No resulta fácil encontrar este curioso filme que, en su momento, fue un maravilloso soplo de aire fresco en los apolillados clichés del cine español. No tuvo mucho éxito pero cuando la recuerdo sonrío. Posiblemente con bastantes defectos formales, tanto el guión como los actores sorprenden a cada paso con una naturalidad surrealista tan desbordante que, sin quererlo, te sumerge en un mundo alucinante y onírico; un universo extraño e irreverente, pero feliz, sin angustias y esencialmente optimista. Cuando la recuerdo sonrío. Me gustaría encontrar un hotel así.
Cada poco tiempo aparecen noticias tanto de la profundización continua de la crisis como de los primeros signos de luz al final del túnel. Cuando lo leo, sonrío. Veo fotos patéticas de hoteles clónicos con ofertas inmejorables. Llamo y están completos. Cuando lo leo, sonrío. Los propietarios y accionistas de las grandes cadenas hoteleras parecen contentos cuando les regalan dinero para seguir con sus cajas de zapatos con vistas al cemento de otra caja de zapatos. Cuando lo leo, sonrío. Quizás, finalmente, se reconviertan en espeluznantes residencias de ancianos para esperar, entre sus infinitos pasillos de la muerte, a la muerte infinita. Quizás, sobre todo, si es rentable.
Me acerco a una curiosa web que va contando todos los que somos. Hace 2 o 3 días éramos 6.778.693.134 seres humanos. Cuando lo leo, sonrío.
Con tanta gente, todos los hoteles deberían estar llenos si ofreciesen imaginación, cariño, hospitalidad, paisaje y sueños. Y los huéspedes se quedarían para siempre. O quizás nadie quiere nada de esto; quizás solo necesitan dormir; ¿en cajas de zapatos?
Acabo de regresar de un amplio viaje por una China inmensa y apabullante y un Vietnam cercano y acogedor. He podido disfrutar de algunos hoteles, y sus lugares correspondientes, que me han emocionado. Muchos de los clientes parecían no captar todo el encanto que emanaba de algunos detalles, del ambiente, del paisaje, del hálito que les habían trasmitido sus creadores y, sin embargo, un espíritu embriagador recorría sus espacios para hechizarte definitivamente y añorar volver.
Todo son mitos y de ellos nos alimentamos. La caverna siempre estuvo abierta al paisaje para que las sombras nos hicieran, al fin, soñar. El hotel no puede proyectar sombras sobre su paisaje. Lo matará. Lo está matando.
El alcance de nuestra vista es infinito y nuestro anhelo por ir más allá, también. Solo deberían existir hoteles con paisaje hay muchos paisajes y paisajes que acunen a su hotel. El sueño eterno llegará indefectiblemente, pero antes deseo miles de sueños con un despertar sin límites. No podremos sobrevivir mucho tiempo sin cielo y sin horizonte.
Finalmente, el nuevo hotel de nuestra pequeña aldea global aparecerá desde los sueños y la imaginación de los que nos identificamos con los demás (que somos, de nuevo, nosotros mismos). Para ellos debemos hacerlo; para sus sentidos y sus emociones. O sea para los nuestros. Cuando lo imagino, sonrío. Desde el atrevimiento, la empatía y la cooperación será pronto realidad. Y sobre todo porque siempre, siempre, amanece… Que no es poco.
Nacho Latorre, hotel Valle de Oca
No suelo decirlo en público pero….me ha llegado, Nacho. Este escrito me ha llenado. Un artículo bien planteado, que parte desde algo que nada tiene que ver con la hostelería, que explica experiencias vividas y que utiliza símiles asequibles para todas las mentes aquí suscritas….
Muchas gracias Bernat. Da mucha moral volver al mundo virtual y encontrar tan amable comentario. Cuando he releído la entrada ya publicada parece que al pasar el texto se perdió una última frase que había incluido, que siempre me ayuda a arrancar cada temporada (y mucho mas en esta que se prevé emocionante y arriesgada) y que quería compartir con todos: Avante toda.
Nacho, cuando lo leo sonrío
Nacho,
siempre recibes buenas criticas acerca de tus escritos, y son realmente merecidas!!!
Acabo de regresar de unas vacaciones, que sobre todo me han ayudado a coger fuerzas para acabar este dificil año….
pero con hoteleros como tu será muy facil poder trabajar en proyectos interesantes, donde se nos de la oportunidad de poder contar algo a traves del espacio, de llegar a los sentimientos a traves de nuestros diseños….. de poder crear espacios para vivir y para sentir, donde la propiedad de esa estancia piense principalmente en que quiere contarle a ese viajero incansable que ha parado en su hotel …
No perdais nunca ese horizonte, cluster de la Ruina Habitada…. llegar alli donde «el resto» no llega….. llegar a el mundo de los sentidos, donde todo es para vivir y sentir…
«avante toda»