Hermanos de sueños

Sueños de hormigónEsto es lo que son todos los hoteleros, arquitectos y diseñadores -y algún que otro consultor turístico allende los mares- que durante esta última semana se han suscrito a este foro. El otro día comprobé la estadística, por aquello de saber cómo nos va en el recién nacido de Internet, y resultó que unos 600 profesionales de la cosa habían husmeado el olor de lo que aquí se está cociendo. Pues muy bien, ¿no?

Hoteleros, arquitectos, diseñadores y los tales consultores de la cosa han dejado aquí sus señas y participan en los debates de este foro porque, como ha escrito Carlos Tristancho, son -somos- unos hermanos de sueños. Tristancho es propietario, junto a su mujer Lucía Dominguín, del Monasterio de Rocamador. Y, más recientemente, del hotel La Comarcal, una verdadera experiencia de los sentidos en el pueblecito pacense de La Parra. Deberíamos todos ir en peregrinación, como hermanos de sueños, a saborear los guisos de abuela que se sirven en esa casa, o el jamón pata negra auténtico -como el que catamos en La Ruina Habitada- que pone Carlos sobre la mesa, o esparcirse por los suelos en los chill-outs privados que esperan a los amigos de los hermanos de sueños cuando hayan descubierto por qué Carlos y Lucía viven como viven, es decir, disfrutan de la vida, que es siempre un propósito más inteligente que el vivir por vivir.

Pues el hotelero Tristancho, antes cómico, director de cine, guionista, vividor, eterno chaval, amante de la Dominguín, compañero de la Dominguín, amigo de la Dominguín -qué envidia ser Carlos y Lucía al mismo tiempo- y ahora hermano de sueños nos ha escrito que a lo largo de su vida estos vínculos -la hermandad de sueños- se vuelven más poderosos que los de la sangre.

La Ruina Habitada le provocó un placer que lo ha empujado a la siguiente reflexión. Primero, que el orden material que nos axfisia nos convierte en plañideras a nosotros que nacimos soñadores. Dejemos, pues, de llorar y sigamos soñando, que esta revolucion sí que es nuestra. Segundo, que existen necesidades que los viajeros no saben que tienen, por lo que los hoteles del siglo XXI habrían de ser más conceptuales y menos decorativos. Y tercero que de todo esto nace un nuevo proyecto llamado Balnerario del Alma.

Vale, Carlos, ardemos todos en deseos de que nos cuentes aquí, exhaustivamente y con tranquilidad, en qué consiste vuestro proyecto -Lucía y tú, otra vez- de un balneario para la curación de nuestro bien más preciado. Pues si esta sociedad del bienestar ha invertido tanto dinero y tanto conocimiento para la salud física qué desperdicio no invertir lo mismo, o tanto más, en la salud del ánima.

Con el nihil obstat de la Iglesia o sin él.

Fernando Gallardo

5 Responses to “Hermanos de sueños”

  1. Qué gusto da en este verano desacelerado compartir «sueños» como «hermanos» y qué buena idea la peregrinación para conocer el ánima de Rocamador o La Comarcal, me da igual que me da lo mismo; la verdad es que siempre he tenido intención de darme una vuelta por la tierra vecina y sin embargo nunca he emprendido el camino. Además, siempre es interesante y gratificante, al menos para mi, conocer a un vividor.
    No estaría mal que nos conocieramos poco a poco todos los «hermanos» que deseamos seguir soñando.
    Me apetece dejar de nuevo otra frase para pensar: «la vida no se mide por el número de respiraciones que tomamos, sino por los momentos que nos dejan sin respiración».

  2. Cuando decidas dar el salto hacia tierras vecinas, avísame y tal vez podamos hacer una reunión de familia, ya sabéis que soy una «pequeña» viajera vocacional… Yo también voy a dejar una frase que creo viene al pelo: «El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños».
    Pues lo dicho, sigamos soñando y tendremos el futuro en nuestras manos ¿o quizá ya lo tenemos?

