el pobre y aburrido destino del unumbio? o acompañar, con nostalgia, la pena por los amigos, tan queridos, que cada día se alejan mas (los catalanes o los vascos) tan sutil y elegantemente expresada por Fernando en el post Qué, ¿vendrás?
La magia aparece cuando la tecnología permite subir un peldaño facilitando esta conexión emocional instantánea, casi como auténticos dioses, sin limitaciones de tiempo ni espacio, pero con indudables efectos sobre la realidad.
Ya tenemos en Boxes al Hotel de los Sentidos preparado para salir en las primeras posiciones de la parrilla y además lo podremos ver todo en primera línea y dar las indicaciones oportunas, desde el helicóptero del cluster de La Ruina Habitada.
A veces pienso que jugamos con ventaja. ¿No te parece?
Me gusta viajar. Soy viajera por ogligación y por naturaleza. Reconozco, pero, que no me gustan ni los típicos lugares a los que parece que todo turisticum pateticum debe acudir, ni hacerlo con los típicos elementos que conforman dicha especie (entiéndase cámara y artilugios similares) pese a que la llevo, no sea que algún momento inolvidable con mi hijo se vaya a escapar.
Me gusta llegar al alma de los sitios o, por lo menos, intentarlo. Yo sólo lo consigo cuando en ese viaje me acompañan los sentimientos, tanto míos como de las personas que me rodean. Por eso me interesa mucho más el contacto humano que, en ocasiones, los paisajes de obligado mirar. El entorno puede quedar absolutamente vacio si no lo acompaña quien lo vive y lo siente de manera especial, y quien es capaz de transmitir sus emociones y sentimientos, hace que tu viaje sea inolvidable.
Esa es la esencia, creo, de los hoteleros que conformáis este embrión que dará mucho que hablar. Y eso es lo que me hace sentirme orgullosa de formar parte de él. Comentarios del Maestro, creo que ya no hace falta que los haga, ¿verdad?