¿Dónde reside el alma de Internet?

BigBrother Por iniciativa del señor Gallardo, y tras un corto debate en privado, quiero plantear a los miembros de este Foro una cuestión muy de actualidad y sorprendentemente olvidada por los jerarcas comunitarios. Hasta el día de ayer.

Primero. El mundo 2.0 –no tan solo Facebook– está sustentado por emporios de origen no europeo cuya jurisdicción pertenece a los países de origen de dichas compañías, principalmente Estados Unidos.

Segundo. Dichas corporaciones y/o sociedades se nutren de una base de datos imponente que gratuitamente ceden sus usuarios. Y aquí empieza el debate. ¿Dichos datos son cedidos o regalados? Si esto último, ¿a cambio de qué, señor Google?

Tercero. Los usuarios aceptan unas cláusulas de uso incomprensibles y no sujetas a ningún Derecho vigente en la Unión Europea. Presuntamente, sin jurisprudencia alguna. Es decir, alegales.

Cuarto. Si dichos usuarios quieren morir digitalmente, no pueden. Sus datos siempre quedarán en el ciberespacio, pues tales acuerdos –presuntamente alegales en Europa, repito– suscritos entre empresa y usuario así lo permiten. Podemos recibir anuncios de hoteles hasta después de que lo cerremos por insolvente el invierno que viene…¿Nadie se ha preguntado el por qué de esa súbita presencia de correos curiosos en Hotmail o en la cuenta de Facebook o Twitter? Os han segmentado, queridos amigos. Como a las ovejas antes de parir. Gran Hermano empieza en ciertos despachos de Palo Alto (California) y Redmond (Estado de Washington), no en Bruselas.

Quinto. La Normativa Europea de Protección de Datos –único texto legal vigente ante el cual se puede acudir, nos guste o no– es la 965/46/CE, cuyo campo de acción son "las bases de datos automatizadas y en formato papel". No las digitales, obviamente Internet, y mucho menos el fenómeno 2.0. Y a esa normativa se agarra Facebook. Europa no dice nada de su negocio, por lo que cree que sus leyes –las americanas– sirven para Europa. Hago, pues, esta pregunta: ¿gustan las leyes de otros continentes para Europa?

Sexto. No se trata de controlar a nadie, no se trata de decirle al personal lo que debe poner o no en la Red, cada cual es libre de hacer lo que le plazca con su mouse. De lo que se trata es que unas compañías acepten unas condiciones de juego para operar en un mercado digital europeo, tal como las compañías españolas aceptan las durísimas condiciones impuestas por la Secretaría de Estado de Comercio norteamericano, o en su defecto la Fed, en función de que sean compañías mercantiles o financieras.

Séptimo. Con ello, pues, se trata de garantizar un mínimo de libertades individuales, no de propagar el socialismo, el totalitarismo o el liberalismo.

El Big Brother simboliza estas cláusulas presuntamente abusivas que permiten vulnerar los derechos más elementales, como el de decir basta. Ser uno mismo, en definitiva. No pretendo nada más.

Bernat Jofre i Bonet, hotel Son Esteve

6 Responses to “¿Dónde reside el alma de Internet?”

  1. Bien visto, pero casi todos los avances , al ser nuevos, nacen salvajes..sin leyes o con pocas e imprecisas. Después, con el tiempo, viene o vendrá la regulación.
    Acabamos de ver lo mismo a otra escala en le reunion del G20: 2 bloques: USA quiere inyectar dinero a espuertas y lo esta haciendo, y Europa prefiere inyectar menos a nivel de estado y que sean las empresas las que se mojen más incluidos los bancos. USA detesta regular y Europa exige regulaciones. USA es joven , tiene solo 200 años y Europa tiene 2000 y es mayor… Me recuerda a nuestras familias.
    Lo que ocurre es que a pesar de esta diferencia de edad, estamos condenados a vivir juntos bajo el mismo techo global. Luego está la diferencia religiosa, pero de eso se encarga ZP.
    Desde que tengo uso de razón, la mayoria de las novedades e invenciones vienen del otro lado del Atlantico. Menos mal que hay padres que intentan jugar con sus hijos y lo consiguen.