  3. Hoteleros, Consultores, Arquitectos, Diseñadores, Hedonistas, Soñadores… Apreciados hermanos, perdonad, pero hasta hoy, que he venido a Rocamador, no he visto vuestros escritos. En el campo donde vivo, de momento sólo habitamos cochinos, ovejas, cabras, alimañas y nosotros, además de inmensidad de pajarillos y pajarracos de todos los plumajes y pelajes. No conviven aún con nosotros la famosa cobertura, ni el no menos universalmente conocido Internet. Por eso, de cuando en cuando, me acerco aquí a lubricar este cordón comunicador que nos une con la esperanza de que, respirar, ya respiro mucho. A ver si, como dice Fernando Terán, alguien me quita por un instante la respiración. Este pensamiento, estimado Fernando, me recuerda a una letrilla de Caetano Veloso que se convirtió en el paisaje acústico más solicitado en infinidad de veladas amorosas inolvidables en la Formentera de los años 70. Aquella canción decía: “Navegar es preciso, vivir no es preciso”.

    Me invita mi hermano Fernando, “el gallardo”, a que con tranquilidad y exhaustivamente cuente aquí nuestro proyecto. A lo cual iré respondiendo por entregas:

    1º Soy más narrador que escritor. Me apasiona contar historias de viajes imposibles a los que tememos de la utopía. Soy un viajero empedernido e incansable de los territorios profundos y conozco a fondo su cartografía, sé interpretar los mapas del alma y por ello estoy empeñado en crear un espacio donde compartir estos conocimientos con otros experimentados viajeros o desde donde ayudar a abrir puertas a espíritus audaces.

    2º El Balneario del Alma tomará forma de hotel al revés. Hace no mucho tiempo hablamos de la “no recepción”, pues yo hago ahora el “Hotel al revés”. ¿Y qué es un hotel al revés? Pues uno donde para empezar no me escogen a mi los clientes; yo les escojo a ellos. Estratégicamente es la mejor manera de tener una lista de espera. Perdonad la arrogancia pero ya la tenemos sólo con el título.

    3º En este espacio construido con ideas en lugar de ladrillos ubicaremos físicamente, en lugar de la biblioteca, un Hospital de las Palabras…

    Bueno hermanos, de manera brusca y excitante tengo que dejaros, volveré. Para no abandonaros a vuestra suerte os daré también algo en lo que pensar: además de sueños, se refieren a vosotros como hermanos de locura, por lo que ahí va este regalito: “Un loco es el que lo ha perdido todo menos la razón” Manuel Pacheco (extraordinario poeta extremeño).

    PD. Por supuesto estamos abiertos a organizar algo especial en torno a la visita a nuestro Balneario del Alma cuando queráis y los que queráis. Lucía y Carlos.

  4. Muchas gracias, Carmen, por tu invitación. Mientras llega el momento de conocernos, nos escribiremos y estoy seguro de que nos regalaremos más perlas. A propósito de tu nombre, me viene a la memoria una canción de Lole (hija de La Negra y sevillana de casta) y Manuel que decía: «Carmelilla, la que va en el primer carro, dicen que anoche la luna la regaló un traje blanco y un gitano de aceituna». Si tienes oportunidad no dejes de escucharla. Si eres de mi quinta estoy seguro de que te gustará recordarla. Si no, quizás te gustará descubrirla.

  5. Gracias Fernando, la música me hace cosquillas ¿será por que Carmen significa canto?
    He estado unos días fuera y tengo que reconocer que después de leer lo que Carlos escribió, he pensado mucho y me he quedado con ganas de saber más. Todo lo que decís es sugerente: Balneario del alma, hospital de las palabras, hotel al revés … Gracias a conceptos como el de «no-hotel» aprendí a caminar por otros mundos. Ahora el concepto de lo que vosotros planteais «huele a fiesta». Por favor no espereis mucho a enviarnos la siguiente entrega. Tórridos besos (por aquello de que estos días «la caló» pega duro por Sevilla)

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