Sí, leedme bien: está de moda estar de moda… Ahora todo es de diseño. Se vive con diseño. Se piensa en diseño. Se trabaja sobre el diseño.En el aire siempre queda una misma pregunta: ¿qué es el diseño? Etimológicamente, el término italiano disegno quiere hacer referencia al dibujo, al designio, signare, «lo que está por venir». Sí, lo hecho es la obra, lo por hacer es el proyecto, el acto de diseñar como prefiguración es el proceso previo en la búsqueda de una solución o conjunto de las mismas. El sustantivo «diseño» se refiere al plan final o proposición determinada fruto del proceso de diseñar (dibujo, proyecto, maqueta, plano o descripción técnica). Es el resultado de poner ese plan final en práctica (la imagen o el objeto producido).Lo queramos o no, el diseño se encuentra hasta en lo más ínfimo del ser humano. ¿Qué sería de la vida cotidiana sin un diseño apropiado para cada una de las cosas y objetos?Entonces por qué tanta perorata sobre este término si todo lo abarca y todo se encuentra a disposición del visor humano, se preguntan ya algunos. Pues parece que su banalización ha rebajado la calidad de la palabra inicialmente usada para describir al producto sensato de la creatividad humana. Ahora, el diseño se utiliza en los medios de comunicación como sinónimo de originalidad, estética y, sobre todo, de modernidad. Es diseño lo que huele a vanguardia. Y, sin embargo, con frecuencia se ignora la condición intrínseca del diseño que es su usabilidad.Sí, el ingenio es la bisutería del talento, dijo Oscar Wilde.Lo hemos propuesto estos días pasados en las Jornadas de Arquitectura de los Sentidos, en Valparaíso (Chile). No somos nosotros los que tenemos que entender el diseño. Es el diseño el que tiene que entendernos a nosotros.Si analizas la imagen, el sofá se adapta a nuestro cuerpo, no el cuerpo se adapta al sofá. ¿A que ahora nos entendemos?Fernando Gallardo