  2. Reitero lo escrito en mi artículo de hace unos días:

    Mientras la Historia ha discurrido en un espacio físico, material, los Estados nacionales han tenido fácil el control de sus ciudadanos. Ahora que el espacio se vuelve virtual, inmaterial, afloran las dificultades. ¿A quién pertenece el espacio de Internet?

    Son preguntas dirigidas a Bernat Jofre, aunque me ha parecido bastante esclarecedora la respuesta de Rafael Moreno.

    Primero. En efecto, el mundo 2.0 está sustentado por empresas norteamericanas…, para variar. En lugar de clamar por su regulación, los europeos deberíamos obrar al contrario, propiciando un ambiente de caos imprescindible para la innovación. Antes, desde luego, deberíamos sentir vergüenza pública de que sean siempre los no-reguladores norteamericanos quienes inventen. Sí, lo digo bien alto: menos burocracia legislativa y más creatividad, señor Jofre.

    Segundo. ¿A cambio de qué la cesión de datos a Google? Está claro, y quien no lo vea está ciego: a cambio de la gratuidad en el uso del famoso buscador. Esto es como la tele: al que no le guste, que la apague. Pero no, hay quien exige una televisión de calidad, sin pagar un duro y, a ser posible, sin anuncios. Es como querer clientes que entren en el hotel, paguen su reserva y se vayan sin deshacer la habitación.

    Tercero. ¿Está defendiendo el derecho de los talibanes o de los hermanos Castro a someter a su jurisdicción todo lo que circula por Internet, señor Jofre? Me gustaría conocer la opinión de la bloguera Yoani Sánchez sobre el uso incomprensible y no sujeto a Derecho en su país de Internet. Pero sin caer en la demagogia puedo alegar que naturalmente Facebook no debería estar sujeto al derecho comunitario europeo si es una empresa nortemericana, a menos que instale sus servidores en suelo europeo, que no es el caso. Internet está cambiando el mundo, entre otras cosas, porque su concepto operacional es global, sin que «pie» la geografía de ningún país. Facebook reside en el éter. Como la canción: love is in the air.

    Cuarto. En efecto, si los usuarios quieren morir digitalmente no pueden. Es lo que tiene la memoria, los bits. Si Mozart quisiera morir en el aire tampoco podría. Mi querido Bernat no le deja, pues sé a ciencia cierta que lo escucha a todas horas. No su música, sino su nombre. Permanece en la memoria colectiva, como nosotros permaneceremos en la memoria colectiva de las redes sociales. Al fin hemos dado un paso seguro hacia la inmortalidad.

    Quinto. La pregunta ¿gustan las leyes de otros continentes para Europa? se responde sola. Internet es otro territorio, otro continente, está en nosotros mismos. La cuestión planteada tiene un indudable carácter nacionalista que no suscribo. Ýo solo defenderé la legalidad universal, aunque respete o me atenga a la sharia cuando visite Arabia Saudí (Alá me lo permita en otras condiciones). Pero lo que yo defiendo es un principio general del Derecho, la igualdad de la ley: la ley es para todos. Y el futuro se dibuja cada vez más así, una ley global para un espacio global. Bernat debe recordar, como buen socialista, esta sentencia transliteral: «Un fantasma recorre Europa, elmundo; nosotros lo llamamos Internet».

    Sexto. Ya lo he dicho. La Unión Europea está más que incapacitada para dictar normas transfronterizas a Internet. O, ¿cómo piensa controlar mi Facebook cuando escribo lo que escribo desde Chile? Enseguida surgen otras preguntas: ¿a quién pertenece Facebook?, ¿a quién pertenece lo que escribo en Facebook?, ¿quién tiene los derechos de lo que reenvío de otros a través de Facebook?

    Séptimo. Internet nació como una red de redes militar precisamente para burlar por escape nodal la intervención del supuesto enemigo sobre una de estas redes. El sistema, por maquiavélico, no admite control. Que se lo digan a los sellos discográficos, si no.

