Nostalgias propias

El alma se serena. Como el título de aquel infausto programa de Televisión Española -en VHF, que todavía vivía Franco-, el alma se serena cuando la nostalgia llama a tu puerta. Es lo que nos hace a algunos más humanos y más sentidos cuando alguien te toca el timbre para recordar que cualquier tiempo pasado fue mejor. ¡Ay del que no guarde memoria de lo vivido y no haya escrito un diario sobre lo soñado…

!Es lo que acaba de suceder conmigo al leer una entrevista publicada en la revista Viajar al ex ministro de Comercio y Turismo y actual presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez Navarro. En ella, quien fuera mi primer empleador recuerda los tiempos heroicos que vivimos quienes nos embarcamos en la aventura de divulgar la geografía, el turismo y los viajes a los españoles de la Transición.

Sí, lo confieso. Viajar fue mi primera casa. Así se explica todo lo que vino después: la crítica de hoteles en El País, los libros publicados por El País-Aguilar, el movimiento pionero de los Hoteles con Encanto, el experimento de Inicia en Internet que luego se transformó en Prisacom, la actual página de Notodohoteles.com y este humilde Foro de la Ruina.

Mucho ha llovido desde que un grupo de periodistas tan ilusionados como incautos nos aventuramos a escribir de viajes cuando nadie lo hacía. Pero habíamos leído aquellos fabulosos reportajes de la revista francesa Partir. Y éramos unos incondicionales del National Geographic. Algunos quedaron por el camino. Otros hemos seguido por derroteros insospechados, unos escribiendo sobre ecología y otros… ejem, de hoteles postineros.

Anoche cené con uno de aquellos colegas periodistas que engendramos la revista Viajar. El devenir de su profesión y un amor en el puerto de Valdivia le ha traído definitivamente a Chile, 25 años después de que protagonizáramos en este mismo país, por los canales de laa Patagonia, la primera gran aventura financiada por Javier Gómez Navarro para la revista Viajar, la primera expedición geográfica patrocinada por el Servicio Nacional de Turismo chileno (Sernatur), como me recordaba la semana pasada su promotora, Macarena Velasco, a quien vi por última vez en 1983.

Nostalgias de un tiempo feliz que nos dará nuevas alas para seguir siendo felices, por qué no, otros 25 años más.

Ésta es la entrevista de la que hablo:
Cómo nació Viajar, por Javier Gómez Navarro.

Gracias, amigo, por permitirme de nuevo viajar a través de los sueños.

Fernando Gallardo

3 Responses to “Nostalgias propias”

  1. Qué bueno y qué recíproco el artículo de «Nostalgias propias» de Fernando hacia todos sus seguidores de este foro y de mí en este caso, porque también he sentido nostalgia «ajena» al leer la entrevista a Javier Gómez Navarro treinta años después. Vuelvo a recordar la frase de «vivir no es ver pasar, sino volver» y qué cierto es que el alma se serena cuando la nostalgia llama a nuestra puerta. Siempre es gratificante y enriquecedor ver echar el pie al suelo a un personaje con la trayectoria de Javier, ni que decir tiene que la nostalgia forma parte del ser humano. Gracias Javier por «ser humano» y gracias Fernando por compartirlo con todos nosotros.

  2. Nostalgias propias…..
    ¿Estas seguro Fernando?, si claro que te son propias, pero leyendo el artículo de Javier, veo un gran teatro de operaciones donde hay muchos más actores. Seguro que cada uno de ellos tendrá sus nostalgias en la medida que las vivencias y aventuras siempre se han compartido con otros. La línea tangente es muy sútil en el ser humano y todo o casi todo se toca tangencialmente. Las experiencias de uno forman parte de las de otros.
    Otra cosa es tener la ocasión y el amor de sacar esa nostalgia del cajón o al abrir un cajón, el amor, el trabajo y el honor de hacerla conocer y compartirla de nuevo.
    Enhorabuena y no te salgas nunca por la tangente.

  3. El recuerdo de lo vivido una vez serenada el alma es lo que nos empuja a seguir deseando viajar por el mundo de los sueños. Espero que dentro de 25 años, como dice Fernando, podamos también gozar de aquellas «nostalgias propias» cuando «crecimos» gracias a una ruina habitada por un trovador de sueños.

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