Estoy pasando unas semanas en Lanzarote por cortesía de Antón Piñel, propietario del hotel Nautilus Lanzarote, gran coleccionista de arte y miembro fundador de nuestra Red de Hoteles del Arte. Además de disfrutar del paisaje lunar, del mar todopoderoso, del buen clima, en este gélido enero, y de tener la suerte de permitirme espacios de tiempo para un poco de pintura, descubro un establecimiento hotelero lleno de encanto. Qué alegría tener a Nautilus, con su energía tan especial, junto al Convento de Sao Paulo, en Portugal, y al Palacio de la Serna, en Ciudad Real, los tres miembros de nuestra red. Aquí, los 70 bungalós, a menos de 100 metros del mar, con su paseo desde Arrecife a Puerto Calero, acogen a un mundo sin barreras arquitectónicas, además de todas las facilidades que me hacen sentir como en casa.
El hotel Nautilus posee una generosa colección de arte impecablemente dispuesta por todo el complejo. Lo que más me sorprende es el alto porcentaje de clientes que se paran a observar las obras, pinturas, esculturas de hierro, mosaicos y cerámica en exteriores, a los que les dedican tiempo y conversaciones. Pienso que todo ello enriquece sus vidas.
Sigo pintando un poco ajena a todo lo que se trama en el Foro que intuyo es canela fina, pero no se puede estar en todas partes. He conocido a Giancarlo Molinari, artista plástico italiano, que me hace ver el mundo y la isla con su visión renacentista; a Guillermo Rodríguez, joven fotógrafo madrileño en huida de la urbe y que, siendo tan joven, un poco de vuelta de todo, transmite una elegancia que parece mentira; a Juan Prada, capaz de mimar a clientes de todas las nacionalidades mezclando la cocina típica canaria con la internacional; a Leda Giordano, directora del hotel, que con su energía mueve mundos y planetas, además de cuidar con esmero a su personal y clientela. Suena todo esto un poco como diario de a bordo y así es. Me siento afortunada de disfrutar de este espacio y proyecto que integra cultura, belleza y atención muy cuidada. Sin olvidar el entorno único de esta isla privilegiada: la Geria, la Vegueta, Arrieta, Haría, el Golfo, Timanfaya, Villa de Teguise, Masdache, Femés, las playas de Famara, Papagayo, Playa Quemada…
Como pintora, la sensación que tengo es como cuando encuentro un libro que me alimenta, me hace feliz, me inspira, me hace crecer y continuar. Hoy mismo he conocido una familia de artistas que ya me han invitado a compartir su casa y taller. Estamos trabajando en un nuevo proyecto que integraremos en nuestras actividades de la red. Aquí es así, en cada lugar puedes encontrar un tesoro.
Entre todos y con estas iniciativas, como dije en algún comentario anterior, construimos ese para mí utópico Hotel (Global) de los Sentidos.
Amaya Espinoza, pintora y gerente de la red de Hoteles del Arte