    Quizá tenga razón Rafael Moreno. Un día todos los padres intentarán jugar con sus hijos. Espero que no juegen a ponerse el burka…

  3. Señor Gallardo, intenté de manera amena y no impositiva exponer unos hechos, una teoría. Le dije que si era para un debate sosegado, mejor que mejor. Veo, sencillamente, que no es posible. Gracias por compararme con los hermanos Castro. Gracias por compararme con los talibanes . Gracias, se lo agradezco de todo corazón. Así cada uno de nosotros sabe dónde está el otro, en qué campo juega. Gracias por hablar de nacionalismo como algo turbio. Señor Gallardo, una reflexión: Bismarck era nacionalista. Aznar o Zapatero, también….
    El éter no es óbice para cometer alegalidades. Se lo digo de todo corazón, amigo mío. Se lo voy a ilustrar con una fábula, porque dicen escribir se me da bien.
    Érase una vez Don Liberal. Iba por vida seguro de sí mismo, pisando fuerte. Don Liberal tenía una empresa de transportes, una de tantas hay en España. Al cabo de los años prosperó, y su empresa puso un anuncio en Google y en facebook, pues le habían dicho que era cosa buena. Al cabo de poco, empezó a recibir correos extraños. Atando cabos, descubrió que dichos correos provenían de su facebook. después de muchos intentos, contactó con la empresa.
    – Oiga, me quiero dar de baja, a mi y a mi empresa.
    – Ah, vaya, ¿por qué?
    – Me llegan correos no deseados a la cuenta, y se utiliza el nombre de mi compañía en vano.
    – Naturalmente, nosotros vendemos los datos de su empresa a terceros.
    – Oiga, eso en mi país se debe comunicar.
    – Esto es Internet, nosotros somos el poder en Internet.
    – Pues me doy de baja.
    – No puede, usted es un simple número y no tiene potestad sobre sus contenidos.
    – ¿ Y cuando los quito?
    – Nos los quedamos: no tiene derecho a nada. Además, sus anuncios no son muy rentables que digamos: están en una lengua muy poco usada en la Red.
    – Pero eso no es posible, ¿ y el Estado?
    – Ah, el Estado no hace nada porque Europa no hace nada.
    – ¿Y Europa?
    – Se lo piensa. Y mientras se lo piensa, nosotros hacemos negocio con sus datos en nombre del liberalismo, don Liberal.
    Disgustado, colgó el teléfono. Meses después, la crisis mundial afectó de lleno a su empresa, y esta empezó a decaer. Don Liberal fue al banco.
    – Necesito dinero.
    – Hagamos un plan, pues, ¿cuánto gana la empresa?
    – Tanto.
    – Imposible, no asumimos ese riesgo: usted no tiene valores inmobiliarios suficientes que lo garantice.
    Frustrado, Don Liberal se marchó del banco, no obstante se encontró a la salida un anuncio del ICO. «El Estado, vaya mierda», pensaba hasta hacía unos meses. Dio marcha atrás, y espetó al director
    – Hábleme del ICO, por favor.
    – ¡Ah, el ICO! Eso sí le conviene a su empresa, ¿ sabe? Porque ahora, pese a no tener esos valores hipotecarios suficientes, las Sociedades de Garantía Recíprocas le pueden ayudar conjuntamente con nuestro banco. Si el riesgo es compartido por el Estado, nosotros sí le ayudamos, señor Liberal.
    Don Liberal callaba y asentía: palabras nuevas, conceptos desconocidos ante él que se abrían paso a toda velocidad. El Estado, qué gran cosa. Al carajo con la ideología, las costumbres y todo lo establecido.
    Eso era lo que pensaba don Liberal, un hombre que se había pasado años de su vida criticando el intervencionismo del Gobierno del Estado, de Bruselas, de los políticos corruptos de todos los colores que veía pasar.
    Un hombre que , en definitiva, siempre había alabado en buen orden existente en los Estados Unidos de América del Norte, ese gran país, cuna de grandes hombres. Siempre se lo había oído decir a su padre, que a su vez lo había oído decir del suyo.
    Tan sólo que ese exceso de libertad estaba a punto de enviar al diablo la empresa a la cual había dedicado toda su vida. Por ese caos organizado que teóricamente iba tan bien, su mujer estaba a punto de pedirle el divorcio.
    Don Liberal dudó, miró al director de la agencia, y le dijo:
    – Oiga, ¿y qué tengo que hacer para que el Estado me pueda dar ese dinero?
    – No se preocupe, Don Liberal, de eso nos encargamos nosotros.
    Semanas después, la empresa seguía abierta y funcionando,y con Don Liberal de excelente humor. El dinero fresco del Estado le había salvado del caos.
    Un día, fue a la misma agencia. Quería hablar con el director. Sorprendido el banquero le hizo pasar, pues sabía que el negocio ya iba bien.
    – ¿Qué quiere, qué ocurre?
    – A partir de ahora, me llama usted José.
    Ah, el liberalismo, empieza donde el inconformismo, acaba donde la ruina y comienzan las subvenciones…
    Con esta fábula – real como la vida misma – le quiero hacer llegar mi más sentido respeto hacia sus opiniones. Pero clamar por la anarquía cuando esta ha sumido a muchos hoteleros amigos suyos en una situación difícil por no decir insostenible me parece un tanto atrevido, la verdad.
    Espero no haber ofendido a nadie.
    Y contestando brevemente diré que:
    – Google es de pago
    – Facebook es del señor Zuckerberg
    – Lo que escribe en la Red Social no le pertenece a usted, y debería
    – Lo que se legisla den otros continentes no debe afectar a Europa, y suerte de ello: si no, todo nuestro sistema bancario se hubiera ido al garete, en pos de la libertad de empresa.
    – Lo que manda no es su PC chileno, bien lo sabe usted. Manda, hasta nueva orden, su DNI.
    – No hay servidores centrales universales, ni mucho menos: en cada país hay nodos que aguantan las redes, y es curiosamente el Estado en muchos de los casos los que se encargan de mantener dicha infraestructura, bien que lo sabe usted.También.
    – Mozart escribió el Requiem cuando no existían derechos de autor. Confundir con eso ya son ganas: por eso murió pobre.
    Un abrazo de quien cree, antes que nada, en el respeto en el individuo y en un solo nacionalismo, el europeo. Quiera o no, vamos hacia esa dirección.
    Las burkas, dejémoslas en paz: no vienen a cuento en este debate.
    Un abrazo.

