De un vistazo

Vives en la nube. Huyes del suelo a tus pies. Vas a despegar y sabes que luego ya nada volverá a ser igual. Descorres las cortinas, adaptas el iris a la intensidad del reflejo, tuerces el gesto. ¿Qué te detiene? Todo muda a tu alrededor, como en una agradable fantasía.

Duermes en una incógnita habitación de hotel…

Continuamos con las encuestas que tanto éxito tienen entre los hoteleros. Saber lo que opina la competencia y conocer los gustos de la clientela se han convertido en un objetivo prioritario para ser diferente y sobrevivir a la crisis, de ahí el estimable número de respuestas que vengo recibiendo con estos cuestionarios a los miembros del Foro. Algún día habrá que extender la cuestión a hoteleros no suscritos, pero que de seguro tienen conformada una opinión que puede resultarle útil a los demás.

La pregunta anterior, ducha o bañera, nos ha dado algunos elementos de juicio para hacerse una idea de lo que actualmente rige en los hoteles de España y Portugal. Aunque haya hoteles que todavía andan enviando sus respuestas, tenemos disponibles los resultados siguientes:

  • Hoteles participantes suscritos a este Foro: 145
  • Partidarios de la ducha: 94 (65%)
  • Partidarios de la bañera: 51 (35%)
  • Partidarios de ambos: 10%

Ahora propongo una nueva encuesta entre los miembros de este Foro. Tras formalizar la aburrida liturgia de la bienvenida, plantados frente a la expendeduría donde obra el jefe de recepción, nos dirigios por fin hacia nuestra habitación. La puerta está a punto de abrirse y, expectamentes, van apareciendo los elementos mobiliarios que conforman su paisaje. Un escenario hasta ahora desconocido por nosotros… ¿Qué observamos entonces? Mi pregunta es si empleamos un tiempo en escudriñar cada recoveco de la estancia o directamente pasamos a ver lo que queremos. ¿Está lo que buscamos? ¿Y qué estamos buscando? O, ¿qué acabamos de descubrir gratamente?

 Éstas son las referencias necesarias para un hotel de los sentidos. Debemos preguntarnos qué desea el huésped, o qué espera encontrar, o qué sorpresa debería llevarse.

Algunas consultoras turísticas sondean periódicamente el mercado en pos de respuestas. Nielsen determinó hace cinco años que el viajero norteamericano lo primero que hace es correr hacia el cuarto de baño y fijarse en el set cosmético para las abluciones de su estancia: la marca, el color, el diseño del frasco, la dosis, la calidad del producto…

¿Tú qué opinas al respecto? Responde a esta encuesta.

Como siempre, los resultados se ofrecerán en los próximos días.

Fernando Gallardo

5 Responses to “De un vistazo”

  1. OJO también a los olores. Una habitación que huele mal o que huele a hospital puede arruinarte la estancia en un Hotel maravilloso.

  2. Creo que el tránsito desde la recpción hasta la habitación ya sorprende (de la forma que sea) al huesped. Es decir, las sensaciones que nos producirá la habitación se inician ya en el camino desde la recepción. Hay innumerables hoteles que no cuidan este aspecto.

  3. Pués me sumo a los comentarios de Carmen e Inma estando completamente de acuerdo con ellas.
    Añado la importancia de as luces, tanto en la habitación como en el baño. Su intensidad y disposición son muy importantes para crear efectos y sensaciones.

  4. Quizás haya otro aspecto no reflejado ni en la encuesta ni en los comentarios precedentes, y es el del trato. Puedes arribar un hotel bonito y encantador pero sentirte incómodo por la poca o nula simpatía de sus explotadores. La conclusión es que el mundo de la hostelería no está hecho para todo/as, y eso es una de las cosas que uno debe analizar con objetividad antes de emprender una aventura empresarial en este sector.

  5. Creo que es el ambiente logrado. Todo lo anterior son variables comunes y manejables por un buen criterio. Creo que lo más atractivo para el turista es sentirse transportado en un espacio diferente y único. El ojo por lo general en segundos identifica lo que no está en equilibrio. Una tela que desentona con el edredón, una ventana pequeña ante un paisaje bucólico, un baño mal tenido, común y sin propuesta. Luces frías y mal dispuestas.
    En definitiva la experiencia de sucumbir al ocio, al placer, al relax, lo logra una habitación que además de los detalles, pareciera llevarte a otra dimensión. A un lugar lejano donde te permites soñar.

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