  4. Bernat, no te crispes, no se crispe usted. Yo no te he comparado con los hermanos castro ni con los talibanes. He formulado la siguiente pregunta: ¿Está defendiendo el derecho de los talibanes o de los hermanos Castro a someter a su jurisdicción todo lo que circula por Internet, señor Jofre? Podías haber respondido que no y santas pascuas. Me has respondido agradeciéndomelo, nada más.

    No he mencionado el nacionalismo como algo turbio, sino como algo obsoleto, desfasado en la época actual.

    Las alegalidades no se cometen. Se cometen ilegalidades. Lo alegal no es delictivo. Es, simplemente, ausencia de ley. Es alegal que estornudes, mi querido Bernat, porque no hay ley que prescriba cómo estornudar.

    Te puedo contar una fábula a la inversa. Cambia Don Liberal por Don Conservador y te saldrá la misma idea: que algunas personas son inconsecuentes al actuar con lo que piensan. Doctores tiene la Iglesia… Y, por cierto, muy removida últimamente con escándalos de pederastia, mientras éstos mismos pederastas claman en los púlpitos por la abstinencia. O de socialistas que abogan por el reparto y, en el ínterin, se quedan ellos con la mejor parte. De todo hay en la viña del Señor, mi querido Bernat. Y, sin embargo, yo no me atrevería a extraer fábulas de todo esto. He conocido a socialistas tan pulcros como tú y a otros tan corruptos como Luis Roldán.

    Otrosí digo: ¿a cuento de qué la fábula del liberalismo? No me había proclamado tal en mi artículo. He alentado el caos desde la formulación conceptual del arte como un impulso creativo frente a la disciplina de lo reglado, por ya conocido. Y he añadido que no se puede reglar el éter sin estar en el éter. Y que yo sepa, la Unión Europea está adscrita a un territorio, no al éter. ¿Cómo intervenir entonces? No se puede, a menos que haya un Gobierno del éter. Y no se puede ni desde la praxis liberal, ni de la socialdemócrata, ni de la totalitaria. De ahí el ejemplo talibán y cubano, señor Jofre.

    ¿Google es de pago?

    Facebook es del chico ese que dices, sí.

    ¿Debería ser mío lo que escribo en la red? A este arrebato capitalista en favor de la propiedad privada puedo matizar lo siguiente: Son Esteve es propiedad tuya, Bernat, pero la fachada es propiedad de quien la ve. En caso contrario podrías poner un quiosco en la calle y cobrar a los viandantes por mirar tu hotel. Lo mismo cabría decir de lo publicado en Internet. Es mío mientras ronde mi cabeza y lo escriba para mí. Se hace público en cuanto lo publico. Tal aseveración explica la dificultad que encuentran hoy los medios de comunicación tradicionales para subsistir. Y me remito al enunciado primero el Libro de estilo de EL PAÍS: la información es propiedad de los lectores, no de quien la transmite.

    Lo que se legisla en otros continentes no debe afectar a Europa. Estoy de acuerdo con ello. Pero lo que se legisla en otros continentes sí que afectan a los europeos… en sus desplazamientos a otros continentes. Y eso es lo que ocurre con Facebook y otras empresas, que no les hace falta salir hacia Europa porque los europeos ya van a ellos. Uno puede instalar un servidor en Dubai y hackear todo lo que quiere sin que nadie se meta con él. Eso es lo que hoy sucede. El éter no tiene gobierno, lo repito.

    No entiendo, Bernat, qué tiene que ver mi DNI a la hora de publicar mis escritos desde Chile. ¿Me lo explicas?

    Naturalmente que sé cómo funcionan los nodos en Internet. Y ahí radica la imposibilidad de control. Una empresa puede tener su servidor instalado en el país X, incluso otro servidor espejo en el país Y, con dos legislaciones diferentes. Pero esos 0 y 1 se distribuyen por todo el mundo a través de los daemon o enrutadores. Y si un país Z corta el acceso a un nodo, los 0 y/o 1 se cuelan por otro de los nodos del país. La única manera que tendría ese país de evitar la recepción de esos 0 y 1 sería desmantelar totalmente su sistema telefónico de transmisión por cable. Y aún así, quedaría el espectro electromagnético, las transmisiones vía satélite… Convénzase, señor Jofre, es imposible el control.

    ¿Cree alguien que es posible borrar de la memoria universal los datos sobre la existencia y la obra de Mozart? Pobre o rico, su Requiem (que escucharé, por cierto, esta tarde en la iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia) nos hace más humanos, más emocionales, mejores personas. Como si los pobres no pudieran crear belleza o acceder a ella…

    Un abrazo de quien, como Bernat, cree en el respeto al individuo y como, al contrario de Bernat, no cree en ningún nacionalismo. Quiera o no, lo que demostró la última cumbre del G-20 es que vamos hacia un Gobierno Económico Global. No hacia la nación europea, ni mucho menos.

    Tuyo, siempre.

  5. Tan sólo por el tiempo dedicado, gracias. Y sí, Google es de riguroso pago. Quien no paga a la empresa matriz, no sale en ella. Y quien no sale en el buscador, no existe. Por tanto, de pago. Propiedad privada no, hombre. Intelectual. sí. Son cosas y conceptos diferentes. Querámoslo o no, estamos más acuerdo que en desacuerdo. Un abrazo nada crispado y sí muy mimoso ( hay que ver las cosas le llego a decir )
    P.S: buen gusto, el Requiem. Ayer fui a escucharlo en la catedral de Palma. Muchos se preguntan, por cierto, si se ha dado de baja de Facebook o, como se dice en la jerga de América del Sur, «lo han botado»…Páselo chévere en La Misericordia, como dicen en mi querida Venezuela.

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